domingo, 6 de enero de 2013

FIC CXVII


117. Decisiones.

Al llegar a casa del segundo capitán del Real Madrid se encuentran con Alicia que les advierte que su amigo no está. Sin hacer caso los jóvenes futbolistas entran.

-          Si quieres le digo al perro que te traiga las zapatillas – dice Alicia seria al ver a Gonzalo entrar.
-          No hace falta, seguro que son más grandes que Odie.
-          ¿Estás bien? – pregunta Mesut.
-          Encerrada – lo mira antes de cerrar la puerta-. Sergio me ha pedido que me quede aquí tranquila.
-          Ni caso, ¿verdad? – ríe Mesut.
-          Estaba viendo el partido del Castilla – señala la televisión.
-          Sí, viendo la tele. Seguro – dice Gonzalo cogiendo los apuntes y soltándolos en la mesa.
-          ¡No lo desordenes!
-          ¿De verdad te ibas a quedar toda la mañana encerrada y estudiando? - pregunta Gonzalo.
-          No. Por órdenes de Sergio no iba a hacer nada, de nada.
-          Te lo pasas por el forro.
-          Sí – le sonríe a Gonzalo.
-          ¿Y a la comida ibas a venir? – consulta Mesut.
-          Pues no lo sé, cuando vuelva Sergio del partido lo sabremos.
-          ¿Y lo mío?
-          Díselo ahora – sugiere Gonzalo.
-          ¿Decirme qué? – los mira Mesut.
-          Nada.
-          No, nada no. Qué pasa. Dímelo Alicia.
-          Toma – le da un folio que saca de la montaña de apuntes.
-          ¿Qué es? – coge el folio.
-          Lo que averiguamos de Eylem – dice Gonzalo.
-          Está en dos idiomas – avisa Alicia mientras coge sus apuntes.
-          ¿Todo esto habéis averiguado? – pregunta Mesut después de diez minutos leyendo y asumiendo.
-          Aja – dicen los dos a la vez.
-          Está mañana me ha acusado de engañarla, que poca vergüenza. Tengo que hablar con ella y acabar con esto.
-          ¡No! – grita Gonzalo deteniendo a su amigo-. No la acuses como te ha acusado ella.
-          Tengo pruebas – muestra el folio.
-          Tienes que ser más sutil.
-          ¿Tú no dices nada? – Mira Mesut a Alicia sumergida entre apuntes ajena a la conversación de los futbolistas.
-          ¿Decir qué? – los mira aturdida.
-          Opina – le exige Gonzalo.
-          Eh sí, no. Haced lo que queráis.
-          ¿Estás bien? – se acerca Gonzalo a ella.
-          Sí – dice con una sonrisa forzada.
-          ¿Segura? – le vuelve a preguntar.
-          Segura – vuelve a sonreír -. ¿De qué hablabais?
-          Quiere decirle a Eylem lo que has descubierto.
-          Pues sí, muy bien me parece.
-          Sí, pero se lo quiere decir ya.
-          ¿Y cuál es el problema?
-          Eso, cuál.
-          Pues que quiero ver lo que pasa.
-          Acabáramos – ríe Alicia.
-          Pero yo no puedo permitir que Eylem esté aquí un minuto más.
-          Con calma – advierte Alicia-. Si la echas así por las buenas lo utilizara en tu contra.
-          ¿Te parece poco esto?
-          Tiene a tus padres de su lado.
-          ¿Y qué cojones puedo hacer?
-          Esa boquita – ríe Gonzalo.
-          Sácale cosas, confúndela.
-          Yo no sé hacer esas cosas.
-          Pues te ayudamos – sonríe Gonzalo.
-          Le ayudas – corrige Alicia.
-          No. Vos te venís. Vos ya callaste alguna vez a Eylem.
-          ¿Hola? Estoy encerrada, ¿lo recordáis?
-          Si le avisamos no se enfadará – asegura Mesut.
-          Además estas con nosotros, sabe que te cuidamos bien.
-          Bueno pues le avisáis vosotros. Voy a cambiarme.

-       
Al cabo de 10 minutos Alicia baja cambiada y observa el semblante serio de sus amigos.

