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Cuando el balón se detiene. Capítulo4
Fue la única vez que tras esas paredes no escuchaba reír a mis
padres. Tenía solo dos años pero me daba cuenta de que no se hablaban, no se
miraban. Me daba cuenta de que durante tres semanas sufrían por estar uno
separado del otro. Sin abrazarse. Sin besarse. Tres semanas de verano duras.
Con el tiempo supe que no se hablaban por miedo a no decirse nada. Cuando se
reconciliaron papa convenció a mama para posar juntos en una revista alemana.
La prensa española los critico por no hacerlo en España, pero a ellos les dio
igual.
- ¿Dónde está Marcus? – pregunta papá cuando Sami y mamá se acercan.
- Cambiándose, ahora vendrá a por el bollo – sonríe Sami.
- ¿Estás bien? – le susurro a mamá después de sentarme junto a ella.
Me mira, me sonríe y me da un beso en la cabeza. Y no. No está
bien. Le duele lo que ha visto.
- Papá – dice Luna en alemán.
Mamá le da un beso y se la devuelve a su padre.
- Dame el chocolate – llega Pablo tirando la bolsa al suelo. Justo a los pies de mi madre y míos-. Hola mami – le da un beso y un abrazo.
- Hola hijo – le contesta Alicia.
- Terry se está cambiando, ahora viene – le dice a Josh.
- Toma – le da papá un bollo.
- No lleva chocolate – lo mira.
- Hoy no – le dice mi madre poniéndole bien la ropa.
- No sabe vestirse solo – me río de él.
- Cállate que por tu culpa hemos tenido que entrenar fuera – me tira del pelo.
- No soy la única que me gradúo.
- No sé por qué juegan a baloncesto si siempre van con un balón de fútbol – dice Josh viendo acercarse a su hermano.
- No sé por qué estas con mi hermana – contesta Pablo.
Comentario que causa gracia a todos menos a mí.
- Como se nota que es hijo tuyo – mira Sami a mamá-. La misma boquita que la tuya.
- ¿Venís a jugar? – llega Marcus corriendo.
- Ni siquiera saluda a su hermana – se queja Sami.
- Hola tata – dice Marcus en alemán dándole un beso a su hermana pequeña.
- Cuando se acaben el bollo irán a jugar – dice Alicia refiriéndose a Pablo y a Terry.
- Y tú igual – dice Sami en español quitándole el balón a su hijo.
- ¿Adónde nos vamos de vacaciones? – pregunta Pablo sentándose entre papá y yo.
- Tu madre y yo a Punta Cana para que haga submarinismo y tú con tus tíos. Cuando volvamos nos iremos a la montaña a montar a caballo.
- ¿Con los culés? No ni hablar. Me niego – dice molesto.
- Ya hablas como tú hermana – dice papá mirándome.
- Lo dices como si fuera algo malo – le digo.
- Para nada – me da un beso en la cabeza.
- Que os vais del tema – se queja Pablo separándonos – además me aplastáis.
- Ya me dirás entonces que hacemos contigo.
- Mamá yo no quiero ir con ellos.
- Vais a Mallorca, ahí tienes a tus amigos – contesta mamá.
- A nosotros no nos importa llevárnoslo – dice Sami.
- ¡Sí! – grita Marcus.
- Me lo estas malcriando – dice papá.
- Más de lo que lo malcría su madre imposible – ríe Sami.
- Estoy aquí – dice Alicia.
- Tío déjale venir – le pide Marcus a papá.
- Ya lo hablaremos, ahora id a jugar.
Marcus, Pablo y Terry salen corriendo antes de que mamá les diga
que acaben la merienda.
- ¡Eh! – grita mamá levantándose y mirando como los tres corren – te mato – gira la cabeza para mirar a su marido y sentarse junto a él.
- Vamos a verles jugar – dice Mesut levantándose después de darle un beso en la frente a Alicia.
Mesut, Alicia, Sami y Luna se alejan poco a poco del campo de
baloncesto para ir al campo de fútbol a ver jugar a Marcus, Pablo y Terry.
- ¿Al final te dejan ir a Nueva York? – me pregunta Josh acercándose más a mí.
- Todo apunta a que sí – giro la cara y me encuentro la suya justo enfrente de la mía.
- Nuestro primer verano solos – dice rozando sus labios con los míos – que ganas tengo – me besa al terminar la frase.
- No sé si estaremos solos.
- Claro que si – me coloca el pelo detrás de la oreja – tu prima estará ocupada con las sesiones de fotos y los eventos.
- Eso da igual.
- Tus padres no lo saben.
- ¿Te crees que son tontos? Claro que lo saben.
- Pues entonces será mejor que te portes bien hasta que estés en el avión – sonríe.
- ¿Me porto mal o qué?
- Con lo que ha pasado hace un rato no tienes muchas papeletas para ir – me vuelve a dar un beso.
- ¡Pareja! – dice Jenny acercándose junto a Alba, Liam, Edu y Caro.
- Tu padre y Sami están jugando al fútbol con los niños – dice Alba conforme se acerca.
- ¿Sí? – dice Josh – me voy a jugar con ellos.
- Gracias pava – le agradezco irónicamente a Alba.
- Me voy contigo – dice Liam.
Me da un beso en la boca y se va junto a Liam y Edu a jugar al
fútbol.
- Vamos – dice Alba.
- Eso, a ver si tu madre suelta alguna frase – añade Jenny.
