Bonita canción. Se llama 'Vagabundo', es de Niña Pastori y la canción preferida de Sergio Ramos.
Es una canción muy buena. Aparte de tener una buena relación tanto con María como con Chaboli, su marido, siempre me he sentido muy identificado con la música y con el flamenco. Su flamenco me transmite muchísimo. Evidentemente es de mis favoritas.
Habla de la calle de los sueños. ¿Cuál era la calle de los sueños de Ramos de niño?
Calle tampoco, era un barrio con una plazoleta, en Camas. Ahí empecé a dar mis primeras pataditas y a jugar los primeros partidos. Una portería era con dos árboles y la otra la montábamos con dos piedras. Ahí es cuando realmente uno disfruta de su niñez, de su infancia, de sus primeras amistades. Uno empieza a soñar, a tener aspiraciones.
Es decir, que el primer campo de fútbol de Ramos fue una plazoleta con piedras puestas como porterías.
Así es. Ésa es la realidad de cómo hemos empezado muchísimos futbolistas. En mi caso allí fue donde empecé y ya después, conforme fue pasando el tiempo, entre unos cuantos amigos hicimos un campo detrás de unos edificios donde vivíamos. Seguían siendo piedras pero no era el asfalto sobre el que jugábamos en la plazoleta.
¿Hasta qué hora le dejaban jugar sus padres al fútbol?
Para eso mis padres eran muy estrictos. Es cierto que con el tema de ir por la mañana al colegio yo estaba desde muy pequeño entrenando prácticamente todos los días en los escalafones inferiores del Sevilla y los horarios eran limitados porque me entrenaba con mi equipo salvo algún día a la semana. Sobre las 9 de la noche ya me estaban silbando por el balcón para que subiese a casa.
¿Quiénes eran sus compañeros de viaje en esos campos con piedras?
Realmente los amigos que sigo manteniendo en Camas. Unos siguen viviendo allí, otros han hecho su vida en otras ciudades. Te podría dar infinidad de nombres: Samuel, Jesús, Angelito, mis primos, Pedro, Álex, José Luis, que vivía por ahí también. La verdad es que disfrutábamos mucho. Cuando eres niño te decantas por un deporte y a uno les gustaba más el baloncesto, a otros la natación, el tenis y a nosotros nos gustaba mucho jugar al fútbol en nuestro barrio.
Cuando uno habla con futbolistas le dicen: “Yo de pequeño, en mi grupo de amigos, no era el mejor”. ¿Sergio era el mejor de aquel grupo de niños?
No, no era el mejor. Te puedo decir muchos nombres (Nico, Polaco...) que destacaban mucho más. En el Sevilla he tenido compañeros de una calidad tremenda y que realmente por desgracias y muchos factores que tiene el fútbol pues al final se han acabado perdiendo. Quizá lo que tenía yo, a diferencia de otros amigos, era la constancia y la ilusión de llegar a ser futbolista.
Y llegó al Sevilla con ocho años.
Así fue. Empecé con seis en el equipo del barrio, el Camas, y como estaba afiliado con el Sevilla siempre había ojeadores viniendo a vernos. Fue un período de mi vida maravilloso. Es cierto que tuve que renunciar a muchas etapas, porque cuando te centras y formas parte de una disciplina tienes que dejar al margen cosas que hacen habitualmente tus amigos, como salir de fiesta. Eso me lo he perdido o lo he dejado de lado, pero en una gran parte ha merecido muchísimo la pena y me lo compensa ver dónde estoy a día de hoy.
¿Al Ramos que entra en el Sevilla le acompañaría su hermano o alguien de su familia a entrenarse porque el campo no estaría cerca de casa?
Así era. Vivíamos en Camas y era complicado. Cuando eres niño atraviesas situaciones familiares que a lo mejor no son fáciles de asimilar para un niño. Yo no era consciente de ese esfuerzo tan grande que hizo mi familia. Un día me llevaban mis padres, otro mi hermanos, los abuelos… un sacrificio que merece la pena. Pero sí es cierto que había una distancia larga y no había ayuda económica porque prácticamente eras un niño.
