miércoles, 23 de enero de 2013

FIC CXVIII


118. Decisiones finales.

Mesut despide a Soledad y enseguida es asaltado por Eylem que sin opción a decir nada y sin salir del recibidor pide explicaciones. Al ver que la joven turca no hace caso a Mesut  Gonzalo decide intervenir aunque su amigo y segundo capitán del equipo lo impide.

-          Déjalos- lo agarra -, él sabrá arreglarlo.
-          Tú no le has visto la cara – dice Gonzalo asomando la cabeza discretamente.
-          Pipita deja de cotillear que no entiendes lo que dicen.
-          Y tú deja de comer mierdas – la mira Sergio con el rabillo del ojo quitándole una caja de cereales.
-          Tranquilito eh – lo intenta calmar Alicia con una mirada atroz.
-          Ya me contarás que haces aquí.
-          Lo mismo que tú, comer con un amigo – contesta cabreada.
-          Te pasaste –dice Gonzalo a Sergio cuando Alicia sale de la cocina.
-          Ella es la que se está pasando, tiene que cuidarse y no lo hace.
-          Te pasas con ella, está embarazada no enferma.
-          ¡Comemos o me voy a un McDonald's! – escuchan a una Alicia enfurecida.
-          Vamos – dice Sergio saliendo de la cocina-. Cálmate cariño – se acerca a Alicia.
-          ¡No joder no! – intenta zafarse de los brazos de su novio-. Si vosotros que sois sus amigos no le ayudáis dejadme hacerlo a mí. Tú – señala a Eylem –coge tus cosas y lárgate de esta casa.
-          ¿Por qué? Eso me lo tendría que pedir Mesut, además, tú no eres nadie para decirme que tengo que hacer.
-          Soy amiga de Mesut y la que ha descubierto lo que no querías que supiera nadie. A él y a sus padres podréis engañarles pero a mí no.
-          No inventes, Mesut dile que deje de decir mentiras. Dile que se marche.
-          La única que inventa aquí eres tú. A ellos podrás colarle que eres una niña buena pero eres una autentica zorra.
-          Ali basta ya – intenta frenarla Sergio y alejarla de Eylem.
-          ¿Mesut te vas a quedar callado? – se desespera Eylem por la agresividad de la estudiante.
-          ¡Mesut joder haz algo! – grita Sergio.
-          Esta en shock – dice Gonzalo zarandeando al alemán.
-          Vale – levanta Alicia los brazos en son de paz-, ya me marcho.
-          ¿Te vas sin pedir disculpas? Me insultas en mi casa y te quedas tan ancha.
-          No me toques las narices – se vuelve Alicia hacia ella.
-          Ali – la sujeta el defensa-. No metas el dedo en la llaga – mira a Eylem.
-          Llévatela  a casa, yo me quedo – dice Gonzalo.

Gonzalo consigue que Mesut reaccione y mantener, durante unos minutos, a Eylem alejada hasta que ambos se tranquilicen. Metido en su habitación el centrocampista del Real Madrid medita lo que ha sucedido. Sin dejar de pensar si al decir lo que decía Alicia le pasaba por la cabeza algo más que una amistad.

Al bajar al salón encuentra a Gonzalo con una expresión seria sin dejar de observar a una Eylem con un semblante lleno de ignorancia. Sin pronunciar opinión sobre lo sucedido les pide que pasen al comedor para comer.

-          ¿No me vas a dar explicaciones?
-          Por tu culpa se han ido Sergio y Alicia así que si quieres comer cállate.
-          ¿Por mi culpa? Ha sido ella la que se ha puesto como las locas.
-          Si querés me voy.
-          No Pipita, va a durar poco aquí.

Sin mostrar el mínimo interés en Eylem los dos miembros de la plantilla blanca hacen de una tensa mañana una placida comida. Por su parte Alicia cocina mientras Sergio juega con la pelota en el jardín.

-          ¿Entras a comer o vas a quedarte toda la tarde pateando la pelotita?

Cinco minutos después de que Alicia abandone el jardín Sergio llega a la cocina donde se encuentra su novia degustando lo que ha preparado.

-          Tranquila no hace falta que esperes – se sienta junto a ella.
-          Tenía hambre.
-          Te has pasado en casa de Mes.
-          ¿Podemos hablarlo luego? Quiero comer tranquila.
-          Se me han quitado las ganas – aparta el plato.
-          Sergio siéntate, tienes que comer.
-          Ya comes tú por los tres.
-          Te estás pasando – le advierte antes de que Sergio ponga un pie fuera de la cocina.
-          La que se está pasando eres tú – se vuelve-, estas irreconocible, haces lo que te da la gana, te pasas el día de aquí para allá sin soltar un libro.
-          ¡Porque me agobias! – aparta el palto tirándolo en la mesa sin llegar a romperlo-. Me asfixias, todo el tiempo pendiente de mí. Siempre he odiado que estén pendiente de mí, que me pregunten cada dos por tres si estoy bien y lo sabes. Sabes que me cabrea y aun así lo haces.
-          Vale ya pasó – se acerca a ella para abrazarla-,  todo será distinto a partir de ahora – susurra al oído.