-          ¿Qué os pasa?
-          No quiere que salgas sin él – contesta Gonzalo.
-          Joder, ni que me fuera a escapar – dice Alicia cogiendo su teléfono móvil.
-          ¿Le vas a llamar? – pregunta Mesut.
-          No – le mira Alicia-. ¿Estás en el Di Stefano? – le pregunta a la persona que está al otro lado del teléfono.
-          Hola, estoy muy bien ¿y tú?
-          Sí, sí. Ambas sabemos que estamos muy bien. Olvidemos el formalismo, dime que estas en el Di Stefano porfa.
-          Sí, estoy. Pensaba que ibas a venir con Sergio.
-          Ya ves, no me han dejado. ¿Y qué tal con Jesé pillina?
-          Muy bien, por fin doy con el chico.
-          ¿Y Dani cómo lo lleva?
-          Bien, de todas formas solo éramos amigos.
-          Qué bien que fui de las primeras en enterarme eh.
-          Bueno, todavía no era seguro. Ya sabes cómo son estas cosas.
-          Tranqui, lo sé. Espero ser de las primeras en enterarme de vuestra boda – ríe.
-          ¡Alicia! – grita Gonzalo-, venga.
-          A lo que iba, ¿ves a Sergio?
-          Le he visto antes.
-          Cuando acabe el partido dile que estoy en casa de Mesut por favor.
-          Díselo tú.
-          Hazme ese favor.
-          Vale, yo le digo. Espero que no mate al mensajero.
-          Si lo hace puedes matarme después.
-          Vámonos ya – pide Mesut impaciente.
-          Un beso guapa, y gracias.

-         
Al llegar a la casa del jugador alemán, mientras Alicia y Mesut saludan a Rocky en la entrada, Gonzalo, como siempre que visita las casas de sus amigos, pasa por la cocina y va al salón donde una inesperada visita esta junto a Eylem.

-          ¿Qué ha sido eso? – llegan Mesut y Alicia corriendo al escuchar que algo de cristal se rompe.
-          Eres muy torpe – dice Alicia viendo un vaso roto en el suelo.
-          Eso pasa – señala el sofá.
-          Hostias que marrón – dice Alicia dándole golpecitos a Mesut en el hombro.
-          ¿Marrón? – se levanta Soledad-. Yo no soy ningún marrón.
-          Tranquilidad – pide Mesut.
-          Permiso – llega la asistenta con una escoba.
-          Gonzalo lo recoge, ¿verdad? – mira Alicia a Gonzalo.
-          No señorita – sonríe la asistenta.
-          ¿Qué haces aquí? – le pregunta Mesut a Soledad.
-          ¿Palomitas? – mira Gonzalo a Alicia.
-          Lo mismo me gustaría saber a mí. Nosotras tres y la modelo, ¿cuántas más hay? – quiere saber Eylem.
-          ¡Estáis locas o qué!  - exclama Mesut
-          A mí dejadme en paz – pide Alicia.
-          Contesta – mira Soledad a Mesut.
-          ¿Hacéis una fiesta y no me invitáis? – dice Sergio entrando al salón.
-          Igual acaba siendo un funeral – amenaza Eylem.
-         Contesta Mesut, con cuantas más te has acostado aparte de nosotras tres – insiste Soledad.
-         ¿Cómo? – dice Sergio mirando a su novia después de mirar a Soledad.
-         ¡Que no coño! Os he dicho que no me metáis. Con el único que me acuesto es contigo – mira Alicia a Sergio.
-         Dejadnos solos – ordena Mesut mirando a Soledad.
-         Pero yo – protesta Gonzalo.
-         Vamos – lo empuja Alicia.
-         Tú también Eylem – dice en turco.
-         ¿No me vas a dar explicaciones?
-         Después, que tenemos que hablar seriamente.

-         
Sergio, Alicia, Gonzalo y Eylem abandonan el salón dejando al futbolista y a Soledad arreglando sus diferencias.

-         ¿Me vas a decir lo que quieres o no?
-         ¿Por esto es por lo que me dejaste sin darme explicaciones?
-         Define esto y me dejaste.
-         ¿Perdona?
-         Nosotros no teníamos nada serio.
-         Porque no nos dejaron – envuelve los brazos por el cuello de Mesut-. Déjala y vámonos juntos.
 -            ¿Tú solo piensas en ti o qué? – agarra los brazos de Soledad para desprenderse de ella-. No todo es tan flower power. La vida tiene sus complicaciones incluso para un futbolista.
-         Podemos pasar juntos esas complicaciones – insiste Soledad.
-         ¡Baja de la nube joder! – gruñe-. Vete, mañana te llamo.
-         Seguro que no me llamas.
-         Antes de tomar una decisión sobre lo nuestro tengo que aclarar las cosas con Eylem.
-         Acláralo ahora, ya mismo.
-         No es tan fácil. Mañana te llamo.

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