domingo, 22 de julio de 2012

FIC CIII


103. Horizontes lejanos.

Sergio llega al coche y pone rumbo a la casa de La Moraleja, mientras que Cristiano intenta que Karim hable con su diosa, Sami y Mesut los observan desde una esquina.

-          ¿Qué te pasa? – pregunta Sami – desde que has entrado de hablar con Ali estas cabizbajo.
-          Nada, tonterías – lo mira con una tímida sonrisa.
-          ¿Habéis discutido?
-          Para nada.
-          Entonces dime que es lo que querías.
-          ¿Te queda mucho para tener ya tu casa? – dice con la mirada perdida en algún lugar de la gran sala.
-          Joder – dice en español-, que directo – concluye en alemán.
-          ¿Si o no?
-          Pues no lo sé, mañana te lo diré, ¿por qué?
-          Entonces sin prisa, nos vemos.
-          ¿Pero? Mesut – lo ve alejarse sin hacerle caso.
-          Luego nos vemos – se gira Mesut hacia su amigo.
-          Qué raro esta – le da un sorbo a la copa tras terminar la frase.

Sami sin saber donde se dirige su amigo va a encontrarse con el número 7 y 9 del equipo.

-          ¿Y Mesut? – pregunta Cristiano.
-          No sé, esta muy misterioso.
-          Últimamente mucho – afirma Cristiano.
-          ¿Y este como va? – señala Sami al número 9 del equipo.
-          Solo la mira.
-          ¿Qué chica es?
-          Aquella que esta junto a la puerta.
-          ¿La que sigue a los camareros?
-          Si.

Mesut esta en un lado de la sala riéndose de sus amigos. Le hace gracia que Cristiano y Sami intenten empujar a Karim para que se choque con la misteriosa chica. Cuando de repente, como un ángel, Soledad pasa por delante de ellos provocando que su sonrisa desaparezca de su cara.
Pasa por al lado de una de las mesas y coge una cigarro de un paquete que encuentra, lo enciende y sale.
Sentado en el banco observa la oscura noche sin poder divisar lo que hay bajo el cielo. Sin dejar de fumar piensa. Piensa en lo estúpido que es. Consigo mismo discute en su interior como si un ángel y un demonio estuvieran posados en sus hombros.

¿Cómo le pides matrimonio? Eres idiota. La besas y ahora le pides matrimonio, mal Mesut, mal. Ahora si que no te hablará más. La has cagado del todo.

-          Fumar es malo – dice una chica sentándose a su lado.
-          Habla la que no limpia los ceniceros de su casa – contesta sin dejar de mirar el horizonte.
-          No Mesut, no – se altera.
-          Sí Soledad, sí – gira la cabeza para mirarla – que lo vi cuando estuve en tu casa.
-          ¿Otra vez vamos a discutir?
-          Has sido tu, yo estaba aquí muy tranquilo – tira el cigarrillo al suelo para después pisarlo.
-          No somos niños de infancia para acusarnos el uno al otro.
-          Si no hubieras venido no te habría acusado de nada.
-          Te he visto mal y solo quería ver si te podía animar. No he venido con malas intenciones – dice sosegada y a la vez enfadada.

Al ver que Mesut sigue mirando la nada sin decir nada Soledad decide irse.

-          No puedes ayudarme – dice Mesut cuando nota que Soledad se levanta – al igual que yo no puedo ayudarte en tus problemas – concluye cuando ve que no avanza.
-          Te equivocas – se da media vuelta para mirarle – no puedes ayudarme en mis problemas porque no tengo ningún problema.
-          Si lo tienes – la mira.
-          Sergio no es ningún problema para mí.
-          ¿Quién ha nombrado a Sergio? – sonríe con ironía volviendo a mirar el horizonte.
-          Vale si – se vuelve a sentar junto a Mesut – me ha jodido verlos merodeando juntos por aquí.
-          Era una pregunta retorica – la mira muy serio.
-          Te lo he dicho porque tú sientes lo mismo.
-          Tú no sabes lo que siento o dejo de sentir.
-          Te he visto salir con Alicia y cuando has entrado parecías otra persona.
-          No es asunto tuyo, deja de meterte en mi vida.

Sin darle opción a responder Mesut se levanta y entra para preguntar como va Karim con la chica misteriosa y despedirse de sus amigos.