En la misma urbanización en casa de los Özil han podido tener una comida tranquila hasta que en la sobremesa Gonzalo se marcha.

-          Si necesitas algo estaré en casa de Sergio.
-          Gracias – asiente con la cabeza.
-          Por fin solos.
-          Y voy a estar solo del todo porque tú te vas.
-          No la irás a creer a ella.
-          Sí. Vete.
-          No te vas a librar de mi tan fácil mente. Voy a tener un hijo tuyo.
-          ¿Estás segura?
-          Por supuesto que sí.
-          El día que, supuestamente, te quedaste embarazada de mí no estábamos juntos, ¿ahora qué? ¡Eh!
-          Pero…
-          Pero nada, tienes cinco minutos para recoger tus cosas y largarte.
-          No pensaras dejarme en la calle.
-          Vete a un hotel, yo te lo pago si hace falta pero cuanto antes te pierda de vista mejor.

Mesut, sin soltar el móvil, espera junto a la puerta de entrada a que la joven y adorable chica que sus padres creen que es baje las escaleras y  al fin perderla de vista. Cuando por fin ocurre una llamada de teléfono de su padre interrumpe su alegría. Un grito de Mustafa pidiendo explicaciones provoca que su hijo le cuelgue y desconecte el móvil. Sin querer ver ni escuchar a nadie hace lo propio con todos los teléfonos que contiene la casa.

En casa de Sergio los dos jugadores se desesperan al no saber nada de su amigo  y por Alicia que está encerrada en el despacho estudiando sin dar ideas. Con la tranquilidad de saber que Mesut ya está bien sale al salón para avisar a los jóvenes futbolistas preocupados por el media punta.

De lado al lado del salón el argentino y el español intentan comunicarse, de todas la maneras posibles, con el alemán. Sin hacer caso de su presencia decide ir a la cocina a por algo de comer.

-          ¿Cómo podes comer? –  espeta Gonzalo con divisa a Alicia en el umbral de la puerta.
-          ¿Con la boca y las manos?
-          Alicia deja los chistes. Tan preocupada que estabas por Mesut y ahora comes tranquilamente.
-          Eso quiero deciros, pero no me dejáis – se pone agresiva.
-          No hace falta que te pongas así – se acerca Sergio a ella.
-          No joder, estoy harta. Vosotros sois los que no os tenéis que poner así, que Mesut es mayorcico y sabe lo que hace. ¿Os habéis parado a pensar que si tiene todos los teléfonos desconectados es porque no quiere hablar con nadie? –  enfurece con cada palabra - ¿Y se os a ocurrido llar a alguien que tenga llaves de esa casa? ¡No, ¿verdad?!

Tras terminar sus palabras Alicia le dedica una mirada a su novio y da media vuelta para encerrarse de nuevo en el despacho. Las palabras de la estudiante hacen reaccionar a los jugadores y deciden llamar a Sami.

-          Estoy en la puerta de tu casa, ábreme – dice al descolgar el teléfono.
-          Abre – le pide Sergio a Gonzalo-, voy a ver a Ali.
-          Vete – musita Alicia al escuchar la voz de su pareja al otro lado de la puerta.
-          Cariño ha venido Sami para contarnos como esta Mesut, abre por favor.
-          Ya sé como esta, vete por favor.

Sergio se da por vencido y se junta con sus amigos para saber porqué Mesut no quiere coger el teléfono.

-          ¿No sale Ali?
-          No – se lamenta.
-          Pues ya decí, cómo está Mesut – se impacienta Gonzalo.
-          Se acaba de librar de Eylem y solo quiere pensar.
-          ¿Sólo eso? Normal que no quiera hablar con nadie.
-          Por lo menos ha podido echar a Eylem.
-          Al fin se libra de ella.
-          Bueno, todavía sigue aquí.
-          ¿En serio?
-          Sí, la ha mandado a un hotel.
-          Seguro que se lo ha dicho a sus padres.
-          También y Mustafa le ha llamado.
-          ¿Y te ha dicho lo que han hablado?
-          Le ha colgado, no quiere hablar con nadie. A mí no me ha echado porque ya estaba más tranquilo.
-          Vos no decís nada – mira Gonzalo a Sergio- ¿te enteraste de algo?
-          Si os he escuchado pero estoy preocupado por Ali. No quiere salir.
-          ¿Tan mal estáis? – se interesa Sami.
-          Va por días.
-          Serán cosas del embarazo – lo calma el alemán-. ¿Es niño o niña?
-          Niño – sonríe Sergio -, se llamará Pablo.
-          Ahora que todo está aclarado, ¿vamos a tomar algo? – propone Gonzalo.
-          Iros vosotros, yo me quedo con Alicia.
-          Habla con ella si no quiere te quedas. No pasa nada.
-          Voy a ver – se levanta Sergio-, estáis en vuestra casa.
-          Lo sabemos – dice Gonzalo acomodándose con una gran sonrisa en la cara.