Me han contado una anécdota. Que una vez le dejaron olvidado en el campo de entrenamiento…
Era una tarde de invierno, cuando oscurece antes, y sobre las seis ya era de noche. Entrenábamos a las cuatro y a las cinco estábamos fuera. Tenía compañeros que pasaban por mi casa y me decían: “Sergio, ¿te acerco?”. Y yo les decía que no, que venía mi padre o mi hermano. Y por lo visto, en aquella época en la ciudad deportiva no vivía nadie, posteriormente sí, y eso podía haber dado alguna facilidad. En ese momento sólo había una persona de seguridad por la noche. Empezaron a pasar las horas, el tiempo y ya todo me imponía respeto. Todo oscuro y por la noche entraban coches con parejas y conforme pasaban las horas mi padre pensaba que iba mi hermano a por mí y viceversa.
¿Y había unos perros por allí, no?
Ya estaba cansado de esperar y me apoyé en una valla. Y cuando me da por mirar veo a dos rottweiler y un boxer, así que salí corriendo y me subí a un árbol. Los perros me olieron y salieron detrás de mí. Pero tuve la suerte de que pasó el de seguridad dando la vuelta de vigilancia y le pegué un silbido. Por fin guardó los perros y ya llamamos a mis padres. Esa anécdota va a perdurar para toda la vida.
¿Qué es lo que no olvida Ramos de la niñez?
Quizá las etapas que he ido pasando, el cambio. En primer lugar el esfuerzo que hace tu familia por compartir tu alegría de ser alguien importante en el fútbol. Eso lo valoro y voy a estar eternamente agradecido a mis padres, hermanos y familia. Me han encaminado mi vida. Después, las etapas que he ido pasando, cuando te vas apartando, dejando un poco al margen las amistades porque no puedes compartir los hábitos que ellos tienen. Y eso no lo olvida uno. Después, cuando me mudé de Camas para irme a otro pueblo cercano. Vas dejando a un amigo, conociendo a otro. Vas creciendo a nivel deportivo y debuto en el primer equipo del Sevilla. Son conceptos de la vida y pequeños escalones que uno va a recordar con cariño.
¿Y cuál es la mayor trastada que ha hecho de niño?
He hecho muchas. Vivíamos en un barrio que estaba en lo alto del monte, un poco al margen y había mucho campo libre. Había muchas parejas que por la noche iban a intimar allí y siempre nos gustaba espiar qué hacían… Pero son trastadas de niño para pasar las horas. Estoy muy agradecido a todos los amigos que he tenido y que a día de hoy mantengo. Cada vez que bajo a Camas siempre quedo para comer con ellos o nos reunimos para charlar, que es lo más bonito de todo.
¿Le da miedo crecer?
Por una parte sí y por otra no. Por una parte quiero crecer para saber el día de mañana lo que he conseguido a nivel profesional. A nivel personal y profesional soy el primero que estoy súper ilusionado y confiado en ganar muchos títulos y el día de mañana quedarme con todo eso. Y a la vez da pena que todo pase tan rápido y no te dé tiempo a disfrutarlo. Por ejemplo, con la Selección eres campeón del mundo y no llegas a disfrutarlo. Pero el día de mañana, cuando te dediques a otra cosa y tengas más tiempo, valorarás lo que has hecho en la vida, lo que eres y lo que has sido. Se lo contaré a mis nietos.
Casillas dijo hace una semana: “Ahora no me está dando tiempo a saborear lo que me está pasando”. Impresiona que no se den cuenta de lo que están haciendo ¿verdad?
En el fútbol no se puede vivir del pasado, tienes que ir demostrando día a día. Este deporte no tiene memoria, por eso siempre la gente quiere el día a día, el trabajo y la constancia. Pero siempre te queda un dvd, una foto, un sentimiento íntimo que es imborrable. Por muy rápido que pase el tiempo te queda por disfrutar.
