lunes, 30 de mayo de 2011

Fic LV


 
55. Un cumpleaños diferente IV.


Mesut se acerca a Alicia y coge las maletas para meterlas al maletero del coche, una vez en el coche hacen el pequeño trayecto hasta casa de Mesut.
Una vez allí Mesut le presenta a su hermano y a su amigo y se va directo a una habitación dejando a Alicia con ellos dos.

     - Hola – dice tímidamente sentándose en el sofá.
     - Hola – contestan los dos a la vez - ¿Qué tal todo? – concluye Mutlu.
     - Todo bien – sonriendo - ¿y a vosotros como os va por Madrid?
     - Muy bien, bonita ciudad la gente es simpática.
     - Cuando llevéis tres años estaréis deseando volver a vuestra casa.
     - No creo se esta muy bien – dice Ümit – y si todas las chicas son como tú mucho mejor – sonriendo.
     - Si todo Madrid estuviera lleno de chicas como yo, seria una locura – dice ella.
     - ¿Esa no es la de Mesut? – dice Ümit.
     - Si, me la regalo, pues hay que sacarle provecho – riéndose.
     - Dejarla tranquila – dice Mesut entrado al salón.
     - No importa, solo estamos charlando – dice Alicia sonriendo a Mesut.
     - ¿Vamos a dar la clase? – dice en español.
     - Si claro – levantándose – nos vemos – mirando a Mutlu y Ümit.

Mesut y Alicia van a la sala donde dan la clase, entran y Alicia ve una caja azul grande con un lazo rojo.

     - No se lo que será y si será para mi pero… – se calla.
     - ¿Qué pasa? – sentándose.
     - Te has lucido con los colores.
     - Uy – tapándose la boca – no me di cuenta.
     - Que chico más despistado – sentándose.
     - ¿No lo abres? – señalando la caja.
     - No – cogiendo los folios.
     - ¿Por qué no?
     - Uno – levantando un dedo – no se si es para mi.
     - Sabes que si es para ti – sonriendo.
     - Pero tampoco me lo has dado tú.
     - Pues toma – levantándose a por la caja.
     - No, primero la clase.
     - Pero… - mirando la caja.
     - Ni pero ni pera – dice en español – siéntate – señalando la silla – que luego es mi culpa que no avances con el español.

Llevan 4 horas de clases y Mesut sigue traduciendo frases echando alguna que otra miradita a Alicia que no deja de observar la caja cuando un grito de Alicia le hace dar un bote.

     - ¿Qué pasa? – echándose la mano al corazón.
     - La caja se ha movido – dice en español señalando la caja y echándose hacia atrás.
     - Ya te he dicho que la abras – levantándose a la vez que se ríe.
     - ¿De que te ríes? – mirándolo mal.
     - Toma ábrela – dándosela.
     - No – alejándose.
     - Ven – agarrándole la mano y llevándola hacia un pequeño sofá.
     - Que no, ¿que hay dentro?
     - Tranquila – sentándose.
     - Dímelo en español – sentándose junto a él.
     - Tranquilízate no va a pasar nada – le cuesta decir en español.
     - Muy bien – sonriendo.
     - Toma ahora ábrela – dándole la caja.

Alicia se le queda mirando y con la cabeza indica un no.

     - Ábrela por favor – dice en español.
     - Vale – cogiendo la caja.

Alicia quita el lazo muy despacio y la tapa con miedo con la sorpresa que se encuentra un gatito blanco con los ojos azules.