Alicia entra a clase un poco más tarde pero se levanta antes para llevar a su sobrina con su madre. Antes de despertar a Paris se da una ducha más larga de lo normal.
Bajo el agua templada que cae de “la alcachofa” de la ducha solo le viene a la mente una voz que dice dos palabras. Dos palabras que no quería escuchar en estos momentos. No de esa voz.

Una y otra vez. Una y otra vez retumban en su mente.
Cásate conmigo. Cásate conmigo.
No escucha nada más. Solo esa voz que lleva toda la noche atormentándola.

Al darse la vuelta Sergio nota con el brazo que Paris esta espatarrada en la cama ocupando el sitio de Alicia, al escucha el sonido del agua no se preocupa. Abre los ojos y extiende el brazo hacia la mesilla para coger el reloj. Las 7:28 marca.

Se coloca el pantalón y entra al baño.

-          Ali – abre la puerta de la ducha viendo que Alicia se da la vuelta para que el agua le caiga sobre la cara-. ¿Estás bien?
-          Si – lo mira esbozando una sonrisa.
-          ¿Por qué te levantas tan pronto? – le acerca la toalla al ver que se empieza a escurrir el pelo.
-          Como siempre, gracias- coge la toalla.
-          Hoy entras más tarde – la abraza – quédate un ratito más durmiendo – empieza a besarla por el cuello.
-          Tengo que llevar a Paris antes de ir a clase – dice abrazando a Sergio por el cuello.
-          Yo la llevo – la agarra del mentón – que tengo que hablar con Ness – la besa en los labios.
-          ¿Sobre? – aparta la cara para poder mirarle a los ojos.
-          Gerard -  empieza a desnudarse para meterse a la ducha.
-          Pensaba que desde el partido no os hablabais – lo mira, incrédula, meterse en la ducha.
-          Bueno si, pero me llamo hace un par de días.
-          ¿Y qué tienes que hablar con mi hermana de Piqué? – se enrolla el pelo en una toalla.
-          De la niña – asoma la cabeza y ve a Alicia quitarse la toalla y ponerse la ropa interior.
-          Espero que el capullo ese no separe a mi hermana de su hija.
-          Eso quiero evitar.

Sergio, sin dejar de sonreír, observa a su novia, seria se cepilla y se seca el pelo. Al mirarla a los ojos descubre si está bien o mal. Si le preocupa algo. Y sabe que hoy por la mañana se ha despertado con una preocupación en la cabeza pero que no consigue averiguar cual es.

-          ¿Qué miras? – pregunta Alicia mirándolo sonriente a la vez que enrolla el cable del secador.
-          Lo guapa que eres – le devuelve la sonrisa.
-          Cuida cuando salgas – se acerca a él.
-          ¿Por? – recibe el beso que Alicia le da.
-          Esta el suelo lleno de babas e igual te resbalas – le da otro beso.
-          ¿Tuyas o mías? – posa sus manos sobre las mejillas de Alicia.
-          ¡Qué me mojas! – grita sin dejar de sonreír.
-          Metete conmigo – la acerca hacia él sin dejar de besarla.
-          No que ya estoy seca – le quita las manos-, mañana – le besa.

Alicia sale del baño, se viste, despierta y viste a Paris y baja a preparar el desayuno. Los tres junto a Odie y Manchita desayunan en la cocina.


En el segundo día libre de los cuatro que le han dado e Iker lo aprovecha para acompañar a su novia Sara al trabajo. Tras dejarla en las instalaciones del canal de televisión en el que trabaja intenta ponerse en contacto con la arquitecta que trabaja en su casa.

-          Me ha costado ponerme en contacto con usted.
-          Sí, lo sé, estaba en el avión.
-          Gracias por devolverme la llamada.
-          No pienso dejar escapar un cliente tan VIP – sonríe.
-          Debe de estar acostumbrada a clientes VIP.
-          No tanto como usted.
-          ¿Y Cristiano?
-          Aunque pague él ya es un amigo.
-          Ah bueno – sonríe Iker.

Adriana atenta a las indicaciones de Iker apunta todo lo que le dice para posteriormente trabajar en ellas y decidir cuáles son las mejores opciones siempre bajo la atenta mirada del portero del Real Madrid.

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