¿Sergio Ramos le debe a su familia ser futbolista?
Por supuesto. Se lo debo a ellos y si soy lo que soy es gracias a ellos. No me cansaré de decirlo. Son las personas que me han educado. Me han inculcado unos principios para saber escoger el camino idóneo y no equivocarme ni desviarme como han hecho muchos compañeros que he tenido. Tu entorno y el factor familia es clave.
¿Ha tenido algún momento en el que se podía haber desviado?
Desviado no, equivocado sí. Pero todos somos personas y nos equivocamos. Y si hay alguien para aconsejarte por edad es tu padre y tu familia. Son los más indicados para decirte cualquier cosa. Si he cometido algún error o he tenido la cabeza en otra parte me lo han dicho. Son lo prioritario para mí. Los tengo en la gloria hasta que me muera.
Habla de su familia como un factor muy importante para explicar lo que es hoy pero también Joaquín Caparrós es fundamental en esa trayectoria.
Por supuesto. De todos los entrenadores que he tenido he aprendido algo. Pero si hubo una persona que apostó por mí cuando no era nadie, cuando es difícil darle confianza a un chaval que prácticamente no tiene experiencia, ese es Caparrós. Tuvo con muchos canteranos ese ojo. Mantengo una amistad muy buena con él a raíz de ser jugador de su plantilla. Le tengo un cariño especial y voy a estarle eternamente agradecido. Ha sido de los que más he aprendido.
Cuénteme esa anécdota del rondo en aquel entrenamiento con el Sevilla.
Me subieron con 16 años a entrenarme con el primer equipo. Estaban jugadores míticos, ídolos míos, como Pablo Alfaro, Darío Silva y había un canterano también que había subido y que era ya jugador de la primera plantilla. En el rondo estaba yo dentro y en un balón dividido me resbalo y le doy una patada. Se encaró conmigo. Y en estas llegó Caparrós, que siempre tenía puestos cuatro ojos en lo que hacíamos los canteranos. Llegó a poner orden, se me acercó al oído y me dijo: “La próxima vez le das más fuerte”. Él quiere carácter. La actitud de uno siempre debe ser buena, que uno se vaya a casa con la sensación de haberlo dado todo aunque no te haya salido bien. Caparrós hacía mucho hincapié en ello. Es un gran entrenador y gran persona.
Florentino Pérez y José Mercé compartieron protagonismo en un programa radiofónico hace unos días y Mercé contó que en 2005 le dijo al presidente que tenía que fichar a un jugador del Sevilla llamado Sergio Ramos. ¿Es un padrino para usted?
Por supuesto. Es madridista hasta la médula, creo que no hay artista más madridista que él. Él, al igual que Niña Pastori, ha sido un ídolo tremendo del flamenco y lo he seguido desde que era pequeño. Mis padres me ponían desde pequeño flamenco. También tengo una anécdota con él. Un día, después de jugar un partido con el Sevilla, iba con Jesuli y con mi hermano a comer a Nervión. Y cuando entro al restaurante nos encontramos a Mercé. Me hacía mucha ilusión, no lo conocía personalmente. Me levanté y me decidí a pedirle un autógrafo y cuando me vio me dio un abrazo y me dijo que no me preocupase, que le iba a decir a Florentino que me tenía que fichar para el Madrid, que el club necesitaba gente con hambre de títulos. Y parece que se lo hubiera dicho a Aladino, porque al año siguiente así fue. Me firmó un autógrafo, lo enmarqué en mi cuarto y al año siguiente firmé por el Madrid. Es una persona única.
Dice Mercé que usted tiene mucho arte para cantar y para bailar.
Soy aficionado a ello. Las raíces se llevan y esto se mama desde pequeño. Siempre me ha gustado el flamenco, el arte, eso se lleva siendo uno de donde es. Soy un amante de la música y sobre todo de ese palo.
¿Y el Sergio Ramos persona cómo es?