     - Mesut – asombrada – es precioso – cogiendo al gato.
     - Preciosa – rectifica.
     - Muchas gracias – abrazando a Mesut – pero que cosa mas bonita – haciéndole carantoñas a la gatita.
     - Esta muy sana tiene todas las vacunas y todo.
     - Eres un amor – dándole un beso en la mejilla.
     - ¿Y como la vas a llamar? – acariciando a la gatita.
     - Pues… - pensando – manchita.
     - ¿Manchita? – mirando a la gatita – si no tiene manchas.
     - Si tiene, mira – enseñándole la cabeza.
     - No me había dado cuenta.
     - Y en la cola también tiene – enseñándole la cola.
     - Si, cierto – quitándole la gata – ¿seguimos con la clase? – levantándose y dirigiéndose a la silla.
     - ¿No te cansas de estar aquí encerrado? – levantándose a la vez que lo mira.
     - Si, - dejando a Manchita encima de la mesa - pero ya sabes que tengo que aprender español.
     - Pero hay muchas otras formas mas divertidas de aprender – cogiendo a manchita.
     - Déjala libre.
     - No, que hay papeles encima de la mesa.
     - ¿Cómo que hay otras formas mas divertidas para aprender el español? – mirándola.
     - El español y otros idiomas y otras muchas cosas más – jugando con Manchita.
     - ¿Cómo por ejemplo?
     - Haciendo la compra.
     - ¿Haciendo la compra? ¿Si no se español como voy ha hacer la compra?
     - Como se aprende a jugar al fútbol – mirándolo.
     - Jugando al fútbol.
     - Pues ahí tienes la respuesta – guiñándole un ojo.
     - Pero aprender a jugar al fútbol no tiene nada que ver con aprender un idioma.
     - ¿Confías en mi?
     - Si.
     - Pues vamonos – yendo hacia la puerta.
     - ¿A dónde? – observándola.
     - Me vas a acompañar a comprar cosas para Manchita – abriendo la puerta.
     - ¿Y Manchita? – yendo hacia ella.
     - Nos la llevamos así no venimos hasta aquí luego.
     - ¿Huyes de mi casa? – pasándole el brazo por encima de los hombros.
     - Llevamos 4 horas aquí metidos no se como he aguantado.

Alicia y Mesut se despiden de Mutlu y Ümit y van directos a un centro comercial a comprar lo necesario para Manchita. Cunado están buscando un sitio para aparcar en el parking tienen un pequeño problema.

     - ¿Qué vas ha hacer con Manchita?
     - ¿Qué voy ha hacer de que? – Mirando por la ventanilla – métete por ahí – señalando hacia la derecha.
     - No se como es eso en España pero creo que no pueden entrar animales – aparcando el coche.
     - Pues lo dejamos en el coche, no creo que tardemos mucho.
     - ¿Estas loca? – Apagando el motor - ¿¡Como vas a dejar a Manchita sola!? – cogiendo a Manchita.
     - Pues la entro – saliendo del coche.
     - No se puede – saliendo del coche con Marchitas en sus manos.
     - Que divino – mirándolo – si es mas grande tú mano – poniéndose las manos en la boca en forma de oración.
     - ¿Qué vamos ha hacer con Manchita?
     - Tráela – acercándose a Mesut.
     - ¿Qué vas ha hacer?
     - La meto al bolso – cogiendo a Manchita.
     - No, pobre Manchita – sin querer dársela.
     - ¿Que pasa que la Paris Milton puede meter a su miniparis en un bolso y yo no? – Cogiendo a Manchita – que no le va ha pasar nada, que no la voy a asfixiar le dejare la cabecita fuera – metiendo a Manchita al bolso.
     - ¿Seguro que no le pasara nada? – cerrando el coche.
     - Seguro – yendo hacia él – Y ahora vamos a comprarle cositas ha esta preciosura.
     - Espera que me pongo en este lado – poniéndose a la izquierda de Alicia.
      - ¿Para?
      - Por que así se nota menos.
      - Chico listo – sonriendo.

Los tres salen del parking y se dirigen a comprar todo lo necesario para Manchita, son observados por la gente que sale y entra, algunos se acercan para hacerse fotos con él, que muy amablemente acepta. Una vez dentro pasan como si nada pasara pero el segurata se acerca a ellos.

-         Disculpen.

Los dos se miran y girándose dicen a la vez - ¿Si?

     - Perdonen que les moleste, pero si tienen algún problema o les molestan no duden en avisarme.

Los dos se vuelven  a mirar y Alicia le da un codazo a Mesut para que diga algo.