Sergio llega a la puerta del despacho y se toma unos segundos para respirar y entra después de llamar.

-          ¿Se puede?

Alicia lo mira y asiente con la cabeza.

-          ¿Estás más tranquila? – pregunta acercándose a ella.
-          Sí – le mira a los ojos al tenerlo enfrente.
-          ¿Enterramos el hacha de guerra? – le acaricia la mejilla-. Si es que soy tonto – susurra al oído.
-          No sigas – le pide mirándole a los ojos después de besarle.
-          ¿Vienes con nosotros y desconectas un rato?
-          No estoy para mucho trote, iros vosotros.
-          Les digo que se marchen y vemos una peli.
-          No, márchate con ellos y diviértete.
-          No podré divertirme estando tú aquí.
-          Seguro que sí- afirma con una sonrisa-. Vete con tus amigos, yo estaré bien, fijo que me quedo dormida en el sofá.
-          Si necesitas algo o te encuentras mal llámame.
-          Dalo por echo – sonríe.
-          Y deja de estudiar.
-          Tengo exámenes, no me puedes pedir que deje de estudiar.
-          Vale, pero si te notas cansada lo dejas.

Sin Alicia y sin Mesut deciden dejarla salida en algo tranquilo e ir a visitar la nueva casa de Sami. A la hora de haberse quedado sola Alicia deja de estudiar y se tumba en el sofá a escuchar música y relajarse. Se queda tan relajada que enseguida se duerme. Reiteradas llamadas al timbre la desvelan de un corto sueño.

-          ¡Va! – grita dirigiéndose a la puerta-. Mes – se sorprende al abrirla.
-          Estaba a punto de irme, ¿estás bien? – dice en alemán con un tono preocupado.
-          Me he quedado dormida, ¿hace mucho que llamas?
-          No.
-          Pues los chicos no están.
-          Lo sé – admite tímidamente-. ¿Puedo? – pregunta entrando.
-          Ya estas dentro – dice con los ojos en blanco.
-          Eylem no te ha hecho nada, ¿no?
-          A parte de provocarme dolor de cabeza nada grave – sonríe-. Siento la que he montado en tu casa.
-          No, gracias, venía a darte las gracias. Gracias – dice nervioso.
-          Tranquilízate Mesut, has dicho gracias tres veces.

Con unos refrescos y unos aperitivos zapean sentados en el sofá hasta la llegada de Sergio. Con la mirada fija en la televisión. Sin hablar. Sin mirarse.

De una mirada con el rabillo del ojo Mesut se asegura de que Alicia no tiene ni una miga de comida en la boca. Cuando así es no duda ni un segundo en besarla y demostrar lo que siente, pero otra vez, no es correspondido y con delicadeza la futura periodista separa sus labios de los del joven futbolista.

-          Mesut esto ya lo hemos hablado.
-          Pero no quedo claro – la agarra de la mano.
-          Mesut no – se zafa la mano.
-          Entonces por qué lo has hecho. Por qué has movido cielo y tierra hasta desenmascarar a Eylem. No encuentro otro motivo que no sea que me quieres.
-          Lo hay. Lo he hecho por ti, para que seas feliz y porque la muy puta te estaba mintiendo.
-          Era feliz con mi mentira.
-          No lo eras.
-          ¡Claro que sí! – se levanta tirante-. Lo era porque tenía un motivo para estar lejos de ti.
-          Ahora puedes irte con Soledad.
-          ¡Eso es lo que buscabas eh!
-          Tú fuiste el que me pidió ayuda para desenmascarar a Eylem.
-          No cambies de tema. Tú buscabas que yo estuviera con Soledad para que deje en paz a Sergio – le recrimina.
-          ¿También lo sabes? Se queda atónita.
-          Perdona, no quería… - la mira nervioso.
-          ¡Qué eh! No querías delatar a Sergio ¿no? ¡Dilo!
-          No, no quería hacerte daño. Sergio no sabe que lo sé.

Tras acusaciones y reproches ambos vuelven a clavar la mirada en la caja tonta, cogidos de la mano, sufriendo juntos y en silencio.

NOTA: Este capítulo es el último del FAN FIC  a partir de ahora continuare con ‘Nuevo Rumbo’.

4 comentarios:

  1. ¿Qué qué qué? Me he perdido... ¿qué es lo que sabe Mes? Sigue muy pronto que aunque no comente mucho, siempre leo! Y capitulod largs asi molan mucho. #la del werder bremen.

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  2. una consulta y en que acaban mesut y alicia en este fic se habra como se unen en el nuevo que haces ????

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    1. El nuevo 'Nuevo Rumbo' no es nuevo, es la misma historia de Mesut y Alicia. En 'Nuevo Rumbo' cuento atraves de la hija como pasaron las cosas entre ellos a raíz de este último capítulo. Espero haber resuelto tus dudas.

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  3. Es que me quede con la duda que pasara con los demas bueno me pondre a leer tu nuevo fic.

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