Es difícil de cambiar la imagen que uno tiene porque la primera apariencia que da un futbolista, al no tener relación cercana con él, es lo que ves en la televisión. Realmente el 90% del mundo no conoce cómo es uno porque a lo mejor tiene la imagen grabada de una patada que has dado, un vídeo, imágenes cortas. Pero no saben si eres humilde, sencillo o simpático. Soy una persona muy de verdad, sincera, amigo de mis amigos, familiar, alegre aunque a lo mejor no transmita a veces esa apariencia. Me levanto cantando, me acuesto cantando, dando mis palmas con mi guitarra. Intento estar feliz. La cara es el espejo del alma y si uno estuviese conmigo se daría cuenta de cómo soy.
Y una persona a la que le gusta ayudar a los otros. Desde hace cinco años es embajador de Unicef y padrino de la Fundación Apascovi.
Eso lo necesita hacer todo el mundo, no sólo yo. Estamos obligados como personas. Me considero un afortunado por poder ayudar. Con la magnitud que ha alcanzado el deporte y el fútbol tenemos facilidades para ayudar a esas personas que lo necesitan. Podemos hacer más fácil el mundo y ayudar a ciertas personas. Hay que ser solidarios y saber que tenemos tiempo para todo. Tienes tiempo libre para ayudar a sacar sonrisas a un niño, que eso no tiene precio. Niños que están malos, que no se ríen durante el año y sólo con verte te sacan una sonrisa. Eso no está pagado con nada.
Estuvo en Senegal. ¿Qué imagen no se le borra de ese viaje?
Fue un viaje que me apeteció hacer pero fue muy duro. Ves imágenes que desconoces totalmente. No valoran la vida de cualquier niño porque es habitual que se mueran pequeños por enfermedad o desnutrición. Me gustó llevarme a mi hermano y a mi hermana para que abriésemos los ojos y diésemos valor a las cosas, porque muchas veces nos quejamos por tonterías.
¿Esas injusticias, esa vida que le toca vivir a determinadas personas es lo que hace llorar a veces a Ramos?
Pues sí. No te miento, no soy una persona de echar muchas lágrimas pero sí soy sentimental en esos campos. He llorado muchas veces pero en solitario. En el viaje de Senegal es inevitable emocionarte y soltar lágrimas cuando un niño te abraza cuando le das de comer. Con temas así soy el más sensible del mundo aunque proyecte otra imagen de duro o de persona fría. Si algo he heredado es eso.
¿Cómo es Sergio Ramos cuando se abre con su familia?
Disfruto cuando estoy bien rodeado, con gente que te quiere, gente sana. En el fútbol, es una pena que lo diga, hay mucha mentira. En casa siempre estoy alegre y más cuando estoy bien rodeado. Hay cosas que no tienen precio y una es estar en casa, estar con mi sobrina por ejemplo. Tomar café, escuchar música, hablar… Para mí son las cosas que perduran por mucho tiempo.
Ese Ramos alegre se ha quedado en las últimas semanas de lado por su abuela Reyes.
La verdad que sí. Mis abuelos, por parte de madre, son los únicos que me quedan. Mi abuelo por parte de padre se nos murió hace unos años y yo era su niño bonito. Su ilusión era verme ser futbolista y jugar con el primer equipo y no tuvo ocasión, esa es mi pena. Mi abuela está muy mala y estamos esperando, y cuando la ves así de mal te afecta mucho.
Decía Casillas que su debilidad era su hermano. ¿Cuál es la de Ramos?
Me emociono porque nosotros afortunadamente tenemos una familia muy unida y para mí todos son importantes. Aunque mi hermano y mi padre se pongan celosos, mi hermana Miriam es mi debilidad. Es la única niña de la familia y la quiero muchísimo. Me emociono al hablar de ella.
A mí me han dicho que hay una mujer que le vuelve loco y que se llama Daniela.
Daniela es mi sobrina, tiene tres años y medio. Ha sido la primera de los tres hermanos que somos y es como si fuese mi hija. Está para comérsela y me siento muy identificado con ella. Cada vez que sube a Madrid estoy encantado y paso todo el tiempo que puedo con ella.
