viernes, 27 de abril de 2012

FIC XCVIII

  98. No es el fin del mundo.
 
                                                                              
Hoy Soledad no tiene trabajo en Valdebebas y por lo tanto decide no ir. Por suerte estos 3 últimos días no se ha cruzado con nadie del primer equipo y ha podido trabajar tranquila.
La última vez que habló con jugadores no fueron conversaciones demasiado agradables y no quiere que se vuelva a repetir.

Llamada tras llamada trabaja para que dentro de 2 semanas todo salga perfecto. Trabaja sin parar en el trabajo que posiblemente sea el mejor de su carrera.

El que engordara el currículo.

Al mirar el correo un email le llama la atención.

-   No puede ser – dice mirando un pequeño calendario que tiene encima de la mesa-. No. Cálmate y vuélvelo a leer.

Estimada Soledad.

La presentación esta prevista el viernes 17 de este mes pero por problemas ajenos a nosotros tenemos que adelantarlo al domingo 5.
Confiamos en su profesionalidad y seguro que el domingo esta todo perfecto.
Sentimos avisarla con tan poco tiempo.

Un cordial saludo.
Director Relaciones Institucionales.

-   ¿Cómo que este domingo? ¡Si quedan 4 días! – dice tras releer el email -¡¿Y me avisan ahora?!

Busca en la agenda el número de la institución para la cual esta trabajando y después de meditar unos segundos marca el número.

-   Donde me he metido – afirma mientras suenan los tonos – a que no me…
-   Buenos días, ¿dígame?
-   Deseo hablar con el Director de Relaciones Institucionales.
-   El señor Butragueño no se encuentra en estos momentos.
-   Soy Soledad Holopainen y es urgente que hable con él.
-   Señorita Holopainen, el señor Butragueño esta esperando su llamado.
-   ¿Dónde puedo contactar con él?
-   Apunte.

Soledad coge una gran bocanada de aire y marca el número que la amable señorita le ha facilitado.

-   ¿Quién es?
-   Señor Butragueño, ¿es usted el Director de Relaciones Institucionales del Real Madrid?
-   Sí soy yo, ¿quién habla?
-   Soy Soledad Holopainen.
-   Señorita Holopainen que alegría su llamada. Creía que tras el email no quería seguir con el proyecto.
-   Precisamente acabo de leerlo.
-   ¿Cómo que acaba de leerlo?
-   Sí, hace unos minutos. ¿Cómo no me avisan antes? Solo quedan 4 días.
-   No. Se equivoca. El email fue enviado el viernes pasado.
-   ¿Esta seguro? Un email llega al instante y es raro que tarde una semana en llegar.
-   ¿No será que no lo vio?
-   Señor Butragueño abro todos los días el correo y no una sola vez.
-   Averiguare que ha pasado, pero por favor dígame si va a continuar.
-   Claro que voy a seguir, soy una profesional.
-   Gracias y disculpe las molestias.

Soledad se quedan en shock, este email le ha trastocado sus planes y ahora tiene que hacer todo rápido y perfecto.

Tras volver a hacer las mismas llamadas con las que empezó el día y comunicarles los nuevos contratiempos nadie le pone ninguna pega. Excepto el catering.

Como una loca se pone a buscar por todos lados, internet, periódicos y revistas sin tener suerte. Cuando entre todos los papeles aparece la tarjeta de ‘La olla de barrol’.

-   Catering ‘La olla de barrol’, ¿qué desea?
-   ¿Beht Alcántara por favor?
-   Soy yo.
-   Soy Soledad Holopainen, ¿me recuerda?
-   Sí, la recuerdo. Y bien, ¿ya se ha decidió a utilizar nuestros servicios?
-   Solo si estáis dispuestos a trabajar en domingo.
-   ¿Qué domingo?
-   Este.
-   ¿Este?
-   Sí y, lo quiero, lo necesito todo fresco.
-   ¿Esta dudando de nuestra profesionalidad?
-   No, solo le aviso que tiene que estar fresco.
-   Nosotros solo utilizamos productos frescos y de calidad.
-   De acuerdo, ¿acepta o no?
-   Depende las condiciones.
-   ¿Nos vemos ahora y hablamos?
-   Perfecto la espero.

Soledad sabe que lo tiene controlado. Sabe que es una empresa pequeña y que no va a negar una oferta así.


A pesar de haber estado juntos durante la semana el ambiente en el vestuario sigue siendo tenso.

El 5-0 en casa del enemigo hace mucho daño y nadie consigue decir las palabras adecuadas para conseguir pasar página.

Ni los capitanes, ni los veteranos, ni Xabi Alonso, que es el jugador que lleva el peso del equipo en el terreno de juego. Sus palabras no hacen efecto. No animan al resto de la plantilla.

Mientras se cambia Mesut observa a sus compañeros cambiarse cabizbajos.

Quiere decir algo pero sabe que es difícil porque es un recién llegado y el español no lo habla bien.

-   Animaos no es el fin del mundo – dice sin ni siquiera pensarlo.
-   Al fin alguien positivo – dice Gonzalo.
-   Hablo en serio. Solo es un partido.
-   No es un partido, ES EL PARTIDO – interrumpe Pepe resaltando las tres ultimas palabras.
-   Pero no el último, jugaremos más y serán diferentes, muy diferentes. Dentro de 2 días jugamos contra el Valencia y no podemos jugar ese partido en nuestra casa y con nuestra afición pensando en el Barcelona.
-   Hemos perdido la liga – dice Marcelo.
-   Acabamos de empezar, queda mucha liga. Antes del partido me avisaron de que no iba a ser fácil – mira a Ramos – y no le hice caso. Ahora nos toca levantar la cabeza y sacar la casta para seguir sumando, algún día pincharan ellos.
-   No lo harán – dice Arbeloa.
-   Quien no tiene que perder somos nosotros y meterles presión.
-   Con la ayuda arbitral que tienen nunca perderán – insiste Pepe.
-   Chicos Mesut tiene razón – le apoya Sergio-. Tenemos que seguir peleando y ahora más que nunca tenemos que estar unidos.
-   Tenemos que ser más que compañeros de equipo – añade Xabi Alonso. 
-   Tenemos que ser una familia – concluye Cristiano.

