domingo, 31 de marzo de 2013

NUEVO RUMBO

Cuando el balón se detiene. Capítulo 14.

Alicia, asustada, está en la salida del aeropuerto. Quieta. Pensativa. <<¿Me vuelvo?>>. Es lo único que su interior le pregunta. Con el papel en el que apuntó la dirección que Ümit le dio se dirige a la parada de taxis. Por suerte los idiomas se le dan bien y días antes la joven estuvo aprendiendo algo de turco para poder guiarse en ese país que jamás pensó que visitaría. 
Le dice al taxista la dirección del hotel en el que se alojara los pocos días que este. Después de dejar la maleta, acicalarse y prepararse la conciencia para la visita pide en recepción que le pidan un taxi.
Plantada delante de la dirección respira hondo dos veces. Retrocede. Vuelve a la puerta decidida a tocar el timbre. Cuando está a punto de tocar la puerta se abre. Es Nese que pone los ojos en blanco.
·         ¡Mes, tienes visita! - Grita y sale de la casa.
·         Gracias - le dice en turco. Nese continúa su camino.
Alicia espera y en unos minutos sale Mesut.
·         ¡Alicia! - la mira.
Inmediatamente la abraza. Para él es un abrazo que le quita toda la presión que tiene en su cuerpo. Alicia no rechaza el abrazo. Le gusta estar entre sus brazos.
·         ¿Qué haces aquí? - sonríe-, aquí en Turquía. En mi casa. ¿Cómo has conseguido la dirección?
·         Calma, calma.
·         Me alegro mucho de verte -  vuelve a abrazarla.
·         No me hagas esto - susurra apoyando la cabeza en su pecho.
·         ¿El qué? - la abraza más fuerte.
·         Esto. No me abraces así porque querré quedarme.
·         Quédate - la abraza mucho más fuerte a la vez que le besa la cabeza.
·         No Mesut - se separa del cuerpo del futbolista.
·         ¿Y para qué has venido entonces?
·         Para hablar contigo.
·         ¿Viajas de Londres a Turquía sólo para hablar? Hay muchas formas de hablar sin necesidad de que vengas hasta aquí.
·         Quería hacerlo a la cara. Me han pedido que te ayude y quiero hacerlo.
·         Ayudarme en qué. No necesito ayuda.
·         Si que la necesitas sí.
·         Te acompaño al hotel - entra, muy serio, en la casa y en tres minutos sale con la chaqueta.
·         Mesut vuelve - sale Mustafa enfadado.
·         Voy a acompañarla al hotel. Ahora vuelvo.
Mesut conduce desde su casa hasta el hotel en el que Alicia se aloja. En completo e incómodo silencio llegan al hotel. Antes de que Alicia salga del coche intenta calmar el ambiente.
·         ¿Hasta cuando estás?
·         Depende de ti.
·         Si quieres hablamos ahora - propone-. Si no estás cansada, claro.
·         Si encuentras un sitio donde no puedan molestar.
·         ¿Volvemos a mi casa?
·         No sé si será buena idea, no le caigo muy bien a tu familia.
·         ¿Tu habitación? - sonríe.
Sentados en el pequeño sofá que hay en la habitación de Alicia se observan. Sin decir nada. Sin saber cómo empezar la conversación.
·         ¿Quién te ha dicho que necesito ayuda? - pregunta Mesut sin dejar de mirar a la chica que hace mucho tiempo esperaba tener delante otra vez.
·         Sami, tu hermano, yo.
·         Estoy bien, no necesito ninguna ayuda.
·         Sí que la necesitas. Estás llevando una mala vida y te está pasando factura.
·         Tengo 23 años no puedes pedirme que deje de hacer esas cosas.
·         No te pido que dejes de hacer cosas que hace un chico de 23 años y que te comportes como uno de 40, sólo que te cuides y que pienses lo que haces.
·         ¿Por qué?
·         Porque lo perderás todo. 
·         Cuando te fuiste ya lo perdí todo.
·         No Mesut, hablo enserio. Tu amigo Sami se está distanciando y la mitad de los aficionados te quieren vender. No das ni una en el campo y este no es el Mesut Özil que enamoró a todos los Madridistas. Si no quieres perderlo todo deja de ser un niñato mal criado y empieza a madurar.
·         Es muy duro lo que me estás diciendo.