     - Gracias – dice en español sonriendo.
     - Que disfruten de sus compras – dice el guardia.
     - Si dices algo mas igual te hernias – le dice Alicia en español.
     - ¿Hernias? – mirándola.
     - Es una frase hecha, anda vamos – agarrándolo del brazo – vamos ha comprar.
     - ¿Sin carro? – dice en español.
     - Pues vamos a por uno.

Retroceden y van en busca de un carro para meter todo lo necesario, una vez enfrente de los carros, cuando Alicia va a coger una moneda para coger el carro pone mala cara asustando a Mesut.

     - ¿Qué pasa?
     - Manchita.
     - ¿Se ha asfixiado?
     - No, no…no…no… - sin poder hablar.
     - ¡¿No que?! – agarrándola de los brazos.
     - No esta.
     - Vamos a buscarla – agarrándola de la mano y tirando de ella.
     - Pero… - sin reaccionar.
     - Ni pero ni pera, vamos – tirando de ella.

Los dos se ponen ha dar vueltas por la tienda en busca de la traviesa gatita hace mil locuras, la encuentran dando vueltas por la zona de la ropa, Ali no puede cogerla por lo veloz que es - ¡Mesut aquí! – grita Alicia. Con paciencia Mesut consigue atraparla, pero Manchita se pone muy rabieta y consigue escapar de las manos de Mesut, los dos ríen y corren tras Manchita. La ven quieta y los dos se lanzan hacia ella pero consigue volver a escapar y volviéndola a perder de vista hasta que Alicia la visualiza encima de una montaña de latas de comida.

     - Mesut – quedándose quieta.
     - No te pares y sigue buscando a Manchita.
     - ¡Estate quieto! – Agarrándolo de la mano – mira allí – señalando la montaña de latas.
     - Vamos – tirando de ella.
     - No, si vamos los dos huirá otra vez.
     - Pues ya voy solo.
     - Con cuidado.

Mesut se acerca sigilosamente a la montaña de latas y la coge, las latas caen y él se aleja de allí con una tímida sonrisa siendo observado por dos supervisores de ‘El corte Ingles’, se acerca a Alicia y le da a la gatita, Manchita intenta huir otra vez pero él la agarra de la cabecita y la acaricia haciéndola calmar, Alicia coge a Manchita con una gran y dulce sonrisa.

     - Muchas gracias.
     - Creo que Manchita tiene hambre.
     - ¿No le has dado de comer?
     - Digo yo que le habrán dado de comer en el veterinario.
     - Mesut en el veterinario los curan no les dan de comer.
     - Pues seguro que si que tiene hambre.
     - Que cafre eres – dándole suavemente en la cabeza.
     - La que hemos liado – dice en español.
     - La que has liado – señalándolo.
     - ¿Yo? – Señalándose – ha sido Manchita.
     - ¿No tendremos problemas verdad? – mirándolo.
     - No lo se, voy a solucionarlo.
     - No te muevas.
     - ¿Por?
     - Por que se acercan los encargados – mirando como se acercan dos hombres trajeados y una mujer por detrás de Mesut.
     - Disculpe señor Özil – dice un hombre alto con el pelo canoso.
     - Yo pagare toda la reparación. – dándose la vuelta.
     - No se preocupe señor Özil, solo veníamos ha preguntarles si necesitan ayuda para hacer sus compras.

Mesut mira extrañado a Alicia.

     - ¿Me ha entendido? – le pregunta el hombre bajito a Alicia.
     - Si – dice Mesut.
     - Chelo traiga una jaula para que lleven al gato – le dice el hombre alto a la mujer.
     - Déjeme pagar los… - mirando a Alicia.
     - Desperfectos – dice Alicia.
     - Eso – mirando a los dos hombres.
     - Lo único que queremos es que hagan sus compras a gusto, ¡Chelo! – Grita – acompáñelos.
     - Tomen – dice la mujer dándole una pequeña jaula para llevar al gato.
     - No hace falta lo puedo llevar en brazos – dice Alicia.
     - Nos lo quedamos – dice Mesut cogiendo la jaula.
     - Que disfruten de sus compras – dice el hombre bajito – ayúdelos Chelo.
     - No hace falta – dice Alicia – solos podemos – mirando a Mesut.
     - Si necesitan ayuda no duden en avisar a Chelo – dice el hombre alto y canoso.
     - Gracias – dice Mesut.

