114. Días de calvario.
Cuando Mesut confiesa
el problema, que de la noche a la mañana se le echó encima sus tres amigos se
quedan estupefactos sin saber que decir.
- No me puedo creer que
te obliguen a casarte por haberla dejado embarazada – exclama Sergio.
-
Si por lo menos la
quisiera como os queréis vosotros y fuera igual de deseado que el vuestro –
mira
a Alicia y Sergio - no me importaría.
-
Hombre… deseado,
deseado tampoco – admite Alicia.
-
Pero os queréis y
tampoco os obligan a casaros.
-
Algo podrás hacer.
-
Ojalá – mira a su
amigo Sergio.
-
¿De cuánto está? –
pregunta Gonzalo-. Igual nacen a la vez – bromea señalando a Alicia.
-
Casi un mes, ¿tú? –
mira a Alicia.
-
Casi tres – sonríe
acariciándose la barriga.
-
Pero a ver, ¿seguro
que es tuyo?- Pone en duda Gonzalo.
-
Gonzalo… - lo mira
Alicia.
-
Sí, nos hemos acostado
– lo mira Mesut-. Es eso lo que quieres saber, ¿no?
-
¿Pero los días
coinciden? – insiste.
-
¿Por qué este
interrogatorio Pipita? – cuestiona Sergio.
-
Lo siento amigo –
coloca la mano sobre el hombre de Mesut-, pero no me fío de Eylem. Hay
algo
raro en ella.
-
Pues no sé el que –
dice Mesut.
-
Ni yo amigo ni yo,
pero lo averiguaremos.
-
¿Y cómo lo pensáis
averiguar? – pregunta Sergio.
-
Tú – exclama Gonzalo
mirando a Alicia-. Tú puedes ayudarle.
-
No, yo no. Deja de
mirarme – mira a Gonzalo.
-
Sí puedes y vas a
hacerlo.
-
No, ¿cómo?
-
Averigua.
-
Míralo, qué fácil lo
dice – dice volviendo la cabeza hacia su novio.
-
Sí por favor – pide
Mesut entusiasmado.
-
¿Habéis olvidado que
estudio periodismo y no criminología?
-
Pero los periodistas
también investigan – apunta Gonzalo.
-
No todos – ríe Sergio.
-
Pero no sé cómo.
Cuenta los días, averigua si hay formas de hacer una prueba de paternidad
antes
de que nazca, yo que se – se apoya en el pecho de Sergio-. Dejadme en paz.
-
Por favor – suplican
Mesut y Gonzalo a la vez.
-
Ali, venga que no te
cuesta nada ayudarle.
-
Está bien.
-
Eso sí, como empiece a
estresarse lo dejara – advierte Sergio.
Días de calvario para
Mesut. Las llamadas de Soledad no cesan y las quejas de Eylem se unen a la
presión de su familia con los preparativos de una boda que no desea celebrar.
Su hermano, sus amigos
y los entrenamientos y partidos es lo único que consigue que deje de pensar en
los malos momentos que rodean su vida.
- Hoy no le sale esa
sonrisa que le sale siempre que jugamos fuera – le susurra Gonzalo a Sergio
preocupado por su amigo.
-
Ayer no estaba tan
tristón – lo observa remover el café.
-
Háblale – le da un
codazo.
-
Ni que fuera la
primera vez que hablas con el – le mira Sergio alucinado.
-
Venga – le da otro
codazo.
-
Mesut vas a marear el
café – dice Arbeloa sonriendo.
-
No me di cuenta – mira
a Arbeloa dejando la cucharilla en el plato.
-
¿Estás bien? – le
susurra Sergio.
-
Un mes – le devuelve
el susurro-. Hoy hace un mes – repite con la mirada perdida.
-
Chungo – dice Gonzalo.
-
¿De qué habláis? – se
interesa Marcelo.
-
De nada – contesta
Gonzalo.
-
Muy misteriosos estáis
últimamente – dice Cristiano.
-
Yo ya me di por
vencido – admite Arbeloa mirando al portugués.
-
¿Nos cuentas? –
susurra Gonzalo.
-
Ya lo ha dicho – lo
mira Sergio.
-
Ya nos vamos – dice
Arbeloa levantándose-, podéis hablar tranquilos.
-
No hay nada de qué
hablar – dice Mesut levantándose y saliendo junto a Álvaro.
