jueves, 29 de diciembre de 2011

FIC LXXXVIII

 
88. Indiferencia.


Sergio y Alicia se terminan de arreglar y después de dejar a Paris en la guardería cantando, hablando y riendo ponen rumbo a la universidad.

    - No deberías ir a clase.
    - ¿Vas a ir tú por mi? Por que si es así me vuelvo a casa a dormir – dice en tono divertido.
    - Em... creo que eso te lo dejo a ti – le devuelve la sonrisa.
    - Ya estamos – dice apenado a la vez que aparca – te pasaré a buscar cuando acabes las clases.
    - Si puedes sí sino no pasa nada ya me cogeré el bus.
    - Claro que puedo tengo la tarde libre.
    - ¿Y la presentación del partido?
    - Es después del entrenamiento, luego tengo la comida con el equipo y ya libre toda la tarde.
    - Trabajas menos que la chaqueta de un guardia civil – se ríe.
    - Como si tú hicieras mucho.
    - Pues mira por lo menos hasta las 7 de la tarde no salgo de aquí y son las… - mira el reloj – las 8 de la mañana.
    - Ya lo sé tonta – se acerca a ella para besarla en la mejilla.
    - ¿Sabes? – Pasa sus brazos alrededor del cuello de Sergio-, no te he dicho lo guapo que estas.
    - No más que tú – la rodea con los brazos por la cintura.
    - Si voy normal.
    - Por eso lo digo estas preciosa como siempre – le da un beso en la boca.
    - No es por nada – le muerde el labio – pero la gente mira.
    - Si quieren les doy una foto – se ríe.
    - Que tonto eres – le da un beso en los labios-. Bueno, una que se va – dice a la vez que coge la carpeta y el bolso del asiento trasero.
    - Nooo, volvamos a casa y nos tumbamos en la cama, abrazaditos y tapados mientras vemos una peli – dice con ojitos a la vez que la abraza por la cintura otra vez.
    - Me gusta el plan pero mejor lo dejamos para por la noche
    - No hagas movimientos bruscos.
    - Cariño solo voy a clase no a descargar camiones – sonríe.
    - Esta bien pero os cuidáis  - coloca la mano izquierda en la tripa de Alicia – pequeña vigila que mami no se estrese mucho - dice con dirección el vientre.
    - Me encanta la dulzura con la que hablas cada vez que te diriges a….ella – le dice al oído con la mano izquierda rodeando su cuello y la mano derecha sobre su mano que aun esta sobre el vientre.
    - Venga que al final vas a llegar tarde – dice dándole un beso en la boca y sentándose bien en su asiento.
    - Nos vemos por la tarde – dice ella mirándolo – te quiero – le dice a la vez que le da un pequeño y dulce beso en la mejilla.
    - Recuerda que tienes que cambiar la dirección – la observa salir del coche.
    - Menos mal que te tengo a ti – lo mira – si no me lo recuerdas ni me acuerdo.
    - Lo sé, por eso lo he hecho – sonríe.
    - ¿Pongo la tuya o la mía? – dice con voz picarona y levantando las cejas.
    - La que quieras – se ríe.
    - Pues apúntame la mía que no me la se.
    - Que desastre eres a veces – dice mientras Alicia rompe un folio-. Trae – dice y sonríe a la vez que coge un bolígrafo de la guantera.
    -  Que haría yo sin ti – dice a la vez que le da un beso en la mejilla mientras Sergio escribe.
    - Anda, anda tira cabeza loca – le entrega el papel sonriente.

Alicia se dirige a su primera clase mientras que Sergio pone rumbo a la ciudad deportiva del Real Madrid. Es muy temprano y allí solo están el míster, el cuerpo tecnico y algún jugador más, después de cambiarse va al salón-cafetería a pasar el rato.