·         Y también verdad. Sami me llamaba casi todos los días preocupado para pedirme que me pusiera en contacto contigo.
·         ¿Por qué no lo hiciste?
·         No tenía el valor suficiente para volver a mi pasado.
·         ¿Y por qué has viajado hasta aquí?
·         Para abrirte los ojos.
·         Y lo has conseguido - sonríe.
·         ¿Sí? - Sonríe también.
Mesut asiente.
Mesut se despierta dispuesto a pasar el día con Alicia puesto que después de hablar y hacer lo que quería hacer en Turquía ella quiere volver a Londres, a su nuevo hogar.
Mustafa no quiere que su hijo salga de casa y obliga a Mesut a llamar a Alicia y decirle que no la verá más.
Sentado en una de las sillas de la cocina observa en el teléfono una foto de Alicia y él. No quiere llamarla si no es para quedar con ella pero tampoco quiere tener más problemas con su familia.
·         ¿Qué tal tu amiga? - pregunta Gülizar.
·         Bien - contesta con una media sonrisa.
·         ¿Qué pasa hijo? - se sienta junto a él.
·         Nada madre.
·         Es muy guapa - sonríe mirando el teléfono móvil.
·         Lo es - sonríe Mesut a su madre.
·         ¿Cuándo se marcha?
·         Mañana al medio día.
·         He oído lo que te ha dicho tu padre.
·         No puedo dejarla sola.
·         Lo sé, ve con ella - asiente sonriendo.
·         No quiero estropearle el día a papá.
·         Que venga aquí - interrumpe Duygu abriendo el frigorífico.
·         Claro - sonríe la progenitora.
·         A papá no le cae bien.
·         No te preocupes, yo me encargo de él - y besa a su hijo.
Después de cenar y pasar una velada agradable con toda la familia por fin Mesut se queda a solas con Alicia en ese salón. Recordando dónde, cómo y cuándo se besaron.
·         Tenía muchas ganas de volver a verte - confiesa Mesut.
·         Mesut ya es tarde - interrumpe Mustafa.
·         Otros no piensan lo mismo - susurra Alicia, muy seria, en español.
·         Te llevaré al hotel.
El trayecto es totalmente diferente al de la primera vez. Cambiando la música que Özil pone Alicia sonríe. Alicia ríe. Ríe como hace mucho tiempo que no la veía reír.
·         Deja de mirarme y mira la carretera - pide Alicia.
Tras avanzar unos kilómetros Özil se mete en un callejón cercano al hotel y frena.
·         ¿Por qué te paras aquí? El hotel está en la otra calle.
·         Cada vez que vengo aquí los paparazzi no dejan de seguirme.
·         ¿Y? - se le queda mirando sin saber a dónde quiere llegar.
·         No quiero que salgan fotos.
·         Mesut no te entiendo.
·         Quiero pasar la noche contigo - esas cinco palabras dejan sin habla a Alicia. El futbolista agarra las manos de la joven y continúa hablando-. Abrazándonos, contándonos secretos, diciéndonos que tendremos una relación eterna. Sea la que sea.
·         Mesut... no.
·         Sé que tú también quieres.
·         Pero...
·         ¡Joder Alicia! - se apoya en el respaldo del asiento-. ¿Alguna vez vas a tener impulsos?
·         Desde que abandoné España he tenido muchos y todos los he hecho, créeme.
·         ¿Y por qué coño no quieres pasar la noche conmigo?
·         Tus padres están cerca y estamos en un país que no está bien visto hacer lo que quieres hacer.
·         ¡Qué más da lo que piensen los demás! - vuelve a incorporarse para mirarla-. Te vas mañana y no has venido aquí sólo para hablar conmigo - coloca su mano sobre la mejilla de Alicia.
·         No quiero sufrir más.
·         No tengo intención de hacerte daño.
·         Lo sé.
·         En 20 minutos subiré a tu habitación. Si no quieres abrirme no me abras, seguiremos siendo amigos.
A Alicia sólo le cuesta 5 minutos llegar hasta su habitación y tiene que esperar 15 minutos a Mesut. Sin dejar de dar vueltas por la habitación, sin dejar de mirar el reloj que rodea su muñeca,  piensa. Piensa en las consecuencias que pueda haber cuando estén los dos en esa habitación y se cierre esa puerta.