Retroceden y ponen rumbo en busca de cosas necesarias para Manchita, una vez tienen todas las cosas necesarias van a la caja a pagar y Mesut insiste en pagar los desperfectos. Llegan a casa de Alicia y hacen dos viajes unos con el gato y sus objetos le ponen de comer y vuelven al coche a por las maletas de Alicia, dejan las maletas en la entrada y se sientan en el sofá a jugar con Manchita. Vanesa llega a casa con mala cara y ve a Alicia y a Mesut riéndose.

     - Hola – dice Alicia sonriendo.
     - Hola – sacando a Paris del carrito.
     - ¿Cómo te ha ido con la casa? – Mirándola - ¿has encontrado algo?
     - No me hables – sentándose en el pequeño sillón.
     - ¿Buscáis casa? – dice Mesut jugando con Manchita.
     - ¿Qué ha pasado? – cogiendo a Paris.
     - Pues como soy madre soltera y aun no tengo trabajo pues no me alquilan ningún piso.
     - Que cabrones.
     - ¿Tu como conseguiste este? – dice Mesut en alemán.
     - Yo lo encontré antes de venir aquí. Vivian unas chicas, se fueron y me quede yo.
     - ¿Podéis ir los dos juntos? – les pide Vanesa.
     - ¿Juntos a donde? – dice Alicia.
     - A coger el piso, si vais los dos seguro que si os lo alquilan.
     - Pero el piso es para ti.
     - Y para ti – dice Mesut.
     - Lo pones a tú nombre y no hay problema.
     - Si vamos los dos querrán ponerlo al nombre de él – señalando a Mesut.
     - No tiene por que  - dice Vanesa.
     - Es jugador del Madrid y lo querrán poner a su nombre – mirando a Vanesa.
     - Se dice que va a tú nombre – dice Mesut en alemán.
     - Pero solo si Mesut quiere – mirandolo.
     - No hay problema – dice Mesut en español.
     - Muchas gracias – dice Vanesa abrazando a Mesut.
     - ¡Cuida! – grita.
     - ¿Qué pasa? – dejándolo de abrazar.
     - Manchita – enseñándole a la gatita.
     - Lo siento – acariciando a Manchita.

Alicia y Mesut cocinan mientras Vanesa le da un baño a Paris, por otro lado, la plantilla del primer equipo del Real Madrid están en el autobús de camino al hotel, escuchando música, bailando e intentando que Sergio Ramos se anime que esta sentado al final del autobús.


miércoles, 25 de mayo de 2011

Özil-Ronaldo SL

 
Mesut Özil y Cristiano Ronaldo, la Sociedad Limitada más rentable de la Liga. El genio alemán y el pichichi portugués se han convertido en la pareja más rentable de la recién finalizada competición doméstica, destripando números históricos del Real Madrid de la Quinta del Buitre y del Madrid Galáctico. Uno asistiendo y el otro goleando, ambos han hecho historia en el club blanco.

Ronaldo, con sus 40 goles, desterró a Hugo Sánchez como mejor goleador madridista en una sola temporada, pero más allá de eso conviene también destacar el papel preponderante de Mesut Özil en el juego blanco. El alemán, pese a su juventud y a enfrentarse a un equipo nuevo, a una competición que desconocía y a una lengua que no entendía, ha terminado la Liga repartiendo 18 asistencias, superando el récord de Luis Figo con la camiseta blanca.

Pero no sólo eso: 11 de los 40 goles de Cristiano Ronaldo han llevado sobreimpreso en el balón una palabra: "made in Özil". Porque el alemán ha logrado, con sus asistencias, que el luso marcara más de una cuarta parte de sus goles. Özil-Ronaldo SL.

jueves, 19 de mayo de 2011

Fic LIV


  54. Un cumpleaños diferente III.


Pasa casi media hora y la pareja empieza a preguntar por que tarda tanto en volver, Male les contesta que no se preocupen que para el baile Alicia es muy perfeccionista que ya vendrá, pero Mesut no se queda tranquilo y sale para ir a ver a Alicia. Abre todas las puertas una por una hasta dar con Alicia.