    - ¡Qué madrugador! – Dice Carvalho nada más verlo entrar.
    - Si te ve el míster creerá que esta soñando – dice Cristiano desde la mesa en la cual se esta preparando un café – a este momento hay que hacerle una foto – dice sacando el móvil del bolsillo.
    - No bromees – dice sentándose junto a Ricardo.
    - Va una foto – dice dejando la taza en la mesa – ven Ricky.
    - Yo no soy un chiquillo para esas cosas.
    - Si es solo una foto – poniéndose entre los dos – como si no te hubieran echo fotos.
    - Pero no la cuelgues en internet – se arrima a ellos.
    - Sacar la lengua.

Cristiano hace la foto, se sienta enfrente de Sergio y dice.

    - La voy a colgar por algún lado de por aquí como hace Esteban, así ven que Sergio sabe madrugar – se ríe.
    - Dejarlo ya que tengo sueño – dice apoyando la cabeza en la mesa.
    - ¿Cómo es que has madrugado? – pregunta Carvalho.
    - ¿No que tú no eres un chiquillo para esas cosas? – pregunta sonriente levantando la cabeza.
    - Para internet no para chismes.
    - ¡Ese es mi Ricky!
    - No hay nada de chisme – se incorpora y se apoya en el respaldo de la silla – he llevado a Paris a la guardería y a Alicia a la universidad.
    - ¡Oh! Que tierno – dice Cristiano.
    - Esta entrenando para cuando sea padre – ríe Carvalho.
    - Mira que te hago otra vez lo de las botellas – lo amenaza.
    - Hazlo.
    - No, que estoy madurando.
    - Cierto – dice Cristiano con la taza en el borde de los labios – que te has quitado los pendientes – continua después de darle un sorbo al café.
    - Que cabrón eres – contesta Sergio sonriendo.
    - Lo dijiste tú, no me he inventado nada – ríe.
    - Lo sé – le da un toque al culo de la taza para intentar que se le derrame el café encima.
    - Cabrón – dice limpiándose la cara.
    - Donde las dan las toman.
    - Si querías mancharme no lo has conseguido.
    - ¿Ya estáis peleando? – Dice Mourinho entrando.
    - No míster, solo estamos bromeando – dice Cristiano y Sergio a la vez.
    - Aprender un poco de Ricardo, mirar que tranquilo esta ahí en medio de los dos – dice desde la mesa donde esta colocado todo.
    - Porque él no es un chiquillo – ríe Sergio.
    - ¡Eah! – dice Cristiano chocándole la mano.
    - Sergio me alegro de verte tan temprano por aquí – dice a la vez que se sienta junto a ellos.

Sergio lo mira y asiente con la cabeza a la vez que sonríe.

