117.
Decisiones.
Al llegar a casa del segundo
capitán del Real Madrid se encuentran con Alicia que les advierte que su amigo
no está. Sin hacer caso los jóvenes futbolistas entran.
-
Si quieres le digo al perro que
te traiga las zapatillas – dice Alicia seria al ver a Gonzalo entrar.
-
No hace falta, seguro que son
más grandes que Odie.
-
¿Estás bien? – pregunta Mesut.
-
Encerrada – lo mira antes de
cerrar la puerta-. Sergio me ha pedido que me quede aquí tranquila.
-
Ni caso, ¿verdad? – ríe Mesut.
-
Estaba viendo el partido del
Castilla – señala la televisión.
-
Sí, viendo la tele. Seguro –
dice Gonzalo cogiendo los apuntes y soltándolos en la mesa.
-
¡No lo desordenes!
-
¿De verdad te ibas a quedar
toda la mañana encerrada y estudiando? - pregunta Gonzalo.
-
No. Por órdenes de Sergio no
iba a hacer nada, de nada.
-
Te lo pasas por el forro.
-
Sí – le sonríe a Gonzalo.
-
¿Y a la comida ibas a venir? – consulta
Mesut.
-
Pues no lo sé, cuando vuelva
Sergio del partido lo sabremos.
-
¿Y lo mío?
-
Díselo ahora – sugiere Gonzalo.
-
¿Decirme qué? – los mira Mesut.
-
Nada.
-
No, nada no. Qué pasa. Dímelo
Alicia.
-
Toma – le da un folio que saca
de la montaña de apuntes.
-
¿Qué es? – coge el folio.
-
Lo que averiguamos de Eylem –
dice Gonzalo.
-
Está en dos idiomas – avisa
Alicia mientras coge sus apuntes.
-
¿Todo esto habéis averiguado? –
pregunta Mesut después de diez minutos leyendo y asumiendo.
-
Aja – dicen los dos a la vez.
-
Está mañana me ha acusado de
engañarla, que poca vergüenza. Tengo que hablar con ella y acabar con esto.
-
¡No! – grita Gonzalo deteniendo
a su amigo-. No la acuses como te ha acusado ella.
-
Tengo pruebas – muestra el
folio.
-
Tienes que ser más sutil.
-
¿Tú no dices nada? – Mira Mesut
a Alicia sumergida entre apuntes ajena a la conversación de los futbolistas.
-
¿Decir qué? – los mira
aturdida.
-
Opina – le exige Gonzalo.
-
Eh sí, no. Haced lo que
queráis.
-
¿Estás bien? – se acerca
Gonzalo a ella.
-
Sí – dice con una sonrisa
forzada.
-
¿Segura? – le vuelve a
preguntar.
-
Segura – vuelve a sonreír -.
¿De qué hablabais?
-
Quiere decirle a Eylem lo que
has descubierto.
-
Pues sí, muy bien me parece.
-
Sí, pero se lo quiere decir ya.
-
¿Y cuál es el problema?
-
Eso, cuál.
-
Pues que quiero ver lo que
pasa.
-
Acabáramos – ríe Alicia.
-
Pero yo no puedo permitir que
Eylem esté aquí un minuto más.
-
Con calma – advierte Alicia-. Si
la echas así por las buenas lo utilizara en tu contra.
-
¿Te parece poco esto?
-
Tiene a tus padres de su lado.
-
¿Y qué cojones puedo hacer?
-
Esa boquita – ríe Gonzalo.
-
Sácale cosas, confúndela.
-
Yo no sé hacer esas cosas.
-
Pues te ayudamos – sonríe
Gonzalo.
-
Le ayudas – corrige Alicia.
-
No. Vos te venís. Vos ya
callaste alguna vez a Eylem.
-
¿Hola? Estoy encerrada, ¿lo recordáis?
-
Si le avisamos no se enfadará –
asegura Mesut.
-
Además estas con nosotros, sabe
que te cuidamos bien.
-
Bueno pues le avisáis vosotros.
Voy a cambiarme.
-
Al cabo de 10 minutos Alicia
baja cambiada y observa el semblante serio de sus amigos.
-
¿Qué os pasa?
-
No quiere que salgas sin él –
contesta Gonzalo.
-
Joder, ni que me fuera a
escapar – dice Alicia cogiendo su teléfono móvil.
-
¿Le vas a llamar? – pregunta Mesut.
-
No – le mira Alicia-. ¿Estás en
el Di Stefano? – le pregunta a la persona que está al otro lado del teléfono.