- Aquí no dirá nada – contesto yo.
Conforme nos acercamos al otro lado del patio del colegio
encuentro a mi madre con Luna sentada en los bancos de piedra que hay frente al
campo en el que papá y Sami juegan con Terry, Pablo, Marcus y el resto de niños
que se acercan.
A mi padre le duele un poco que su hijo no tenga por el fútbol
la misma pasión que él tenía y tiene.
Prácticamente los dos nacimos con una pelota de fútbol bajo el
brazo, yo lo tengo como hobby y Pablo cambió el balón de fútbol por el de
baloncesto. Puede que siendo influenciado por el trabajo de mi madre o por la
presión que, disimuladamente, papá le daba, pero ninguno de los dos nos ha
obligado a hacer algo que no queramos.
- ¿En qué piensas hija? – me pregunta mi madre tocándome el pelo.
- En nada – la miro con una sonrisa en la cara.
- Josh te ha cambiado por papá.
- No sólo Josh – se queja Alba sentándose al lado de Alicia con los brazos cruzados.
- Si no fuera porque hace calor jugaría con ellos.
- Ya está la tiquismiquis – dice Jenny – como hace calor no juego.
- Ve en mi lugar – se acerca Sami.
- No que hace calor – repito.
- Con tus hijos no se puede jugar – mira Sami a mamá mientras coge a su hija Luna.
- ¿Desde cuándo tienes otro hijo? – se queda Alba mirando a mi madre.
- A ese no lo pario se lo encontró – contesta Sami de forma divertida.
- Ha visto videos de mi padre y vuestros – mira Alba a Sami – y es que Pablo juega igual que Mesut.
- Si es la primera vez que le ves jugar – dice Jenny.
- Eso es lo que tú te crees.
- Son idénticos – contesta mamá mirando a papá y al enano de Pablo con los ojos brillantes.
- ¿Has visto lo que me acaba de hacer tu hijo? – se acerca papá señalando a mamá.
- Digo yo que también será hijo tuyo – dice Sami.
- Te ha hecho una de las tantas que le hiciste a Abidal en aquel partido de la Copa del Rey en el Camp Nou – dice mamá mirando a papá haciendo caso omiso al resto de personas que estamos ahí.
- La edad empieza a hacer estragos – dice Sami.
- Soy el único al que no le ha salido un hijo futbolista – se sienta entre mamá y yo-. Le sale fútbol por los cuatro costados – lo mira jugar – no me lo explico.
- Tendrás que verle jugar en casa y en el parque – le agarra mamá del mentón y le da un beso en la mejilla.
- Algo tengo que hacer – dice papá apoyando la cabeza en el hombro de mamá.
- Ajo y agua – dice ella echándole la cabeza hacia atrás con la mano con la que lo agarraba de la cintura-. Bueno – se levanta-, tengo que irme a la reunión.
- ¿Para el mundial? - pregunta Sami.
- Sí – contesta mamá sin mucho entusiasmo mirando hacia el campo.
- ¿Vas a ir allí? – pregunta Edu.
- No – contesta mamá mirando a Edu.
- ¿Cubrir un mundial y una Eurocopa es lo único que te falta por hacer, no? – pregunta Alba a pesar de mis gestos.
- Albita… - la mira papá.
- ¡Pablo! – grita mamá con dirección al campo-. Josh, ojo a qué hora la traes – se vuelve para mirar a Josh.
- No la llevare tarde – sonríe. Que sonrisa más bonita tiene – y… ¿la puedo llevar en la moto?
- ¡Maa! – llega Pablo gritando y corriendo para abrazar a mamá.
- Si la llevas siempre sin permiso – dice papá-, menos mal que me caes bien – le da unas palmaditas en la rodilla.
- ¿Adónde vas? – le pregunta Pablo a mamá.
- Tengo una reunión de trabajo pero ceno contigo y con papá.
- ¿Eso significa que Hazine cena en mi casa? – pregunta Alba esperando un sí por respuesta.
- O en la mía – dice Josh.
- ¿Y qué tal si cenáis todos en una casa u os vais a un restaurante? – dice papá.
- Haced lo que queráis pero Hazine te quiero en casa a la hora – me dice mi madre.
- Paa, ¿podemos ir a buscar a mamá? – se acerca Pablo a papá poniendo ojitos.
- Claro, pero iremos en taxi – sonríe.
- Adiós cariño – le da un achuchón a Pablo-, pórtate bien.
- ¡Pablo ven a juagar! – grita Marcus en alemán.
- Ve – le da mamá una palmadita en el culo-. No sé cuanto estaremos – se gira hacia nosotros-, cuando acabe te llamo – se acerca.
- No le des más vueltas – puedo oír que le dice papá al oído después de que mamá le dé un beso en la mejilla-. Ve a trabajar y hablamos por la noche – le sigue susurrando, esta vez abrazándola por el cuello.
- Me recordáis a cuando erais jóvenes – dice Sami sonriendo.
- ¿Tú eres joven? – le pregunta Alba.
- Claro.
- Pues ellos también – sonríe.
- No llegues tarde - me dice mamá seria antes de darme un beso en la frente.
Los veranos en los que se juega el mundial de fútbol Alicia no
los pasa bien, los que hay Eurocopa los lleva más llevaderos porque trabaja en
los JJ.OO.
Todo comenzó en el año 2014, un año antes de nacer yo.
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