90. Cuando el amor no es suficiente.
Sergio Ramos esta preparando el desayuno cuando Alicia aparece gritando.
- ¡Buenos díaaas!
- ¿Qué haces despierta? – la mira con la puerta del frigorífico abierta.
- Desayunar contigo – se sienta en el taburete-, cierra la puerta.
- Hasta la tarde no tienes clase y deberías seguir durmiendo un poco más – saca la leche del microondas.
- No tengo sueño y hoy hago de niñera – se levanta a coger las galletas del armario.
- Para un día que puedes descansar y no lo haces
- Mi hermana me ha pedido si puedo cuidar a Paris hasta la hora de comer y le he dicho que sí - se vuelve a sentar en el mismo taburete.
- Mi hermana me ha pedido si puedo cuidar a Paris hasta la hora de comer y le he dicho que sí - se vuelve a sentar en el mismo taburete.
- ¿Y la guardería?
- Pues yo que se.
- ¿Qué te has guardado en el bolsillo? – se sienta junto a ella.
- Un sobre que he cogido del bolso.
- ¿De qué?
- Me lo dieron ayer en la uni y no lo había leído.
- ¿Y qué pone?
- Nada cosas de la uni.
- ¿Es algo malo? Estas seria – la mira.
- Estoy bien – le da un sorbo al vaso que contiene zumo.
- Dime que pone en la carta.
- ¿Estas seguro? – Lo mira seria.
- Sí – le devuelve la mirada preocupado.
Alicia saca del bolsillo derecho de la chaqueta el sobre y suavemente lo desliza, hacia Sergio, sobre la encimera.
- ¿Qué es?
- Léelo – le dice sin mirarlo a la cara.
Sergio lee a quien pertenece el sobre, mira a Alicia, que bebe zumo con la mirada perdida, traga saliva y saca el folio del sobre. Lo lee y rápidamente dice.
- Yo no, no quería – la mira – lo siento – termina tras captar su mirada.
- Sí querías.
- No.
- Sí Sergio, sí querías.
- No, lo único que quería era que no te fueras, no sin que por lo menos lo arreglara con el club y tener uno allí.
- ¿Qué? ¿Cómo? Espera – lo mira - ¿Estabas dispuesto a dejar España por mi?
- Sí.
- ¿Tu Familia? ¿Tus amigos? ¿Madrid? ¿El Real Madrid?
- Sí, sí, sí y mil veces sí – la agarra las manos-. Siento haberte estropeado la beca.
- Gracias – lo abraza fuerte.
- ¿Te fastidio una entrevista y me das las gracias? – dice estupefacto sin dejar de abrazarla.
- No sabía como hacer para que no me la concedieran sin parecer que quería tirar mi carrera por la borda.
- En el hospital estabas tan convencida y tan distante a mí…que sabía que si te ibas te perdía.
- No es solo eso, es todo. La carta, tú actitud, las llamadas…todo.
- No quería perderte y cuando te vi feliz en Las Rozas me di cuenta que tenia que hacer algo.
- No estaba feliz, llegué feliz y cuando Álvaro me dijo que estabas con Lara cambie mi actitud para no parecer débil.
- Tenía la sensación de que te dolía pero tu actitud era como si no hubiera pasado nada.
- Ese era el objetivo - sonríe y le da un beso en la boca.
- Menos mal – suspira sonriendo.
- Termina de desayunar y a entrenar.
- Y tú a dormir – le da un beso en la mejilla.
- Em…no – sonríe ella.
- ¿Vas a coger el coche?
- No, voy en bus, metro o taxi lo que pille primero.
- Te llevo y después del entreno te paso a buscar por casa de tu hermana y comemos juntos.
- ¿Cómo que la casa de mi hermana?
- Prácticamente la paga ella con su nuevo trabajo.
- Entonces ya no tengo casa, tendré que buscarme una.
- Que tonta eres, esta es tu casa. Voy a ponerte en el buzón – coge un bolígrafo de un cajón y sale corriendo con dirección a la entrada de la casa.
A los 5 minutos Sergio vuelve a entrar a la cocina y observa a Alicia desayunar tranquilamente.
- Podrías haberme avisado de que no me seguías.
- Dile a José que no te haga correr hoy – se ríe.
- Encima ríete – le tira una galleta.
- No tires la comida – le devuelve la galleta.
Mientras Alicia termina de arreglarse Sergio pasea a Odie y ponen rumbo al piso del centro de la ciudad. Mientras que Gonzalo, antes de ir al entrenamiento, pasa por casa de Male.
- ¿Por qué tardaste en abrir? – La observa irse a la habitación.
Al no recibir respuesta la sigue hasta la habitación donde se la encuentra tirada en la cama.
- ¿Te encuentras bien? – se sienta en la cama junto a ella.
- No sé, dímelo tú – sigue sin mirar a Gonzalo.
- ¿Qué te pasa? – posa su mano sobre la pierna cubierta por la manta.
- ¿De verdad no lo sabes? – voltea la cara para mirarlo.
- No.
- Pues no hay que irse muy lejos.
- ¿Estás así por lo que paso ayer? Es tu culpa, te fuiste sin decirme el por qué.
- ¿Mi culpa? Si me llega a pasar algo tú ni te enteras.
- No exageres.
- No exagero y no, no es por eso.
- ¿Entonces por qué? ¿Qué es lo que he hecho para que te pongas así?
- Déjalo ya, ¿vale? Estoy cansada y no quiero discutir.