Abre una puerta y ve a Alicia dando vueltas en círculo, le encanta verla bailar así que no la interrumpe hasta que la ve desplomase así que rápidamente va a socorrerla.

     - ¿Estas bien? – le dice en alemán.
     - Si - sentada en el suelo.
     - Por ti y tú bebe deberías dejar de bailar – sentándose a su lado.
     - No es eso lo que me pasa.
     - ¿Entonces? ¿Qué pasa?
     - Es que la letra de esta canción, no se, - se calla unos segundos.
     - ¿La letra de esta canción?
     - Una de las frases me la ha escrito Sergio en una carta, no se si le habrá salido de dentro o la habrá cogido de la canción.
     - ¿Y por eso estas mal? ¿Por qué esta canción te recuerda a Sergio?
     - Si y no – mirándolo.
     - Explícate mejor – mirándola.
     - Hoy he llamado a Sergio para decirle que iré a su casa a por mis cosas pero, - hace un corto silencio -  no se, me da cosa ir.
     - No tienes por que tener miedo, si quieres te acompaño así no tienes que ir en bus con las maletas – pasándole un mechón de pelo por detrás de la oreja.
     - ¿Y la clase? – agarrándole la mano.
     - La podemos hacer antes de ir.
     - Gracias por todo – abrazándolo.
     - No voy a dejarte sola en estos momentos.
     - Que haría yo sin ti – sonriendo.
     - Bueno ahora ves a callarle la boca a la prepotente esa – levantándose.
     - ¿Perdona? – mirándolo.
     - ¿Qué pasa? – extendiendo el brazo para ayudar a Alicia ha levantarse.
     - ¿Desde cuando hablas así de alguien? – levantándose.
     - Desde que se ha portado mal contigo – pasándole el brazo por los hombros.
     - Si no me ha hecho nada – abrazándole por la cintura.
     - Si – abriendo la puerta – dudar de ti como bailarina.
     - Hay espera – soltando a Mesut.
     - ¿Que pasa? – mirándola.
     - El CD – yendo hacia el reproductor.
     - Algún día perderás la cabeza.
     - No soy perfecta – volviéndolo ha agarrar por la cintura – puedo cometer errores, soy humana.

Los dos juntos salen de la sala donde Alicia estaba preparando la coreografié y se dirigen a la sala donde Male, Gonzalo y la pareja los esperan.

     - Ya era hora – dice la chica enfadada viéndolos entrar.
     - Ya era hora – le hace la burla Alicia.
     - ¿Eres así siempre? – se le encara.
     - Pues la verdad – dejándola y yendo hacia el reproductor – solo cuando tengo delante entupidas como tú – le planta cara.
     - Ya vale – las separa Gonzalo y la pareja de la chica.
     - Venga Ali – dice Male – haz la coeo.
     - Yo no quiero nada de esta tía, o la haces tú – señalando a Male – o nos vamos.
     - Haz lo que os de la gana – dice Alicia encendiendo la música.
     - ¿Cómo que hagan lo que les de la gana? – se queja Male.
     - Ven calla – dice Gonzalo arrastrando a Male hacia un lado del aula.
     - ¡Pero Gonza!
     - Calla ya veras – dice Mesut.
     - ¡Que no! – Insiste Male - ¡que se van!
     - Calla – dice Gonzalo tapándole la boca con la mano.

Alicia se pone a hacer la coreografía que ha preparado para la pareja, haciendo que el chico se quede viendo bailar a Alicia. La chica al ver que su pareja no ha salido con ella vuelve, histérica, al aula, cuando entra ve que todos la miran atentamente y sin pestañear, y ve que Alicia esta haciendo una muy buena coreografía.