    - Míster vete acostumbrado – dice Cristiano.
    - ¿Por qué?
    - Porque Alicia lo usara de chofer – explica sin dejar de reírse.
    - Eso no es cierto, hoy la he llevado porque no ha pasado buena noche.
    - ¿Cómo a quedado lo de la beca? – se interesa Mourinho.
    - Todo solucionado pero aún no sabe nada, no hemos podido hablar de ese asunto.
    - Que no se enfade contigo – le pone la mano sobre el hombro-. Cuando estéis todos vais a la sala – les pide levantándose.
    - ¿Toca charla larga? – pregunta Cristiano.
    - Depende como os portéis – dice desde la puerta dejando pasar a Mesut y Sami – hola chicos.
    - Hola míster – dicen ellos a la vez.
    - A las 10 cuando estéis todos os quiero en la sala – les vuelve a pedir.
    - ¿Otra charla larga? – pregunta Mesut cogiendo un café.
    - Si.
    - Creo que vamos a tener charlas largas hasta que ganemos a las ratas esas – dice Cristiano apretando el puño.
    - Entonces las charlas acabaran el lunes cuando los machaquemos en su casa – dice Mesut contagiado por la rabia de Cristiano a la vez que se sienta junto a ellos.
    - ¡Esa es la actitud! – dice Arbeloa desde la mesa.
    - ¿Cuándo has entrado? – Pregunta Mesut.
    - Después de vosotros, aún estaba el míster en la puerta.
    - Y ahora empiezan a entrar todos en avalancha – dice Cristiano ver entrar a Marcelo, Pepe, Karim y Esteban.
    - Noto un aroma que nunca esta aquí a estas horas – dice Marcelo-. ¿Quién ha cambiado de colonia?
    - Es Sergio – lo señala Carvalho.
    - Que está pero no está – dice Esteban pasando por detrás de él.
    - ¿Alguno sabe si el míster quiere que viaje Ali con nosotros a Barcelona?
    - No sé lo que tiene en mente el míster pero a mi no me importaría que venga – confiesa Marcelo.
    - No, no viajara con nosotros – dice levantándose muy serio.
    - ¿Qué bicho le ha picado? – pregunta Iker desde la puerta después de habérselo cruzado.
    - Ha sido nombrar a Alicia y ponerse así – explica Karim.
    - ¿Han vuelto a pelear? – hace Esteban la pregunta que todos piensan.
    - No, si estaba feliz de tenerla otra vez en casa – contesta Carvalho.
    - Ya hablo yo con él – se levanta Cristiano.
    - ¿Alguno ha visto a Gonzalo? – Pregunta Mesut a Kaká, Pedro y Canales que entran.
    - Iba al gimnasio con Fer – le responde Kaká.
    - Gracias – va hacia la puerta.
    - Que es donde tenéis que ir vosotros – le dice Aitor desde la puerta a Kaká y a Sami.
    - ¿No me puedo terminar el café? – le pide Sami.
    - No.
    - A pringar se ha dicho – les dice Álvaro.
    - No te rías mucho que en un rato vas tú – dice Aitor – tú y todos.
    - ¿Has encontrado a Gonzalo? - le pregunta Pedro a Mesut que vuelve a entrar.
    - Sí – contesta él sentándose en el miso lugar de antes.
    - ¿Entonces? – pregunta Álvaro.
    - Luego hablaremos.

Todos continúan hablando hasta que sea la hora de la charla y el entrenamiento.


En el día de hoy a Soledad le toca trabar en la ciudad deportiva y va en busca de la persona que será imagen de la fundación que esta bajo sus manos.

Después de buscar por toda la ciudad y no encontrar a quien busca se da por vencida hasta que recuerda la zona la cual no puede entrar nadie sin permiso.

Busca al máximo responsable de la primera plantilla, José Mourinho. De camino a la zona del primer equipo se encuentra con otro de los responsables junto a dos de los futbolistas,

    - Señor Karanka – los detiene.
    - ¿Sí?
    - ¿Sabe donde puedo encontrar a...?
    - Casi todos los jugadores están en la sala – señala hacia la puerta – si no esta quien buscas alguno lo sabrá.
    - Gracias.

Soledad sabe que en esa sala donde están los futbolistas puede encontrarse con Mesut pero tiene que seguir trabajando.

Con prudencia entra a la sala, disimuladamente busca a Mesut con la mirada. Lo ve tranquilo y riendo con sus compañeros.

    - ¿Necesitas algo? – pregunta Albiol sacándole del trance.
    - Eh…si perdón.
    - Nada – sonríe - ¿buscas a alguien?
    - A Sergio Ramos – dice sin quitar la vista de Mesut.
    - ¿Sabéis donde esta Sergio? – pregunta al resto de los chicos.
    - ¿A cual? – pregunta Mesut girando la cabeza y viendo a Soledad sin estremecerse.
    - Ramos.
    - Estará fuera con Cristiano – dice Carvalho.
    - Busca por la zona de los vestuarios – le aconseja Raúl.
    - Gracias – le sonríe.

Soledad echa un último vistazo al indiferente Mesut y se dirige a la zona de vestuarios, donde en la puerta, apoyado en la pared, encuentra a Sergio Ramos rodeado por Cristiano Ronaldo, José Mourinho y un hombre bajito y con poco pelo que no puede reconocer.