-
Hola, estoy muy bien ¿y tú?
-
Sí, sí. Ambas sabemos que
estamos muy bien. Olvidemos el formalismo, dime que estas en el Di Stefano
porfa.
-
Sí, estoy. Pensaba que ibas a
venir con Sergio.
-
Ya ves, no me han dejado. ¿Y
qué tal con Jesé pillina?
-
Muy bien, por fin doy con el
chico.
-
¿Y Dani cómo lo lleva?
-
Bien, de todas formas solo
éramos amigos.
-
Qué bien que fui de las
primeras en enterarme eh.
-
Bueno, todavía no era seguro.
Ya sabes cómo son estas cosas.
-
Tranqui, lo sé. Espero ser de
las primeras en enterarme de vuestra boda – ríe.
-
¡Alicia! – grita Gonzalo-,
venga.
-
A lo que iba, ¿ves a Sergio?
-
Le he visto antes.
-
Cuando acabe el partido dile
que estoy en casa de Mesut por favor.
-
Díselo tú.
-
Hazme ese favor.
-
Vale, yo le digo. Espero que no
mate al mensajero.
-
Si lo hace puedes matarme
después.
-
Vámonos ya – pide Mesut
impaciente.
-
Un beso guapa, y gracias.
-
Al llegar a la casa del jugador
alemán, mientras Alicia y Mesut saludan a Rocky en la entrada, Gonzalo, como
siempre que visita las casas de sus amigos, pasa por la cocina y va al salón
donde una inesperada visita esta junto a Eylem.
-
¿Qué ha sido eso? – llegan
Mesut y Alicia corriendo al escuchar que algo de cristal se rompe.
-
Eres muy torpe – dice Alicia
viendo un vaso roto en el suelo.
-
Eso pasa – señala el sofá.
-
Hostias que marrón – dice
Alicia dándole golpecitos a Mesut en el hombro.
-
¿Marrón? – se levanta Soledad-.
Yo no soy ningún marrón.
-
Tranquilidad – pide Mesut.
-
Permiso – llega la asistenta
con una escoba.
-
Gonzalo lo recoge, ¿verdad? –
mira Alicia a Gonzalo.
-
No señorita – sonríe la
asistenta.
-
¿Qué haces aquí? – le pregunta
Mesut a Soledad.
-
¿Palomitas? – mira Gonzalo a
Alicia.
-
Lo mismo me gustaría saber a
mí. Nosotras tres y la modelo, ¿cuántas más hay? – quiere saber Eylem.
-
¡Estáis locas o qué! - exclama Mesut
-
A mí dejadme en paz – pide
Alicia.
-
Contesta – mira Soledad a
Mesut.
-
¿Hacéis una fiesta y no me
invitáis? – dice Sergio entrando al salón.
-
Igual acaba siendo un funeral –
amenaza Eylem.
-
Contesta Mesut, con cuantas más
te has acostado aparte de nosotras tres – insiste Soledad.
-
¿Cómo? – dice Sergio mirando a
su novia después de mirar a Soledad.
-
¡Que no coño! Os he dicho que
no me metáis. Con el único que me acuesto es contigo – mira Alicia a Sergio.
-
Dejadnos solos – ordena Mesut
mirando a Soledad.
-
Pero yo – protesta Gonzalo.
-
Vamos – lo empuja Alicia.
-
Tú también Eylem – dice en
turco.
-
¿No me vas a dar explicaciones?
-
Después, que tenemos que hablar
seriamente.
-
Sergio, Alicia, Gonzalo y Eylem
abandonan el salón dejando al futbolista y a Soledad arreglando sus
diferencias.
-
¿Me vas a decir lo que quieres
o no?
-
¿Por esto es por lo que me dejaste
sin darme explicaciones?
-
Define esto y me dejaste.
-
¿Perdona?
-
Nosotros no teníamos nada
serio.
-
Porque no nos dejaron – envuelve
los brazos por el cuello de Mesut-. Déjala y vámonos juntos.
-
¿Tú solo piensas en ti o qué? –
agarra los brazos de Soledad para desprenderse de ella-. No todo es tan flower
power. La vida tiene sus complicaciones incluso para un futbolista.
-
Podemos pasar juntos esas
complicaciones – insiste Soledad.
-
¡Baja de la nube joder! – gruñe-.
Vete, mañana te llamo.
-
Seguro que no me llamas.
-
Antes de tomar una decisión
sobre lo nuestro tengo que aclarar las cosas con Eylem.
-
Acláralo ahora, ya mismo.
-
No es tan fácil. Mañana te
llamo.
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