Özil sentado en el asiento del conductor no puede dejar de mirar el reloj y de pensar si ha hecho bien en pedirle a Alicia pasar la noche con ella. Hasta que suena el móvil.
·         ¿Dónde estás?
·         Mañana nos vemos papá.
·         ¿Cómo que mañana?
·         Adiós papá.
Estoy muy convencido de que Alicia no me echará de su habitación, tiene las mismas ganas que yo de pasar una noche a solas. Si la pasamos juntos estoy seguro de que ya nada ni nadie nos podrá separar, aunque haya terceras personas que sufran.
Esta mañana ya me he despertado con la idea de pasar un día inolvidable con ella, por culpa de mi padre no he podido y quiero que esta noche sí que sea inolvidable.
Dudo un segundo en ir andando o acercarme con el coche. Es una calle pero me declino por ir en coche, hoy en día todo el mundo puede hacer una foto con el móvil y prefiero no llamar mucho la atención.
Sé el número de habitación, con un simple y educado -buenas noches- saludo a la recepcionista y me dirijo al ascensor.
Unos nudillos chocan contra la puerta. Alicia mira el reloj y los 10 minutos que faltaban se le pasan rápidamente pensando en que hacer. Tarda un segundo en acercarse a la puerta, suspira  y un minuto después abre la puerta. Cuando le deja pasar a la habitación Mesut, aliviado, suelta el aire que aguantaba.
·         Gracias - dice Mesut entrando.
·         Esto es una locura.
·         Lo sé - sonríe-, toma - le entrega una caja rectangular.
·         No tenías que traerme nada.
·         Hoy quería pasar un día inolvidable contigo y no hemos podido tenerlo.
·         Lo he tenido, no voy a quitarme la mirada de tu padre de aquí - bromea señalándose el cuello.
·         A mí también me va a costar - ríe-. ¿No lo abres? - señala la caja.
·         No, no quiero nada material Mesut.
·         Alicia, quería pasar un día entero contigo, sólo contigo. Y lo tenía planeado desde que me he despertado. No es así cómo lo he planeado pero bueno, estamos juntos. Es una tontería pero una tontería que seguro que te hace más ilusión que un diamante.
Alicia abre la caja y se encuentra una rosa con una nota escrita en alemán.

"Una rosa llena de secretos."

·         ¿Contiene muchos? - le mira.
·         Lo averiguamos cuando salga el sol - sonríe.
Alicia deja la caja con la rosa en la cómoda que hay junto al armario y se dirige a la pequeña nevera que hay cerca de un pequeño sofá.
·         No tenía pensado tocar el minibar pero si vamos estar toda la noche despiertos habrá que hidratarse - ríe.
·         No irás a beber - la observa.
·         Mesut, aquí no sólo hay alcohol - le enseña una pequeña botella de zumo de tomate.
·         Trae - sonríe acercándose a la nevera.
Al acercarse a ella ambos notan como la electricidad recorre sus cuerpos, mirándose fijamente los ojos empiezan a brillar sacando al exterior todo el deseo que poseen.
Mesut deja las botellas sobre la nevera y besa los labios de Alicia.
·         Mesut, no - separa sus labios de los de Özil.
·         No sé si volveré a verte - dice mirándola a los ojos -, quiero absorberte con los cinco sentidos - continúa besando su  mandíbula.
·         No hagas eso por favor - pide mientras Mesut continúa recorriendo el cuello de Alicia  con dulces besos.
·         Lo deseas tanto como yo - recorre con la mano la espalda de Alicia hasta llegar al muslo.
Alicia no dice nada.
·         Quiero hacerte el amor, Alicia - se acerca más a ella hasta presionarla todo lo posible contra la pared-, pero si me dices que no quieres te suelto y me voy - afirma sin dejar de besar el cuello de la joven periodista.
·         Hazlo Mesut - gime sin aliento rodeando el cuello de Özil con los brazos-. Hazme el amor.

miércoles, 20 de marzo de 2013

NUEVO RUMBO


Cuando el balón se detiene. Capítulo 13.


Riccardo y yo seguimos en el jardín hablando, continuamos conociéndonos. Nos gastamos bromas, reímos, parece que nos conocemos de toda la vida. No hay movimiento por la casa así que sospecho que Alicia lee y Mesut juega a la play con Pablo, Marcus y Terry.
·         Me dijiste que eres muy del Madrid pero no que eras tan, tan aficionada.