    - Ella nos pidió por favor si podía ir para hacer unas fotos para un trabajo de la universidad – dice el hombre bajito – y sabes que si un familiar de uno de vosotros, sea de la categoría que sea, necesita ayuda le ayudamos ¿por qué es de tú familia no?
    - Por supuesto – contesta Sergio rápidamente.
    - Si por mí fuera no iría – dice José
    - José sabes que no va a molestar a los chicos.
    - Lo sé Miguel pero no es eso lo que me preocupa si no lo que han contado Sergio y Cristiano.
    - No permitiremos que le hagan daño – jura Cristiano posando la mano sobre el hombro de su amigo.
    - ¿No hay otra opción? – Pregunta Sergio con cara de esperanza.
    - No. Se que no quieres que le pase nada y tú la conoces mejor que yo pero la conozco un poco de mi tiempo en el Real Zaragoza y si no dejas que haga ese viaje para hacer esas fotografías será peor.
    - Lo sé – dice volviendo la cara y  viendo a Soledad quieta mirándolos.
    - Perdón – dice ella acercándose – necesito hablar con Sergio Ramos para la fundación.
    - Ahora no va a ser posible tenemos que empezar a entrenar – dice José mirando al resto de la plantilla que se acerca hacia ellos–. Cuando acabe el entrenamiento es todo tuyo.
    - No va a poder ser tengo otro compromiso – dice Sergio mirando a Soledad.
    - ¿Es mas importante para ti tú novia que unos niños? – dice Soledad con rabia.
    - Por eso que me importan los niños que no tienen nada en esta vida no puedo hablar contigo después del entrenamiento.

Todos los presentes observan como Sergio pone rumbo a la sala.

    - Y sí – se vuelve – mi novia me importa más que tú.
    - No se lo tomes en cuenta – dice Cristiano mirando hacia donde se ha ido Sergio.
    - Lo único que quiero es trabajar.
    - Él también – dice Mesut pasando por al lado de ella.
    - Déjalos que son tontos – le dice Raúl colocándose a su lado.
    - ¿Si no jugáis hoy en que tiene que trabajar?
    - Tiene que hacer el acto del partido benéfico – contesta Álvaro.
    - ¿Por qué no me lo ha dicho?
    - La verdad que ni idea, esta raro.
    - Lo siento señorita Holopainen pero tenemos que trabajar – dice Mourinho-. Intente hablar con Sergio mañana o más tarde.
    - Gracias.
    - Vamos chicos – se dirige al resto de chicos que están detrás de ella.

Soledad observa como todos se dirigen a una sala y vuelve al despacho que le ofrecieron hasta que terminase.


Todos los jugadores de la primera plantilla de fútbol, incluidos los lesionados, escuchan la charla del míster antes de saltar al terreno verde a entrenar.

    - ¿Míster cuando les ganemos se acabara el tener tantas charlas?
    - Cristiano, charlas tendremos las mismas.
    - Pues quedan cuatro días para el partido y aquí estamos – dice Álvaro.
    - ¿Queréis ganar o no?
    - ¡Sí! – contestan todos al unísono.

Continúan con la charla y posteriormente, excepto los cuatro jugadores lesionados; Sami, Gonzalo, Fernando y Kaká, todos saltan al césped para seguir preparando el próximo partido.


Alicia termina las primeras clases y le toca una hora libre que quiere aprovechar para adelantar otros trabajos. En el momento en el que esta recogiendo sus cosas Mari Carmen le pide que no se marche.

    - Por si no lo recuerda yo no hago todas las clases.
    - Sí, pero esta clase es para todos. Calla, siéntate y escucha.

Alicia acata la orden de la profesora y sentada, de brazos cruzados, espera a que empiece la clase.

Mari Carmen explica que a partir de ahora un jueves de cada mes recibirán la visita de un periodista profesional.

Tras una gran charla a la que Alicia ha prestado mucha atención realizan un ejercicio el cual, por parejas, tienen que entrevistarse el uno al otro.

Llega la hora de comer y lo hace sin tiempo pero con calma, una vez terminado va a secretaria para cambiar la dirección.