     - No nos sirve – interrumpe.
     - ¿Por qué? – dice Male mirándola alarmada.
     - No hay portes – cruzándose de brazos.
     - No me digas – dice Alicia apagando la música – ¿como quieres que haga un porte?- mirándola - ¿Cogiéndome a mi misma? – en tono de burla.
     - Ya vale Ali – dice Male mirando a Alicia - ¿Queréis la coreografía o no? – mirando a la pareja.
     - Si – dice el chico.
     - ¡No! – grita la chica.
     - Bueno…como estamos – dice Alicia resoplando.
     - Hablarlo unos minutos y decidís – les propone Male.
     - Pues yo tengo prisa, - resopla Alicia - no tengo todo el día para que se haga lo que la señorita quiera.
     - Paciencia Alicia – dice Gonzalo.
     - Tengo mucha, - sentándose en el suelo – pero a veces se me agota.

El chico no consigue convencer a la chica y juntos vuelven a entrar en el aula para avisarles de que no aceptan.

     - ¿Estáis seguros? – les pregunta Male.
     - Totalmente – dice la chica.
     - ¿Es vuestra ultima palabra? – pregunta Alicia yendo hacia el reproductor.
     - Si – contesta ella.
     - Bueno ya que no aceptáis por lo menos seréis educados y veréis la coreografía, que por algo me he roto la cabeza pensando.
     - ¿No decías que sola no puedes hacer los portes?
     - Sola no – yendo hacia la pareja – pero con él si – agarrando de la mano al chico – dale al play Mesut.

Alicia le da unas instrucciones al chico y se pone a hacer la coreografía, Alicia hace unas señales y el chico se mete en la coreografía haciendo volar a Alicia. La chica cambia de opinión pero Alicia no acepta ha enseñársela, cosa que a Male le molesta. Alicia al ver que se pone de lado de la chica coge sus cosas de mala hostia y se marcha sin despedirse de nadie, Mesut se despide de todos y sale tras Alicia para pillarla antes de que salga de la escuela.

     - ¡Ali espera!
     - Que quieres – abrochándose la camisa.
     - ¿Por qué te vas así? – le dice en alemán.
     - No se por que me da la sensación de que todo el mundo esta en contra mía.
     - La verdad es que haces cosas que no son normales en ti.
     - ¿Tú también? – poniéndose la chaqueta.
     - Alicia espera – agarrándole la mano – sabes que no es así.
     - Pues lo parece.
     - Vamos a celebrar tú cumpleaños como te mereces – pasándole el brazo por los hombros.
     - Creo que anoche ya tuve bastante celebración.
     - Esta será mas tranquila – abriendo la puerta.
     - ¿Y mis cosas? ¿Y la clase? – agarrándole la mano derecha a Mesut que cae sobre su hombro.
     - Vamos a por tus cosas y luego vamos a mi casa a dar la clase, ademas tengo un regalo para ti.
     - ¿Un regalo? No me gustan los regalos.
     - Este te gustara – abriendo la puerta del coche.

Mientras Mesut y Alicia ponen rumbo a casa de Sergio para recoger sus cosas, en la escuela, Gonzalo intenta consolar a Male.

     - No me explico por que ha reaccionado así – sentada en el suelo.
     - Yo también habría hecho lo mismo.
     - ¡Gonzalo! – dándole un manotazo en la mano.
     - ¡¿Qué?! – Abrazándola – esa chica es insoportable – dándole un beso en la mejilla.
     - La verdad es que si.- poniendo sus manos encima de las de Gonzalo - No sabe apreciar lo bueno.
     - Claro que si, prefería que tú se la hicieras
     - No niegues lo evidente, pero dejemos de hablar de eso – levantando la cabeza y mirando a Gonzalo - ¿a que hora tienes que irte?
     - A las 10 – dándole un beso en la boca.
     - Que bien – sarcásticamente.
     - Mírale el lado bueno, podemos cenar juntos.
     - ¿En tú casa o en la mía?
     - En la tuya, así cuando me vaya se que estas segura.
     - Vale, pero cocinas tú – levantándose.
     - No se cocinar – levantándose – lo hacemos juntos.
     - No suena mal – yendo a por sus cosas.

