miércoles, 17 de abril de 2013

NUEVO RUMBO


Cuando el balón se detiene. Capítulo 17. (Penúltimo capítulo)


A la mañana siguiente me despierto en el sofá, oigo voces, mi familia desayuna felizmente en el jardín. Parece que papá y mamá se van a tomar el día libre. Miro el reloj y son las 9:08. Me quedo tumbada durante unos minutos hasta que el teléfono fijo suena. De mala gana estiro el brazo y contesto.
·        ¿Diga?
·        ¿Está Alicia Martín?
·        ¿De parte de quién? - me levanto y me dirijo al jardín.
·        De Juan Ignacio.
·        Espere, voy a mirar - es del trabajo, no sé si querrá atender.
·        ¿Quién es, hija? - me pregunta papá cuando aparezco por la puerta.
·        Juan Ignacio - tapo el teléfono a la vez que miro a mamá.
·        Trae - estira el brazo para coger el teléfono.
·        Hoy no trabajas - la mira papá.
Mamá se levanta y entra en casa para hablar con tranquilidad, lo más posible es que le diga que no le toque las narices en su día libre.
·        ¿Has dormido bien? - me pregunta papá sirviéndome zumo en un vaso.
·        Sí - sonrío cogiendo una tostada-. Gracias - agradezco cuando termina de servirme el zumo-. ¿Por qué estaba dormida en el sofá?
·        ¿Me la das? - me pone ojitos Pablo mientras unto la mermelada.
·        Te quedaste dibujando - le entrego la tostada a Pablo mientras escucho a mi padre - y debiste de dormirte. No queríamos despertarte cuando nos hemos levantado - me entrega otra tostada.
·        A mí sí que me despertáis - se queja Pablo.
·        No seas embustero - lo mira papá-, que a las ocho ya estabas dando mal.
·        Hola cariño - me da mamá un beso en la mejilla cuando vuelve al jardín.
·        Hola, mamá.
·        ¿Qué pasa? - se interesa papá por el motivo de la llamada.
·        Nada, sólo querían saber unas cosas - se sienta en el lugar donde estaba.
·        Mamá eres imprescindible - dice Pablo. Mamá sólo le da un beso -. ¿Vas a venir con nosotros? - me pregunta Pablo.
·        No, me voy con las chicas de compras así que comeremos en algún sitio. ¿Y adónde vais?
·        A la sierra - contesta Pablo.
Todavía voy con la ropa que me puse ayer y no quiero irme a la ducha sin despedirme de ellos, a la noche estarán aquí pero sus teléfonos móviles estarán desconectados.
·        ¿Estarás bien? - me pregunta papá cuando le ayudo a meter todo al coche.
·        Si.
·        ¿Tienes dinero?
·        Si. Aún así no creo que me compre nada, no necesito nada.
·        Bueno toma por si acaso - me da dos billetes de cincuenta euro -, que te conozco y seguro que cae algún libro.
·        Gracias - cojo el dinero a regañadientes.
·        Si necesitas algo llama a Vega, no tendrá ningún problema en venir.
·        Vale.
·        Hazlo si necesitas algo - me señala con el dedo.
·        Que si papá.
Con la mano les despido desde la puerta y subo para bañarme, un baño relajante es lo que necesito. Más tranquila me arreglo, seguro que nos pateamos todas las tiendas hasta que encuentren algo que les guste por lo tanto me decanto por un short vaquero de color rosa de cintura alta, una camiseta rosa con rayas blancas y unas zapatillas blancas.
Hemos quedado a las 11 en la cafetería en la que todo vecino de 'La Moraleja' suele reunirse. Una cafetería-restaurante discreto y de alto standing la cual suele estar llena de deportistas, actores, famosillos y gente adinerada que residen ahí.
En una de las mesas de la terraza veo a Caro, la saludo y me siento junto a ella.
·        Has estado desaparecida - me recrimina.
·        Lo siento, no he tenido un buen fin de semana.
·        Si ya, eso creía - dice con cierta ironía.
·        Ya veo que Jenny se ha ido de boca.
·        ¿Te lo pasaste bien al menos?
·        Si - sonrío como una boba.
·        ¿Cuándo nos vas a presentar a tu nuevo novio? - nos sorprende Alba de repente.
·        ¿Pero qué os han contado? Yo no tengo ningún novio.
·        ¿Lo has dejado con Josh? - preguntan sorprendidas a la vez.
·        Ayer.
·        Pues ahora arrasamos con todas las tiendas para olvidar las penas - dice Alba alegremente.
·        ¿No viene Jenny? - pregunta Caro.
·        Me ha llamado mientras venía hacia aquí y me ha dicho que no - explica Alba.
Es la hora de comer y me está entrando hambre y todavía no quieren parar de mirar tiendas, son muy indecisas.
·        ¿Podemos ir a comer y seguir luego? - propongo.
·        Que poco aguante tienes chica - se queja Alba.
·        Poco aguante no, es que ir con vosotras de compras es agotador.
·        Menos mal que te queremos.
·        Menos mal que os quiero yo - bromeo mientras le doy a la dependienta los dos pañuelos que me he comprado.
Terminamos de pagar lo que nos hemos comprado y buscamos un lugar para comer. Damos dos vueltas por todos los restaurantes sin ponernos de acuerdo.
·        ¿Vamos al chino? - propone Caro.
·        Por mí sí - acepto.
·        Ah no, está en la otra punta - se queja Alba.
·        Llevas más de dos horas andando no te vas a morir por andar un poco más - le digo.
·        Quería ir al italiano.
·        Si pagas tú yo encantada - la mira Caro.
·        Venga decidido, vamos al chino - agarro a Alba del brazo para que no vuelva a dar más vueltas.
Pagamos a medias y decidimos ir a otro lado a tomarnos un postre en condiciones, optamos por una cafetería-heladería. La mayoría de nuestras conversaciones no tienen ni el mínimo sentido pero nos reímos juntas. Risas que pueden durar minutos y minutos y sólo cuando terminamos de reírnos nos damos cuenta de que empezamos a reírnos por una simple estupidez.
En medio de esa espantosa risa sin sentido que te deja con dolores me llega la notificación de un mensaje. Es de Riccardo.