    - Tome – le dice entregando la hoja donde a escrito su nueva dirección.
    - Todo lo que te envíen a partir de ahora te llegara allí - le contesta con una sonrisa.
    - Gracias – le devuelve la sonrisa-, ¿el decano esta?
    - Sabes que sin cita no se puede hablar con él a no ser de que te haya llamado.
    - Lo sé, pero tenía que recibir una llamada de London Metropolitan University y no la he recibido.
    - El decano no te puede atender pero iba a ir a buscarte para entregarte esta carta – se la entrega.
    - Gracias.

Alicia se mete la carta en el bolso y continúa con sus clases.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

FIC LXXXVII



Perdón por tardar un mes, como ya dije los problemas personales van antes. Espero no estar otro mes sin poder escribir y sin poder subir.

Pido mil disculpas y espero que sigáis disfrutando del fic.

 
 87. Una historia corta.


Uno enfrente del otro, entre esas cuatro paredes y con los labios a escasos centímetros. Rozándolos pero sin llegar a saborearlos.

Con la mano izquierda Mesut recorre la espalda de Soledad provocando un escalofrío por todo su cuerpo. La morena no quiere seguir, de un paso se echa para atrás e intenta huir de ahí pero una de esas cuatro paredes se lo impide. Apoyada en la pared observa como ese chico moreno da un paso hacia ella.

Lentamente Mesut se acerca a esa chica morena que tiene enfrente que lo mira con ojos de deseo y tras apoyar las manos en la pared comienza a besarla suavemente por el cuello. A pesar de ser empujado por Soledad y escuchando las palabras ‘No podemos hacer esto’ no deja de besarla el cuello.

Soledad sabe que no debe hacerlo e intenta hacer todo lo posible para separarse de él pero es inevitable. Esos labios sensuales recorriendo su cuello y el alcohol son superiores a ella.

Soledad entrelaza los dedos entre el cabello del chico moreno y presiona sus labios contra los suyos. Mesut responde agarrando a Soledad por la cintura y arrastrándola hasta la pared de enfrente.

El ascensor se para y tras un rato intentando abrir la puerta de casa de Soledad llegan hasta el salón, tiran las chaquetas y la ropa al suelo, acabando en el primer sitio que encuentran. La mesa.

    - ¿Ya no recuerdas más? – pregunta Soledad sentada en el sofá.
    - Ya no recuerdo más – dice Mesut sentado al lado suyo-. Lo que no entiendo es como acabamos en tú habitación – dice pensativo.
    - Creo que a eso puedo contestar yo.

Tumbada en el sofá observaba como te vestías y te encaminabas hacia la puerta. Tuve un impulso y sin pensarlo y sin saber que hacia, me encamine hacia ti pero ya estabas entrando al ascensor.

Te paraste y me miraste. Me diste tú chaqueta y me dijiste.

    - Entra en casa o ponte la chaqueta que te van a ver los vecinos.

Yo ni me puse la chaqueta ni entre en casa, solo te observa esperar el ascensor que se habían llevado.

Cuando apretaste el botón me acerque a ti. Tú me abrazaste por la cintura y me arrastraste hasta la pared. Nos empezamos a besar, yo te empecé a quitar la ropa y no sé como acabamos tocando el timbre del vecino cogimos la ropa que había en el suelo y entramos a mi casa.

    - ¿El final tengo que contártelo o conoces el proceso?
    - Lo conozco, lo conozco.
    - Bueno pues ahora que ya sabes lo que pasó puedes irte – dice cogiendo un libro de la mesa.
    - ¿Cómo? No vamos a…
    - A nada, adiós.
    - ¿Estás segura que quieres que me marche? – dice sosegadamente levantándose.
    - Ajá – dice sin mirarlo y sin quitar la vista del libro.
    - Muy bien – se aleja hacia la puerta.

Mesut se sube en su coche, pone música por poner y se pone a conducir sin rumbo fijo.

    - Para algunas chicas ser futbolista del Real Madrid, tener dinero y ser buena persona no es suficiente. Me intereso por dos chicas buenas y guapas y las dos prefieren al mismo chico. Vale, muy bien. Tendré que empezar a ser un chico de apariencia mala – empieza a decirse en voz alta.