Después del largo camino hablando, riendo y cantando Mesut y Alicia llegan a casa de Sergio, Alicia prefiere entrar sola así que Mesut la espera en la puerta. Alicia entra y su mente se llena de recuerdos, deja las llaves en la entrada y saluda a Odie que la recibe alegremente.

     - ¿Hola? – Grita.

Al no recibir respuesta entra a la cocina, recoge sus cosas de la universidad y se las lleva a Mesut para que las meta en el coche, él le pregunta si va todo bien y ella le contesta que no hay nadie. Alicia vuelve a entrar a la casa y va directa a la habitación donde esta su ropa para recogerla, al recogerla encuentra una bufanda de Sergio, la coge, la mira y se la pone alrededor del cuello, cuando termina pasa a la habitación de Sergio para recoger la poca ropa que queda ahí y sus cosas de aseo, caminando por el pasillo algo le llama la atención, se frena y retrocede un paso, en la puerta hay un enorme lazo plateado con una nota.

Este es tú regalo de cumpleaños se te veía tan feliz bailando que no me pude resistir a montar una habitación para que pudieras bailar todo lo que quieras. Por desgracia ya no quieres seguir viviendo aquí pero aun así esta sala seguirá en esta casa para ti.

Abre la puerta y ve una gran aula de danza muy iluminado con un gran espejo y un piano – esta loco – dice en voz alta pasando la mano por encima del piano, sale de la habitación y va a la habitación de Sergio, nada mas abrir la puerta se encuentra a Sergio tumbado en la cama, se acerca a él, le tapa con una manta y le da un beso en la frente, se pone a terminar de recoger sus cosas y observa que el espejo del baño esta roto, al coger sus cosas se le caen todos los botes haciendo un gran estruendo, sin recoger los botes sale del baño para pedirle perdón a Sergio por despertarlo, con su gran sorpresa que sigue profundamente dormido, pero otro estruendo sale del baño, los botes empiezan a rodar por encima del mármol terminando en el suelo, Sergio sigue sin despertarse y Alicia se asusta así que rápidamente va hacia él para despertarlo.

     - ¡Sergio! – Moviéndolo asustada - ¡Sergio! – Pegándole en la cara - ¡Joder Sergio! – Cayéndole alguna lágrima - ¡Contéstame! – Buscando algo para despertarlo. Encima de la mesilla ve un vaso de agua y un bote de pastillas - ¡Joder Sergio! – llorando. Lo primero que se le viene a la cabeza es tirarle el vaso de agua a la cara.

     - ¿Qué pasa? – secándose la cara.
     - Joder Sergio – abrazándolo.
     - ¿Por qué lloras? – abrazándola.
     - Si quieres vuelvo pero por favor no hagas locuras – abrazándolo mas fuerte.
     - No quiero presionarte – acariciándole la cabeza – espera – dejándola de abrazar - ¿Qué locura?
     - Esto – tirándole el bote de pastillas.
     - Pero si son para la cabeza – cogiendo el bote.
     - ¡Joder Sergio! – levantándose.
     - ¿Qué pensabas que me pasaba? – levantándose.
     - Tú que crees – dándole un puñetazo en el hombro.
     - Pues por falta de ganas no ha sido.
     - No digas eso – mirándolo.
     - Pensaba que no querías verme – acercándose a ella.
     - Solo he venido a por mis cosas – yendo hacia el baño.
     - Como me habías dicho que vendrías cuando no estuviera – siguiéndola.
     - Bueno si, es que nos venia mejor venir ahora – recogiendo sus cosas de aseo.
     - ¿Nos? – sin dejar de mirarla.
     - Si, me ha acompañado Mesut y luego vamos a su casa a dar la clase – mirando el trozo de espejo roto.

Durante unos minutos se hace el silencio, Alicia no deja de mirar el espejo y Sergio no deja de mirarla a ella.