Y tras la frase del ’7’ del equipo todo el vestuario se funde en un gran abrazo.

Una llamada a la puerta y un grito de  - todos al campo - rompe el abrazo pero no las sonrisas.

-   Que labia tienes – le dice Kaká a Mesut cuando se disponen a salir del vestuario.

Con un rostro serio pero feliz por dentro los jugadores del primer equipo del Real Madrid preparan el choque que tienen contra el Valencia en el Santiago Bernabéu.


Male esta sentada en el centro de una de las aulas de su escuela.

Pensando. Recordando esos momentos. Esos pocos momentos que fueron muy intensos.

Por alguna razón que todavía no ha descubierto y que no tiene que ver con su lesión, Gonzalo no es el mismo. Esta diferente. Algo ronda por su cabeza que le hace estar distante con ella.

En los momentos en los que no quiere pensar y su mente es lo único que hace solo puede bailar.

Bailando despeja la mente. Solo hay música.

1, 2 y 3 horas bailando…
Sin cansarse… Sin pensar….

La música deja de sonar y su cuerpo deja de bailar. Volviendo a su mente esos pensamientos que quiere evitar.

Rápidamente baja a recepción a por un bolígrafo y folios. Vuelve a la sala y justo en medio se sienta. Se sienta a escribir todo lo que le sale del alma.

Tachón tras tachón. Infinidad de folios arrugados termina de escribir.

Coge sus cosas y pone rumbo al coche para entregarle la carta al destinatario.

Dentro del coche y ya conduciendo su mente piensa y decide que no puede entregarle la carta. No es el momento. No hasta descubrir cual es la razón de su actitud.

Male coge el móvil y marca el número de la única persona que puede ayudarla.

-   Por favor Ali necesito verte.
-   ¿Tan urgente es?
-   Sí. Si quieres te llevo allí.
-   Llamo a Sergio y se lo digo. Estoy en el bar que nos conocimos.
-   En 10 minutos estoy allí.

Male cambia de dirección y pone rumbo hacia el lugar donde empezó su amistad con Alicia.

Por otro lado Alicia se disculpa una y mil veces con su amiga Macarena.

-   De verdad Ali no te preocupes. Nos vemos mañana y continuamos hablando.
-   Me sabe mal porque tu también lo estas pasando mal.
-   No te creas.
-   ¿Segura?
-   Puedo esperar y por lo que has dicho esa chica no.
-   Lo esta pasando mal por Gonzalo y nadie sabe el motivo.
-   No me cuentes nada, no hace falta.
-   Si necesitas algo me llamas.

Se funden en un abrazo y cuando Alicia divisa a Male por la cristalera de la cafetería sale.

De camino al local en el que se encuentra Sergio ultimando algunos detalles en los que debe participar como padrino de la fundación Male le cuenta a Alicia los motivos por la que la ha citado a última hora.

-   ¿Cómo que te vas? No puedes irte sin saber por qué estáis así.
-   Es lo mejor.
-   No.
-   Tú lo hiciste – la mira de reojo.
-   Yo sabia los motivos, tu no.
-   Así los sabré.
-   ¿Tan segura estas de que yéndote vas a descubrir que le pasa?
-   No, y ahí entras tú.
-   ¿En que lío me vas a meter?
-   En ninguno. Solo me voy unos días y que vuelva depende de Gonzalo.
-   ¿Qué tramas?
-   Saca un sobre que hay en el bolso – le señala el bolso que esta encima de la guantera.
-   ¿Cuál? – rebusca en el bolso.
-   El único que hay – la mira.
-   Guapa, aquí hay 3 – se los muestra.
-   El que pone para Gonzalo.
-   ¿Qué hago con el? – guarda los otros 2 sobres en el bolso - ¿se lo doy a Sergio para que se lo de a Gonzalo?
-   No. Tienes que observarlo y…
-   No voy a espiar a Gonzalo – interrumpe.
-   No es espiarlo es averiguar si hay otra chica.
-   Si tan segura estas de que hay otra chica pregúntaselo directamente.
-   No me dice nada, apenas hablamos. El lunes ni hable con él ni vino a mi casa.
-   ¿No le has visto en toda la semana?
-   Le vi ayer, pero como si nada.
-   El martes estuve con él y tenía los ojos brillantes, pensé que era por ti.
-   Yo también se lo note por eso necesito que hagas esto.
-   ¿Cuándo quieres que se la de?
-   Te iré llamando para que me digas que vas descubriendo.
-   Aparca aquí – le dice señalándole un hueco-. Sabes que no puedo hacerlo sola, ¿verdad?
-   Sí.
-   Vamos a comentárselo a Sergio.

Male aparca el coche donde Alicia le ha indicado y entran al local donde esta Sergio y en el cual también se encuentran Soledad, Lara y los pintores.

Bajo la atenta mirada de todos los presentes Sergio recibe a Alicia muy amorosamente.

Después de unos minutos parados y pensativos Male da una buena idea y tras de colaborar todos, algunos con mala cara, Male y Alicia le cuentan a Sergio el plan para sacarle información a Gonzalo.