Mesut cansado de conducir por la ciudad decide volver a casa, allí se encuentra a su padre. Cosa que no se esperaba.

    - Hola hijo.
    - Papá – dice sorprendido - ¿qué estas haciendo aquí?
    - He venido para ver como estas.
    - Estoy muy bien, no necesito que me vigiles todo el tiempo para eso esta aquí Mutlu, ¿no?
    - Eso no es cierto, esta aquí para que no estés solo.
    - Se cuidarme solo, ¿o es que has tenido alguna queja mía?
    - No.
    - Pues entonces no hacia falta que vinieras además ya estuviste hace poco.
    - Solo he venido porque tú madre estaba preocupada.
    - ¿Qué es lo que os ha dicho Mutlu?
    - Nada. Tú madre te notaba raro por teléfono y no se quedaba tranquila si no venia a verte.
    - Papá dime que es lo que os ha contado Mutlu.
    - No me convence que estés tanto tiempo solo.
    - ¿Otra vez? Ya soy mayorcito.
    - Es la primera vez que te vas a vivir fuera de Alemania y tienes 22 años.
    - Los suficientes para vivir solo y cuidarme SOLO – pone énfasis al pronunciar la última palabra.
    - Si estuvieras en el Barcelona estarías más vigilado.
    - Por favor papá – se ríe – no digas tonterías. Soy futbolista no un preso.

Mesut pasa por la concina para coger algo de beber y se sube a su habitación a mirar el correo y a dormir.



Alicia no se percata de que el lugar al cual han llegado no lo conoce hasta que bajan del coche.

    - ¿Qué hacemos aquí? Quiero ir a casa – dice apoyada en la puerta.
    - Está es tú casa – contesta él sacando la maleta del maletero.
    - Sergio no estoy para bromas – lo ve acercarse a ella.
    - No es una broma – le pasa la mano izquierda por la mejilla-. ¿Confías en mí?
    - Confió – lo mira a los ojos.

Sergio pasa su brazo por encima de los hombros de Alicia y se encaminan hacia un porche con dos portales de color azules, un par de tiendecitas a cada lado y un bar estilo retro en la esquina.

Entran a un portal elegante, con un gran espejo. En el ascensor ninguno de los dos dice nada. Están uno al lado del otro, agarrados de la mano.

Sergio mete una llave en la cerradura de la puerta marrón y deja que Alicia abra. Sin mucho entusiasmo gira la llave y sin sacarla se queda sorprendida.

    - Es vuestra casa – le susurra Sergio al oído.

Se encuentra en un largo pasillo de color gris metalizado que acaba en un gran ventanal tapado por una cortina blanca. Da un paso, y a su izquierda encuentra una pequeña barra, con cuatro banquetas rojas, que acaba en una columna de madera, la cual esconde una sencilla cocina con armarios de color negro con la encimera roja y una pequeña ventana y un frigorífico gris. Justo enfrente una puerta corredera del mismo color que la pared.

    - Eso es el baño – dice Sergio colocando su mano derecha en la cintura de Alicia para llevarla mas a dentro de la casa.

Pasan la puerta y a la derecha, Alicia, descubre una mesa rectangular de cristal blanco con cuatro sillas blancas. Detrás un puerta del mismo color que la anterior. Gris metalizado.

Alicia sigue recorriendo la habitación con la mirada y descubre un pequeño mueble blanco con una cristalera llena de copas, dos pequeñas estanterías con una televisión negra y grande apoyada en un mueble blanco. Justo delante de la televisión una mesita pequeña y blanca es rodeada por un sofá cheslong, también de color blanco, con cojines negros y grises. Detrás del sofá y empotrado a la pared una estantería blanca y vacía y al lado otra puerta corredera y gris metalizado.