·         ¿Por qué?
·         ¡Persigues a los futbolistas!
·         ¿Yo? ¡No! - ¿en serio cree que soy una acosadora de futbolista? Tal vez si no lo necesitara.
·         ¡Tienes montones de fotos con jugadores y deportistas!
·         ¡Pero si son como mis tíos!
·         ¿¡Qué!? Explícate.
·         ¿Qué quieres que explique?
·         Nadie dice 'son como mis tíos' refiriéndose a futbolistas grandes.
·         Mis padres pertenecen a ese mundo del fútbol y el deporte.
·         No te creo.
·         ¿No has reconocido a mi madre?
·         Me suena pero no la sitúo.
·          Ven - me levanto y le agarro la mano.
Tiro de él y nos plantamos frente al enorme ventanal del salón donde mamá lee y papá y los enanos juegan con la consola. Mis sospechas eran reales.
·         Mira a mi padre - señalo a papá.
·         ¡No! ¡¿Enserio?! - dice sorprendido - ¿tu padre es Mesut Özil? ¿El mejor futbolista del mundo después de Zizou?
·         El mismo - sonrío mirando a mi familia.
·         Pero, ¿y tu apellido? - Me mira anonadado.
·         Bueno a mi madre nunca le ha  gustado eso de que le pongan la alfombra por ser quien es o por estar casada con quien está, así que como en España su apellido es muy común cuando nací estuvieron de acuerdo en utilizarlo en colegios y esas cosas para protegernos.
·         ¿Te avergüenzas de llevar el apellido de tu padre?
·         ¡NO! En absoluto, pero me di cuenta de que con el apellido Özil hay más interesados que amigos.
·         Hablas como si tuvieras más de 20 años - me mira con esos ojos azules brillantes.
·         ¿Halago o insulto? - le miro frunciendo el ceño.
·         Halago, halago - sonríe.
Volvemos a las tumbonas y unas dos horas después mamá persigue a los tres mosqueteros que salen corriendo al jardín y se tiran a la piscina de bomba. Alicia enfadada les reniega cosa que se pasan por el pito del sereno. Echa un vistazo a Riccardo y dice.
·         Hace calor y os vais a achicharrar, meteos vosotros también. Y por favor retenerlos aquí.
·         Entendido mamá, queréis intimidad - la miro sonriendo.
Mamá entra de nuevo en casa y avergonzada miro a un Riccardo sonriente.
·         ¿Qué?
·         ¿Enserio sabes que quieren intimidad?
·         No pienses mal, se pasan horas abrazados y mirándose.
·         Se nota que sois una familia unida.
·         Quién lo diría eh - río-. ¿Te apetece meterte? - Señalo la piscina con la cabeza.
Los cinco estamos en el agua, con cuidado, nos hacemos aguadillas, Riccardo los coge en volandas y los tira al agua, jugamos a voley.
Pablo y Riccardo VS Terry Marcus y yo.
En medio del improvisado partido interrumpe Mesut pidiéndole a Terry que salga y se seque que en 10 minutos vienen a buscarle. Con la mirada, papá, me pide que me asegure de que se seca bien. Salgo antes que Terry para coger un par de toallas dejando a Marcus y Pablo jugar contra Riccardo. Envuelvo a Terry en la toalla grande y le seco el pelo con la pequeña.
·         ¿Vas a dejarlo con mi hermano? - pero qué coño... que inteligentes son los niños de hoy en día.
·         Eso son cosas nuestras, Terry - intento no tocar ese tema. Ya no quiero tocarlo hasta dejar las cosas claras con Josh.
·         Me caes bien y no quiero que te alejes de nosotros. Me divierto mucho con Pablo - confiesa triste.
·         Ey Terry - le acaricio la mejilla-. No llores, lo que hagamos Josh y yo no influirá en tu amistad con Pablo y Marcus. Sois amigos y seguro que para siempre - le abrazo.
Pobre. Sabía que, a pesar de ser muy travieso; como todos los niños de 10 años, es un niño muy sensible pero no me había dado cuenta de que era tan sensible. Cuando está seco entra al baño para cambiarse.
Me quedo mirando al interior de la casa.
·         En cinco minutos fuera - le dice papá a Marcus y Pablo-. ¿Qué ha pasado con Terry? – me pregunta cuando esta junto a mí.