"Me gusta verte reír."

Me quedo paralizada. Siento que la sangre deja de correr por mis venas. ¿¡Qué cojones!? ¿Dónde cojones está? Miro a mí alrededor en busca de unos ojos azules que estén clavados en mí.

"¿Dónde estás?"
“Creía que odiabas el rosa.”
“REPITO. ¿DÓNDE ESTÁS?”
"Muy cerca."
"¿Cómo de cerca?"
"No te lo voy a decir, búscame."
"¿De verdad quieres jugar? Tienes todas las de perder :)"
"Juguemos, a ver quién gana."

Quiere que me vuelva loca buscándole ¿verdad? Pues no, no le voy a dar ese placer. Él será el que se vuelva loco y venga a mí encuentro.
·        ¿Qué pasa? - se preocupa Alba.
·        Nada - sonrío.
·        ¿Adónde queréis ir ahora? - pregunta Caro.
·        Yo quiero mirar unos libros para llevarme a Nueva York.
·        Eso es aburrido, Hazine - protesta mi mejor amiga.
·        Pues mira Alba, vete a mirar trapitos y yo me voy a la librería.
·         No empecéis. Vamos a la librería y luego a mirar más ropa - plantea Caro.
·        Al revés. Eres capaz de pagarte ahí media hora.
·         Da igual, id a mirar tiendas yo me voy a la librería, cuando salga os llamo para ver dónde estáis - digo levantándome.
·        No te enfades - me pide Alba.
·        No me enfado - sonrío dándole un beso en la mejilla-. Nos vemos en un rato - le doy otro beso a Caro.
Me gusta ir de compras pero no con éstas dos locas que me vuelven mucho más loca de lo que ya estoy. Hace mucho tiempo que no he podido relajar la mente y los libros me ayudaran.
Media hora después salgo con 2 libros bajo el brazo y miro los mensajes que me han llegado mientras estaba dentro. Son de Riccardo y de Liam.

"¿No me encuentras? :P"
"No te busco que es diferente :)"

¿No quería jugar? Pues juguemos, será divertido.