    - Es un piso muy bonito – después de un breve silencio concluye - y acogedor.
    - Os he hecho la cama – dice Vanesa saliendo de la habitación de detrás de la mesa.
    - Gracias – dice Sergio abriendo la puerta de al lado de la estantería para dejar la maleta de Alicia.
    - ¿Y este piso? ¿Hubo algún problema con el otro? – pregunta Alicia abrazando a su hermana.
    - Eso que te lo explique Sergio – le señala mientras él sale de la habitación.
    - No me gustaba la zona – extiende la mano hacia Alicia.
    - Yo fui al piso que me dijo ella – señala a Vanesa por encima del hombro a la vez que se acerca a Sergio.
    - Vamos a ver tú habitación.
    - Nuestra – dice parándose en seco delante de Sergio -, pero antes me tenéis que explicar algo – mira a Vanesa de brazos cruzados.
    - Tengo que irme a dormir – dice ella yendo hacia la puerta del fondo.
    - Quieta ahí – dice sosegadamente haciendo que su hermana se detenga-. ¿Qué tengo que saber y no sé? ¿Cuál es el motivo por el que Puyol me ataco de esa forma?
    - Sentémonos – dice Vanesa sentándose en el sofá.

Alicia mira a Sergio y él asiente con la cabeza. Vanesa le explica lo mismo que le conto a Sergio y Sergio explica lo que Gerard le contó.

    - No me puedo creer que me hayas ocultado eso, y que me mintieras en lo de Paris.
    - No lo sabía nadie, hasta que me encontré con Gerard y Sergio me preguntó.
    - Lo que no entiendo es por qué me atacó Carles.
    - Tengo que hablar con él, pero me las pagará – termina con rabia.
    - Shh – sisea Alicia agarrando a Sergio por el mentón con la mano libre, la izquierda-. Tranquilízate – le da un corto beso en la mejilla.
    - Ali deberías irte a dormir, debes de estar cansada – le pide su hermana.
    - He dormido en el coche, no tengo sueño y tenemos que hablar.
    - Tú hermana tiene razón y tenéis mucho tiempo para hablar.
    - No tengo sueño.
    - Da igual, mañana tienes clase así que a dormir – señala Sergio la habitación.
    - Que mandón estas – se levanta rechistando-. ¿Dónde esta Manchita? – pregunta a la vez que abraza a su hermana.
    - En la otra casa.
    - ¿En la tuya?
    - Si – le da un abrazo a Vanesa.
    - Buenas noches chicos.

Alicia entra a su nueva habitación y tras encender la luz descubre una gran cama delante de ella echa con mantas celestes y con un cabecero blanco detrás, dos pequeñas mesillas del mismo tono a cada lado con dos pequeñas lamparitas. Justo enfrente de la cama, al lado de ella, posa la mano sobre un mueble con cajones blancos pegado a un escritorio esquinero con un pequeño flexo y una silla blanca debajo de la mesa. Justo encima del escritorio hay dos estanterías. Las paredes son una mezcla entre un color blanco y un azul celeste y una cortina celeste que esconde una pequeña ventana.