     - ¿Por qué? – mirándolo.
     - ¿Por qué, que?
     - Por que lo has hecho.
     - No creo que sea para tanto, me dolía la cabeza y me he tomado una pastilla – recogiendo los botes del suelo.
     - No me refiero a eso.
     - ¿Entonces? – Dejando los botes en las estanterías - ¿A que te refieres?
     - Sergio, – mirándolo – sabes  a que me refiero – mirando el espejo.
     - Lo he hecho por que siento rabia e impotencia.
     - Y por que no la sacas gritando – acercándose a él - en vez de hacerte daño – agarrándole la mano y  mirándole los nudillos.
     - Este daño no duele, no tanto como el del corazón y con el que te he hecho a ti – acariciándole la cara.
     - Ya no puedo más, me cuesta mucho estar lejos de ti – mirándole a los ojos.
     - No te vuelvas a ir – dándole un largo beso en la frente.
     - Ha ido todo demasiado rápido y tenemos que hablar – cerrando los ojos mientras Sergio le besa la frente.
     - ¿Eso quiere decir que aceptas la cena? – abrazándola.
     - Si, pero…
     - Iremos todo lo despacio que quieras y necesites – interrumpe – y por cierto felicidades – le susurra al oído sin dejar de abrazarla.
     - Gracias por el regalo.
     - ¿Te ha gustado? – sorprendido.
     - Mucho.
     - Pensaba que no te iba a gustan, como no te gustan los regalos.
     - Gracias – abrazándolo por la cintura.
Se quedan un rato abrazados hasta que son interrumpidos por el móvil de Alicia, lo saca del bolsillo de atrás y es Mesut que le pregunta si esta bien, Alicia le contesta que si que ahora sale, Sergio la ayuda a terminar de recoger sus cosas.

     - ¿Tienes frió? – le pregunta él
     - No ¿por? – metiendo a la maleta las cosas.
     - Como llevas una bufanda mía.
     - Aiba – mirándose el cuello – perdón – quitándosela – la he visto y como olía a ti no he podido resistirme – dándosela.
     - Puedes quedártela – poniéndosela.
     - Gracias – sonriendo.
     - Yo si quiero devolverte una cosa – sacando algo del bolsillo – creo que esto te pertenece – cogiéndole la mano y dándole la medalla.
     - Quédatela – quitando la mano.
     - No, esto es muy importante para ti – insiste en devolvérsela.
     - Sergio, por favor quédatela – cerrando la maleta.
     - ¿Estas segura? – ayudándole a cerrar la maleta.
     - Si – levantando la cabeza y encontrándose con la cara de Sergio, que no deja de mirarla.

Con las bocas a escasos milímetros Sergio posa su mano derecha sobre la mejilla de Alicia y junta sus labios a los de Alicia, pero, ella enseguida aparta la cara.

     - Pensaba que…al aceptar la cena.
     - Acepto la cena para hablar y arreglar las cosas.
     - ¿Solo para eso? – cogiendo la maleta.
     - ¿Te parece poco? – quitándole la maleta.
     - Yo la llevo – quitándosela.
     - Como quieras – soltando la maleta.

Sergio y Alicia salen de la habitación rumbo a la salida, cuando están apunto de salir Sergio se frena.

     - Te dejas las cosas de la universidad.
     - No, ya están en el coche de Mesut – abriendo la puerta.
     - Me alegro de que Mesut este contigo – viéndolo apoyado en el coche – es un buen amigo.
     - Lo es – mirando a Mesut – y lo es gracias a ti – mirando a Sergio y sonriéndole.
     - Pero si yo te hubiera contado lo que pasaba no tendría que estar cuidando de ti.
     - Deja de darle vueltas a eso, es agua pasada.
     - Pero no me lo perdonare nunca.
     - Sergio ya vele por favor.
     - Vale ya no sigo.
     - Bueno nos vemos, suerte mañana – abrazándole.
     - No tenemos por que despedirnos – dice él – por que esto no es una dios, es un hasta luego, ¿verdad?
     - No lo se – cogiendo las maletas.
     - Pero, nos veremos mañana en la cena, después del partido te paso a buscar por casa de Marta.
     - Adiós Sergio – saliendo.