"Siempre has querido que te dijeran la verdad aunque te duela, ¿no? Pues lo siento. Josh está con Jenny y no como amigos precisamente."
"Puede hacer lo que quiera, ya no estamos juntos. De todos modos gracias. Muack."

Envío un mensaje a Alba para ver dónde están y me contesta al instante, están en la otra punta de donde me encuentro. Genial. Sin prisa e intercambiando mensajes con Liam camino hacia allí, creo que no me doy de hostias con todo lo que se cruza en mi camino de milagro.

"¿Estás bien? ¿Quieres que nos veamos?"
"Estoy bien, gracias por preocuparte. Estoy con Alba y Caro en el centro comercial, vente."
"¿Día de chicas? Creo que paso :P"
"Jajaja no es para tanto. Si cambias de idea ya sabes."

Llego a la tienda y las localizo. Todavía siguen dando vueltas en busca de algo que les quede perfecto. Decido salir y esperarlas fuera.
·        ¿Por qué no me has buscado? - se apoya Riccardo en la barandilla junto a mí.
·        Te han mentido, pega al que te haya dicho eso - le miro de reojo.
·        No tengo valor para tocarte... al menos no de esa manera.
·        Corre más despacio que te vas a tropezar.
·        Creía que íbamos a jugar.
·        Eso hacía y he ganado - sonrío victoriosa a la vez que le miro.
Sonríe ladeando la cabeza hacía un lado y hacía el otro.
·        ¿Me estás siguiendo?
·        Simple casualidad.
·        ¿Seguro?
·        No soy ningún acosador, estaba comiendo con mi familia y te he visto.
·        Me dejas más tranquila.
·        ¿Lo arreglaste con tu novio?
·        ¿Qué significa 'arreglar' para ti?
·        ¿Lo habéis dejado?
·        Directo a la yugular.
·        Hay que ser directo.
·        Sí, lo hemos dejado.
·        Espero que no sea por mi culpa.
·        Pues sí y quiere matarte- me pongo seria.
·        Joder - suspira.
·        Que no, que no. Que es broma - le tranquilizo.
·        Hazine - se acercan Alba y Caro-. ¿No nos presentas? - pide Alba.
·        Riccardo, Alba y Caro - señalo respectivamente.
Se saludan y se dan dos besos.
·        ¡Vámonos de aquí, Riki! Aquí sólo hay niñatas - llega una chica exigiéndole. Creo que es la misma chica que estaba con él en la fiesta. Su hermana.
·        ¡Dios! - suspira Alba poniendo los ojos en blanco al verla.
·        ¡Tú! - la mira la chica.
·         Ay madre - me vuelvo-. Seguro que han peleado por algún trapo - le susurro a Riccardo que intenta esconder una sonrisa.
·        Devuélveme mi camiseta. 
·        ¿La has pagado tú? Pues que te den - contesta Alba. Tiene muy mala leche.
·        ¿Vas a hacer algo? - me susurra Riccardo.
·        ¿Yo? Ni de coña, ¿tú?
·        Tampoco, si quieren que se maten. No me meto entre dos mujeres y un vestido. ¿Te apetece ir a tomar algo?
·        Vale - sonrío-. Caro me voy con él, hablamos por la noche.
·        No serás capaz de dejarme sola con estás locas - se queja la hermana de Riccardo.
·        Sí. Adiós hermanita - le sonríe.
He pasado con Riccardo lo que quedaba de tarde, al igual que las otras veces que he estado con él ha sido agradable. Me gusta pasar tiempo con el chico de ojos azules. Ha sido una gran tarde. Un gran día.
Como la vez anterior insiste en llevarme a casa en su coche y acompañarme hasta la verja.
·        Dime que vamos a vernos muchas más veces - me pide.
·        ¿Por qué?
·        Porque me gusta estar contigo - corta la distancia que hay entre nosotros y toma mi cara entre sus manos-, tu imagen no sale de mi mente. No te alejes de mí por favor. Te necesito.
Y me besa.
·        Riccardo - separo mis labios de los suyos -, acabo de dejarlo con Josh.
·        Por eso lo hago.

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