·         Me siento mal. Cree que si Josh y yo lo dejamos él dejará de ver a Pablo y a Marcus.
·         Seguro que has sabido tranquilizarle - me abraza.
·         Papá, ¿y si hago daño a cuartas personas por pensar en mí? - le pregunto apoyando la cabeza en su pecho.
·         ¿No te duele la cabeza de pensar tanto? - bromea dándome un beso en la cabeza.
·         Ducharos antes de irnos - le ordena mamá a Pablo y Marcus.
·         Voy a... - señalo la piscina.
·         Ve - sonríe papá.
Y en un suspiro me quedo sola en la piscina con ese chico alto de ojos azules. Me tiro de cabeza y cuando salgo del agua Riccardo está de pie en el borde de la piscina.
·         ¿Te vas? - le observo. Por alguna extraña razón no quiero que se marche.
·         Sí - sacude la cabeza como un perro para quitarse un poco el agua.
·         ¿Por qué?
·         No creo que a tu padre le haga gracia que su hija de 16 años se quede sola en su piscina con un chico de 19 años que acaba de conocer.
·         Ya te dije que sé cuidarme sola. Además todavía anda por ahí.
Sonríe.
·         Más a mí favor. Quiero salir vivo de esta casa - ríe.
·         Si no le hicieras gracia ya te hubiera echado. Pero a patadas - río.
·         No vas a convencerme.
·         ¿Qué harías si me estuviera ahogando?
·         Eso no va a pasar porque he visto que nadas perfectamente.
·         Pero aquí no toco - me dirijo al lado que cubre 1,80. No quiero que se marche y voy a hacer lo que sea para que se quede.
·         No lo hagas - me advierte señalándome.
·         ¿O sino qué? - sonrío pícaramente.
Me sumerjo sacudiendo los brazos y sacando la cabeza gritando, en voz baja para que no se asusten mis padres <<socorro>>. Se queda parado, asustado. Sin saber si bromeo o me ahogo de verdad. Se lanza y en menos de un minuto está dentro del agua. Frente a mí. Sonrío victoriosa.
·         Con eso no se juega - dice serio.
·         ¿Estabas preocupado? - Me acerco a él.
·         Que va. Sabía que era una broma.
·         Si ya, seguro.
·         Nunca sé lo que va a salir por tu boquita - sin apartar su mirada de la mía coloca su dedo sobre mi boca.
Se acerca más a mí agarrándome por la cintura para no sumergirme. Entre nuestros cuerpos no hay sitio ni para el aire. Nuestras respiraciones se aceleran y los labios están dispuestos a unirse. Un silbido nos da un golpe y nos envía de nuevo a la tierra. Me suelta y rápidamente me alejo unos centímetro de Riccardo y veo a Mesut en el umbral de la puerta.
·         Tesoro, tienes visit.
·         ¿Quién es?
·         Eh… - Duda.
·         Papá - le miro.
·         Josh - dice al fin. Miro a Riccardo inmediatamente que pone los ojos en blanco.
·         Voy - miro a mi padre-, dile que me seco y entro.
·         No tardes – me pide papá.
·         Lo siento - le digo a Riccardo antes de nadar hacia la escalera.
Cojo una toalla me envuelvo en ella y me escurro el pelo. Al ver que sale del agua me acerco a él con otra toalla.
·         No sigas por favor - coloca sus manos sobre mis hombros evitando que me acerque a él.
Me quedo petrificada con la toalla en la mano, mirándole.
·         Tienes novio y aunque te besaría ahora mismo - cierra los ojos. Ocultando dolor-, no soy así. Respeto a tu novio y sobretodo te respeto a ti. Ve a hablar con él, ya nos veremos.
¿Se está despidiendo? 
Me coge la toalla y me da un beso largo en la frente.
Sí. Se está despidiendo.
¿Por qué me duele tanto?
Me quito la toalla, la dejo en la tumbona y cojo mi camiseta. El bañador está mojado pero me la pongo. Entro en casa dejando a Riccardo secándose. Por el pasillo me cruzo a mi madre con ropa. Me abraza. Ella sale al jardín y yo voy al salón donde están los enanos jugando.
·         ¿Y Josh? – les pregunto al no encontrarlo ahí.
·         Fuera – me contesta Pablo.
Abro la puerta. Josh no deja de dar vueltas con las manos en los bolsillos.