¿Y con su abuela habla de fútbol?
Mi abuela era una alegría constante. Desgraciadamente, con la enfermedad que tiene no recuerda y eso es lo que te envuelve en la pena. Pero me queda la imagen buena, como en el último cumpleaños de mi hermana, cuando me sacó a bailar. Me quedo con lo bueno, con esas imágenes que cuando un día no esté recordaré y la echaré de menos. Estoy agradecido porque también gracias a ella estamos en este mundo.
¿Qué es lo mejor que ha hecho Sergio Ramos por alguien?
No me gusta ponerme medallas. Si lo he hecho es porque me ha salido del corazón y porque soy así. Me gusta ayudar siempre que se pueda y valorar a la gente como personas. Por amigos y familiares he hecho muchas cosas. Pero si algún día salen que sea por ellos.
¿Y lo mejor que ha hecho por Ramos alguien de quien no lo esperaba?
En general, si estoy agradecido por algo es por el trato que siempre me han dado. Siendo realista es fácil darle un buen trato a un futbolista del Real Madrid, al que conoce todo el mundo. Pero yo me quedo con un abrazo, una sonrisa, que me inviten a un café. Los detalles son los que marcan a las personas, no el dinero ni lo material. Cualquier sorpresa que te da la familia, esas cosas son las que me emocionan.
¿Cómo se puede ser con 24 años segundo capitán del Real Madrid?
Eso tiene mucho trabajo y soñar que seré el día de mañana capitán del Real Madrid compensa todo lo vivido. Ahora estoy encantado de compartir mi capitanía con Casillas. Mucha gente es culpable de esto y uno de ellos es Florentino Pérez, que apostó por mí. Pero uno tiene que valerse por sí mismo y debe demostrarlo, teniendo las ideas muy claras. Sentir, saber dónde estás, conocer la historia de este club. Llevo ya seis años en el Real Madrid, soy segundo capitán y ojalá me retiré aquí el día de mañana. Sería inolvidable. Lo firmaba con los ojos cerrados.
Hablaba muy bien de usted Casillas. Decía que para lo joven que es tiene muchos valores que debe poseer un capitán del Real Madrid. ¿Qué le ha transmitido Casillas a usted?
Con Iker me une una relación fabulosa. He tenido siempre un trato especial. Desde que empecé a ir a la absoluta, tanto Raúl como Casillas tuvieron detalles conmigo muy buenos porque eran los abanderados de este club. Sabían que yo iba a firmar aquí y la verdad es que he aprendido mucho de ellos. He aprendido de Raúl, Zidane, Beckham, Ronaldo, Roberto... Pero sobre todo de gente de la casa como Iker, que ha luchado muchos años por conseguir lo que hoy día es y eso tiene mucho mérito. Compartir vestuario con el mejor portero del mundo es una garantía para uno mismo a la hora de aprender cómo llevar un vestuario, cómo ser capitán de un vestuario como este.
¿Qué hace un jugador cuando estampa su firma en el contrato del Real Madrid?
Estaba en una convocatoria de la Selección. En la maleta llevaba el neceser, el ordenador y las botas de fútbol. Y resulta que ese día no vuelves a casa con la maletilla que llevabas. Firmé el contrato a las 11:30 sabiendo que el plazo se cerraba a las 12 de la noche. Y cuando firmas no te lo crees. Es la vez que más mensajes he tenido en mi móvil. Era un paso y una responsabilidad tremendas. Era un cambio de una magnitud enorme. Y si ahora soy niño, en aquel momento más todavía. Te levantas siendo jugador del Sevilla y te acuestas como futbolista del Real Madrid. Y saber que vas a compartir vestuario con aquella quinta que había de Raúl, Beckham, Roberto Carlos, que para mí fueron ídolos, pues se echaba el mundo encima. Y ahí tenías dos opciones: o quedarte en la tontería de firmar por el Madrid y pensar que ya lo he hecho todo o ver la realidad, que es pensar que no has hecho nada y que tienes que empezar a demostrar.