-
Está mal – dice
Sergio.
-
Ali tiene que hacer algo
ya – mira Gonzalo al número 4 del equipo.
-
¿Hoy es 29?
-
Sí, ¿qué tiene que ver
el día?
-
¿Dónde estaba Mesut
hace un mes?
-
Vaya pregunta, tirándose
a la boluda ésta.
-
No burro. Recuerda.
-
29 de hace un mes –
piensa-. ¡NO! – grita.
-
¡SÍ!
-
Hay que decírselo.
-
Sergio al autobús – le
pide Karanka.
-
Mierda. Ya voy.
-
Deciselo en Pamplona.
Suerte amigo – le da un abrazo.
-
Cuando hable con él te
cuento.
- Tío pareces un bicho
raro – dice Arbeloa – con esa sonrisa todo el tiempo. Ojala pudiera volver ya
a
casa.
-
Es mi único consuelo,
cada día mi casa es peor que el infierno.
-
El día menos pensado
todo cambiara – le da ánimos Marcelo.
-
Y ese día pronto
llegara – dice Sergio con una sonrisa en el rostro.
-
¿Qué me ocultas? –
mira Mesut al segundo capitán del equipo.
-
Ya empiezan – se queja
Cristiano.
-
Luego hablamos.
El internacional
alemán no puede conciliar el sueño y dormir siesta por las palabras que Sergio
ha dicho durante el desayuno. No deja de darle vueltas a la cabeza e intentar
descifrar la frase, pero no puede. Antes de salir de de su habitación y entrar
a la del internacional español lo llama al móvil para asegurarse de que está
despierto-. Bien- piensa-. Comunica, eso
quiere decir que habla con Alicia-.
Sale de su habitación
y se dirige a la de su amigo. Tras un suave -
¿Sergio?- y la aceptación del defensa entra.
-
-
Hablamos luego cariño.
-
Sabía que hablabas con
Ali - dice Mesut sentándose en el sillón.
-
¿Qué quieres?
-
Que me cuentes que me
ocultas.
-
Puede que no sea tuyo.
-
¿Cómo has llegado a
esa conclusión tan estúpida?
- No sé qué día os
acostasteis pero el 29 no, estabas con Ali y Gonzalo en mi partido. Eylem
estaba en Turquía.
-
¡No es mi hijo! –
balbucea Mesut-. ¡No es mi hijo! – exclama con una gran alegría.
-
Ahora puedes ponerle
los puntos sobre las íes a Eylem.
-
No, todavía no. Tengo
que asegurarme de que no es mío y averiguar por qué lo hace. Ali
tiene que
ayudarme – lo mira.
-
No, Mesut no. Ahora es
más complicado y Ali no está bien. Contrata un detective.
-
Tiene que quedar en
privado, por favor.
-
Si ella te quiere
ayudar no me opondré a menos de que empeore.
-
Gracias amigo – le da
un abrazo.
Osasuna
salta al césped con una marcha de más. Presionando por todo el campo a los
jugadores del Real Madrid, no dejan ni respirar a los de Mourinho. Con un
despliegue físico descomunal los de Camacho hacen que los blancos no se sientan
cómodos en ningún momento. Pandiani puede hacer el primero para los locales,
pero su remate de cabeza se marcha por encima de la meta de Casillas.
La mejor ocasión para el Real Madrid la tiene Benzema en el 34’ de juego, pero
su lanzamiento lo desvía a córner Ricardo en una gran intervención. En los
últimos instantes de la primera mitad, Osasuna baja la presión y los
madridistas comienzan a combinar mejor y a crear más peligro. Cristiano
tiene el 0-1 en el 41’ pero su remate se estrella en Ricardo. Así se llega al
descanso.
La segunda mitad comienza con las mismas señales. Osasuna apretando mucho y muy arriba al Real Madrid. Los locales, apoyados por su público, se van creciendo sobre el césped a medida que pasan los minutos y ven que los goles del equipo blanco no llegan. En el minuto 62’ llega el tanto de Osasuna. Aranda, soberbio toda la noche, mete un pase entre líneas a Camuñas para que éste bata a Casillas con suspense ya que el balón pega en el palo antes de entrar. 1-0 y el Real Madrid tiene media hora por delante para darle la vuelta.