·         ¿Por qué no has entrado? - le pregunto.
·         Adiós, Hazine - dice cuando Terry sale por la puerta.
·         Pero..., mi padre me ha dicho que venías a verme - no entiendo nada.
·         Y venía. Hasta que te he visto con el lumbreras ese.
·         Sólo es un amigo.
No escucha. Coge a Terry de la mano y se marcha. El pequeño me saluda con la mano mientras se alejan.
Ahora sí que la he jodido. Si va a dejarme tiene que decírmelo, no puede irse así, sin decir nada.
Vuelvo al jardín y no hay nadie. Otro que se ha ido. Y lo entiendo.
Cojo el móvil que está encima de la tumbona y me siento. Llamo a Josh, que no me contesta. Acto seguido llamo a Riccardo, tampoco me contesta.
Suspiro y me dejo caer en la tumbona con la cabeza tocando el césped.
·         Hija- me saca mamá de mis pensamientos-, nos vamos con el tío Sami y la tía Lena.
·         Vale - digo sin mover un sólo músculo de mi cuerpo.
Noto sus pasos acercándose.
·         Riccardo está en el baño de arriba - cambia su tono de voz tranquilo a un tono esperanzador.
Me incorporo y me siento.
·         Es mejor que se marche. Ya me ha dicho que respeta a Josh y a mí. Con él está todo hablado, hasta que no esté segura será todo distante.
·         Ay mi niña- se sienta junto a mí y me abraza por los hombros. La abrazo y entierro la cabeza en su pecho-. Me recuerdas tanto a mí cuando conocí a tu padre- me da un beso en la cabeza.
·         Pero tú huiste - ladeo un poco la cabeza para mirarla.
·         Sí. En Londres siempre estaba dándole vueltas a lo cobarde que estaba siendo, en ese momento me escondí pero nunca me ha gustado esconderme. Siempre he ido con la verdad por delante por dolorosa que sea.
·         Al grano mamá.
·         Tienes que decir la verdad, ¿ha aparecido otro chico y te has dado cuenta de que te hace sentir cosas que Josh no te hace sentir? Pues tienes que decírselo. Es pronto, sí; acabas de conocerlo, pero no sólo te engañarías a ti misma también engañarías a esos dos chicos. Si te equivocas y te das un estacazo contra el suelo ahí estaremos tu padre y yo para tenderte la mano y ayudarte a levantarte.
·         Josh se ha ido y no me coge el teléfono.
·          Dale tiempo, tal vez mañana. Papá me ha dicho que os a visto en la piscina, por eso ha salido a decirte que tenías visita.
·         Vale muy bien yo pienso en él, ¿pero pensó él en mí cuando me dejó sola en la fiesta? ¿O cuando no para de decir que se follaría a esa o a la otra? Yo sonrío y pongo buena cara pero me duele - noto que mi mejilla empieza a mojarse por culpa de mis lágrimas.
·         Lo sé cariño - me acaricia el pelo-, por eso tienes que ser sincera y más en una relación. Si la primera vez que te molestó se lo hubieras dicho seguramente no la habría hecho más - me limpia la mejilla que está a su alcance.
·          Iba a hacerlo.
·         ¿Por qué no lo hiciste?
·         Porque pensaba que él era el único chico que se interesaba realmente por mí y no por mis apellidos.
·         Ay mi pequeña - me abraza más fuerte.
·         Mamá tenemos que irnos - se asoma papá por la puerta.
Le miro de reojo. Está alarmado. Mira a mamá que mentalmente le cuenta nuestra conversación. En serio, no sé cómo cojones lo consiguen. Mesut se acerca y le da un dulce beso en los labios a Alicia. Posa su mano en mi espalda y se inclina para darme un beso en la cabeza.
·         He retenido a Riccardo - me susurra.
·         ¡¿Nos vamos?! - grita Pablo desde la puerta.
·         Ya nos vamos cariño - promete mamá.
·         No llores - me pide papá dándome otro beso.
Alicia, Mesut, Pablo y Marcus se marchan paseando hasta el restaurante en el que han quedado con los tíos. Tíos apegados claro está. Sami es un año mayor que papá pero es cómo su hermano mayor, siempre han estado muy unidos. Gracias a la preocupación de Sami por Mesut mamá y él consiguieron espantar sus miedos y sincerarse el uno con el otro.