¿Esa noche durmió?
No, hay testigos como mi hermano. La familia se queda celebrándolo pero uno se queda descansando porque tiene que volver a la normalidad. Si dormí fue una hora.
¿Ha cambiado mucho desde su llegada al Madrid en 2005?
En general, las personas van cambiando por muchos motivos. Por cosas que te puedan pasar, errores cometidos o títulos conseguidos, por experiencia… Es un cúmulo de factores que a nivel personal te acompañan. La verdad es que me encuentro más maduro, con más experiencia, con las ideas claras, lo que no me puede venir mal. Eso sí que me ayuda.
Hablar con Ramos es hacerlo con un hombre sosegado, pero en la intimidad del vestuario es uno de los más liantes: pone la música, lleva la alegría… ¿Cuál es la mejor anécdota que le ha pasado dentro de un vestuario?
Yo no soy mucho de contar anécdotas. Es cierto que la gente tiene una imagen de ti que es lo contrario. Que soy mucho de eso. Me gusta poner música, soy el primero que hace bromas y el primero en aceptarlas. Pero eso es lo que hace la buena sintonía y la unión dentro del vestuario. Es necesario para que después se juegue mejor. Tiene que haber buen rollo aunque seamos de sitios distintos. Al fin y al cabo el objetivo es ganar títulos, que es lo que queremos todos.Hace dos semanas, Mourinho dijo que esta plantilla no iba a defraudar. ¿Qué ha dado Mourinho a este vestuario?
Ha dado mucho. Lo puede decir mucha gente, jugadores, técnicos... El trato con todo el mundo. Ha dado estabilidad y un equilibrio que a lo mejor no hemos tenido en otros momentos. A nivel personal no puedes aprender más que con un entrenador como Mourinho, que con enseñarte el currículum te lo dice todo. Personalmente es una persona muy directa y sincera con todos. Estoy contento de tenerlo. Si nosotros tenemos las cosas claras es por el trabajo que él hace y las ideas que inculca, que son ir en el mismo camino todos y ser honestos en el trabajo. Hoy todo el mundo habla del resultado de la Champions. En la vuelta ante el Lyon no se puede fallar, Sergio.
Estamos obligados a pasar la eliminatoria. Fue una pena empatar después del partido que hizo el Real Madrid el martes en un campo que para nosotros era maldito. A falta de diez minutos tienes un buen resultado para el partido de vuelta y te ves con un empate. Se te pasan muchas cosas por la cabeza. Pero no hay que ser negativo y sí ver que haberles hecho un gol allí es muy importante. Y hay que pensar en nuestro jugador número doce, el factor Bernabéu. Todos los equipos firmarían tenerlo. Afortunadamente sólo lo poseemos nosotros, pero tenemos que hablar en el campo y va siendo hora de pasar esta eliminatoria y de brindarle eso a nuestra afición.¿Y qué Bernabéu quiere Sergio Ramos para ese día?
El que estamos acostumbrados a ver en Champions, con un madridismo ilusionado. Cuando vas al Bernabéu en Champions uno palpa otro ambiente. La gente lo vive así porque quiere la Décima, porque no sólo quieren que estemos punteros en Liga, sino a nivel mundial. Confío en nuestra afición. Esa noche va a ser una gran fiesta y la afición se merece ese pase.Por último: ¿qué se le pasa por la cabeza cuando va en coche por Cibeles?
Mucho sentimiento. Mis primeros títulos han sido con el Real Madrid y tengo muy buenos recuerdos de estar en Cibeles. Mirar a la derecha y ver todo lleno de gente. Eso no tiene precio. Lo que genera el fútbol y la masa que mueve nuestro equipo no está pagado con nada y cada vez que paso miro de reojo con ganas de volver. Para eso hay que hacer las cosas muy bien. Yo creo que si seguimos en este camino, con humildad, pero con esa actitud de ser conscientes de que debemos creérnoslo, nos subimos a Cibeles.
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