- ¿De que estás cansada? Si no haces nada.
- Precisamente por eso - se levanta bruscamente de la cama para dirigirse al baño.
Gonzalo va a la cocina a esperar a que salga. Una vez sale, ya cambiada y con la chaqueta puesta, con una simple frase sale de casa.
- Ya que no te quieres curar y no me necesitas me voy a continuar con mi vida.
- Te llevo – dice metiéndose un trozo de croissant a la boca-. ¿Vas a la escuela? – sale tras ella.
- No, así que da igual.
- Da igual, te llevo.
- No hace falta, vete a entrenar – dice cabreada.
- Tengo tiempo, ¿adónde vas?
- A la escuela de arte.
- ¿A la que fuiste el otro día?
- Si.
Llegan al destino de Male y mientras sale del coche Gonzalo le dice que comerá en la ciudad deportiva, Male enfadada, pone rumbo a hacer sus cosas.
Los jugadores terminan el entrenamiento y un Di María empanado y sin nada que hacer intenta convencer a sus compañeros para que vayan a comer con él.
- Venga va tíos, ¿nadie quiere comer conmigo?
- No es que no queramos es que nos vamos con Sergio a comer por donde la universidad con Alicia.
- ¿Qué te has tomado Chori? – Dice Sergio saliendo de la ducha.
- ¡Ha sido idea del Pirata! – lo señala.
- Yo he quedado con Lari que no tiene clase y me ha pedido si podemos ir a visitar a Alicia y comer con ella y me imagino que tú comerás con ella – explica mirando a Sergio.
- Tranqui, tranqui – sonríe – por mi no hay problema.
- Perfecto – dice Raúl - ¿quién mas se apunta? – Mira al resto de sus compañeros.
- Ya si eso vamos con los del Castilla – ironiza Sergio.
- Hombre no, eso seria llamar mucho la atención.
Todo el vestuario se le queda mirando para continuamente tirarle lo que tienen a mano: toallas, camisetas, pantalones, los envases de los refrescos…
- ¡Eh! ¿Qué os he hecho para que me ataquéis así? – Los mira como si no hubiera pasado nada-. Yo ya estoy, ¿quién se viene a comer con estas dos parejas babosas?
- Anda vamos aguanta velas – le dice Esteban pasándole el brazo por los hombros.
- De aguanta velas nada – le amenaza con el dedo.
- Uh que no – se ríe Esteban.
- Parece que me va a tocar hacer de niñero – dice Sergio mirando como ambos salen del vestuario - ¿se viene alguien? – gira la cara hacia el resto de sus compañeros.
- Venga va, voy yo, no me apetece comer solo – dice Pedro.
- Venga va, voy yo, no me apetece comer solo – dice Pedro.
- Ángel vete con ellos, ¿no has dicho que no tenias nada que hacer? – le aconseja Xabi.
- No me apetece ir llamando la atención por la universidad pública.
- No vamos a comer cerca de la universidad – le aclara Sergio.
- A estas horas están todos muy estresados para fijarse en quien hay por el campus – añade Esteban desde la puerta-. Qué, arrancamos o segamos.
Sergio Ramos, Pedro León, Esteban Granero, Ángel Di María y Raúl Albiol salen rumbo a sus coches siendo observados por el resto de sus compañeros.
- ¿Quién llegará mañana despotricando del resto? – pregunta Cristiano.
- Apuesto a que Sergio – dice convencido Gonzalo.
- Yo tiro mas por Ángelito – dice Mesut muy convencido.
- Estoy con Mesut – ratifica Xabi – la que le ha caído.
- Pues yo tiro por el Chori – dice Karim.
- Yo tiro por el mismo lado que Pipita, seguro que Sergio acaba hasta las narices de todos – dice Pepe.
- A todo esto, Gonza, ¿tú no vas con ellos y con Male? – pregunta Marcelo.
- No, hoy como aquí. Me voy a quedar un rato en el gimnasio.
- Lo que tienes que hacer es reposo – le pide Iker poniéndose la chaqueta-. Bueno jóvenes, nos vemos mañana.
Esteban y Sergio tienen que ir a buscar a Larissa y Alicia, respectivamente, así que quedan dentro de una hora en el restaurante que hay dos calles mas atrás de la universidad.
Los últimos en llegar son Esteban y Larissa. Se saludan y a pesar de las quejas de Larissa y Alicia por el restaurante los cinco consiguen convencerlas.
Los chicos hacen lo habitual cada vez que desayunan, comen, meriendan o cenan juntos, el idiota. Larissa y Alicia entre Esteban y Sergio conversan mas tranquilas.
Al terminar de comer, por voluntad propia, deciden acompañar a Sergio y a Alicia hasta la universidad.
- ¿Estáis seguros? – Pregunta Sergio-. Vamos paseando – añade sin soltarle la mano a Alicia.
- Por mi no hay problema, no tengo nada que hacer – dice Raúl yendo al lado de Alicia y agarrándola de la mano libre.
- No soy una niña pequeña – ríe Alicia mirándolo y elevando el brazo sin soltar la mano de Raúl.
- Hay que llevarte a clase como los niños pequeños – la estira del brazo para que se ponga a andar.
- Si papi.
- He pues no te rías que de aquí soy el mas mayor.
- Al asilo – dice Ángel dándole una patada en el culo.
- ¿Chori me devuelves a mi chica? - dice Sergio mirándolos desde atrás.
- No.
- Anda vamos – dice Pedro pasándole el brazo por encima de los hombros.