Mourinho reacciona con rapidez y mueve el banquillo con un triple cambio. Mete de una tacada a Kaká, Xabi Alonso y al debutante Adebayor. A partir de ahí, sólo hay un dominador sobre el césped. El Real Madrid acumula pelota y ocasiones pero no hay fortuna. Osasuna, pertrechado en su campo, lo fía todo a una contra. Benzema tiene el empate en su cabeza, pero el balón se marcha alto. Es el 73’ y el asedio continuo. Lo intenta Adebayor, también de cabeza, pero su remate forzado lo detiene Ricardo sin apuros. Los minutos pasan y el empate no llega. Al final, 1-0 para Osasuna y una derrota injusta para un Real Madrid que no merece marcharse de vacío de Pamplona.
La segunda mitad comienza con las mismas señales. Osasuna apretando mucho y muy arriba al Real Madrid. Los locales, apoyados por su público, se van creciendo sobre el césped a medida que pasan los minutos y ven que los goles del equipo blanco no llegan. En el minuto 62’ llega el tanto de Osasuna. Aranda, soberbio toda la noche, mete un pase entre líneas a Camuñas para que éste bata a Casillas con suspense ya que el balón pega en el palo antes de entrar. 1-0 y el Real Madrid tiene media hora por delante para darle la vuelta.
Mourinho reacciona con rapidez y mueve el banquillo con un triple cambio. Mete de una tacada a Kaká, Xabi Alonso y al debutante Adebayor. A partir de ahí, sólo hay un dominador sobre el césped. El Real Madrid acumula pelota y ocasiones pero no hay fortuna. Osasuna, pertrechado en su campo, lo fía todo a una contra. Benzema tiene el empate en su cabeza, pero el balón se marcha alto. Es el 73’ y el asedio continuo. Lo intenta Adebayor, también de cabeza, pero su remate forzado lo detiene Ricardo sin apuros. Los minutos pasan y el empate no llega. Al final, 1-0 para Osasuna y una derrota injusta para un Real Madrid que no merece marcharse de vacío de Pamplona.
Antes
de que los jugadores del Real Madrid sean aislados en el hotel MiraSierra
Suites el día anterior a jugar el partido que les enfrentara al Sevilla en la
vuelta de semifinal de la Copa del Rey Sergio, Gonzalo y Mesut esperan en una
cafetería a que Alicia termine sus clases.
Mientras
Gonzalo y Mesut hablan Sergio observa por la cristalera como Alicia habla y se
ríe con sus amigas Macarena y Nicole.
-
-
Ya
esta atontado – dice Gonzalo zarandeando a Sergio.
-
Deja
de mirarla que vas a gastarla – le pide Mesut.
-
¡Anda
si están con Angelito! – dice Sergio mirando por la cristalera.
-
Pero
mirá que boluda es Ali, la que le lio en 2 minutos.
-
Seguro
que lo ha hecho por algo. Y tampoco es que haya una avalancha de fans –
defiende Sergio a su novia.
-
El
amor es ciego – se ríe Mesut.
-
Ya
veréis como tiene alguna razón.
Después
de cinco minutos de espera a través de la cristalera Macarena agitando el brazo
se despide de los tres y Alicia entra en
la cafetería. Con un tímido beso en la mejilla de Sergio y dos a Gonzalo y
otros dos a Mesut los saluda.
-
¿Por
qué no entra Mac? – pregunta Sergio.
-
Ha
quedado.
-
Boluda,
¿qué le armaste a Dima ahí fuera? Sos mala.
-
¿Mala
yo? Malo él que no ha querido entrar a saludaros. Ha dicho que prefiere pasar
estas
horas con Nic que con vosotros, que sois muy pesados y bastante os
aguanta todos los días.
-
Entonces
hiciste bien – le guiña Gonzalo un ojo.
-
Boludo
– le da un golpe en la cabeza.
-
Si
ya empiezan así no quiero imaginarme como acabaran – se tapa Sergio la cara con
las
manos.
-
Nos
cuidaremos el uno al otro – promete Alicia dándole un beso en la mejilla a
Sergio.
-
Eso
mi a mor – sonríe Gonzalo dándole también un beso en la otra mejilla.
Antes
de que Mesut y Sergio pongan rumbo al estadio Santiago Bernabéu para estar con
el resto del equipo y prepararse para jugar el próximo partido el alemán quiere
saber cómo lleva Alicia el tema tan personal que dejo en sus manos.
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