    - ¿Solo había muebles blancos? – bromea Alicia abrazando a Sergio por el cuello.
    - Sabía que querías una casa luminosa – la rodea por la cintura con los brazos-. No es una casa grande pero es un piso bonito.
    - Es perfecto – le besa en los labios – gracias.
    - Cerraos la puerta que no quiero ver como traes a mis sobrinos al mundo – dice Vanesa riendo desde la cocina.
    - Cotilla – dice Sergio estirando el brazo para cerrar la puerta.
    - Sabes que parte de ese armario es para ti, ¿verdad?
    - Aja – asiente con la cabeza – y parte del otro es para ti.
    - ¿Por qué lo has hecho?
    - Porque quiero que tengas tú espacio y no estés sola cuando yo este de viaje – la arrastra hasta la cama sin dejar de abrazarla-. Y porque te quiero, que es el motivo principal.
    - Han sido unos días muy duros tan lejos de ti.
    - Ya estamos juntos.
    - Hasta el domingo – lamenta Alicia.
    - No digas eso – Sergio pone los ojos en blanco-, aun estamos a miércoles.
    - Lo sé pero cinco días tan lejos de ti son muchos.
    - Tenemos toda una vida para estar juntos.
    - Siento romper este momento tan maravilloso, pero es de vida o muerte.
    - Tira a vomitar – dice apartándose de encima de Alicia.
    - No es eso – dice aún tumbada en la cama.
    - ¿Qué pasa?
    - Dime que hay comida – pone las manos en forma de oración y poniendo ojitos.
    - Si que la hay – se ríe a la vez que se levanta.
    - No te rías de mi – se queja subiéndose a su espalda.
    - Me río de cómo lo has pedido – la agarra las piernas para que no se caiga mientras anda hacia la cocina-. Podías andar tú sola que son dos pasos – dice sin perder la sonrisa.
    - Para que voy a dar dos pasos si lo puedes dar tú por mi – le hace una pedorreta en la mejilla tras terminar la frase.
    - ¿Qué es lo que quieres? – la deja encima de la barra.
    - Lo que sea – dice sin soltar las piernas de la cintura de Sergio.
    - Cariño si no me sueltas no puedo ir a la nevera.
    - Ya voy yo – dice ella volviéndose a colgar de su espalda para acabar en el suelo.
    - Que rara eres – dice él dándole un beso en la mejilla.

Alicia se prepara un sándwich con todo aquello que encuentra en el frigorífico que le gusta y bajo la mirada de Sergio y carantoñas se sienta en la banqueta a comérselo.


Son las 7 de la mañana y es la hora de que Alicia se despierte para ir a la universidad pero no se encuentra bien, Sergio intenta que se quede en la cama pero ella no quiere.

    - Te dije que no comieras tanto – entra en la habitación con una taza.
    - Tenia hambre – dice levantándose.
    - Túmbate – deja la taza en la mesilla.
    - Tengo clase.
    - Que te tumbes – hace aman de tumbarla en la cama.
    - Que no, que son cosas del embarazo – levantándose.
    - Tomate esto y vuelve a tumbarte.
    - Que es eso – fulmina la taza con la mirada.
    - Es una manzanilla, tómatela y túmbate.
    - No quiero, quiero leche.
    - Alicia – la agarra de la mano – tómatela.
    - ¿Si me la tomo me dejaras irme a la ducha y después a clase?
    - Si.
    - ¿Seguro? – lo mira a la vez que se sienta en la cama.
    - Si – le ofrece la taza.
    - Trae.
    - Te dejare ir si te encuentras bien – dice Sergio después de que Alicia se haya tomado la taza de manzanilla.
    - Que malo eres.
    - Tira a la ducha y según como estés después de desayunar decidiré si vas o no – termina la frase dándole un beso en la mejilla y una palmadita en el culo cuando se levanta.

Alicia y Sergio desayunan junto a Paris mientras Vanesa se ducha y se arregla.

    - Vamos enana – dice Vanesa dejando su bolso y una pequeña mochila en la barra.
    - ¿Adónde vais tan temprano? – Dice Alicia con un vaso de cola cao en la mano.
    - Me la llevo a la guardería sino yo llegare tarde.
    - ¿Quieres que la lleve yo? – Se ofrece Sergio.
    - ¿Lo harías? – lo mira.
     - Claro – sonríe – antes de ir a Valdebebas la llevo.
    - Muchas gracias – le da un beso en la frente a Paris – te quiero.
    - Adiós – dice Alicia antes de sacarle la lengua a Paris-. ¿Dónde va tan temprano?
    - A trabajar.
    - ¿A conseguido el trabajo que le dio Irina?
    - Lleva a prueba desde el lunes.
    - Muy bien, y no me cuenta nada.
    - No te enfades – le da un beso en la frente - voy a ducharme para llevaros a vuestras cárceles.
    - ¡Eh! No le digas eso que la vas a asustar – le da un golpe en el brazo-. No le hagas caso al tío Sergio que es tonto – le dice a Paris.
    - Lo sé – se ríe Paris.
    - Te he escuchado pequeñaja – grita Sergio desde el baño.
SönPL