Cuando en un partido se dan todas las fatalidades posibles, léase una celebración por lo que sea, una cantada terrorífica de tu propio partido, unos postes que jugaban en contra y un árbitro cegato que se tragó dos penaltis de libro en el área contraria, ganar se convierte en una quimera. Así que el triunfo se lo llevó el Zaragoza (2-3) porque hizo bien su trabajo y porque todos los condicionantes estuvieron a su favor. Carpetazo cuanto antes y a otra cosa, mariposa.
La primera parte fue soporífera, aunque los palmeros de la posesión andarían encantados. Con el Madrid de 'los jugones', ése que algunos reclaman para jugar siempre, los blancos aglutinaron el 70 por ciento de posesión, arriba y abajo, pero excepto en un tiro de Kaká que se fue fuera, no hubo nada que rascar. El Madrid acusaba una falta de intensidad brutal tras el empacho de Clásicos y con un juego anodino, Granero incapaz de ver un agujero en la poblada defensa maña, no inquietó a Doblas en ningún momento. El Zaragoza tampoco hizo nada, excepto defenderse (le crujirán a palos, es de suponer), pero un cantadón terrorífico de Casillas le sirvió un gol en bandeja a Uche que la torpeza del nigeriano logró que al final fuera de Lafita.
La segunda parte, con el Madrid al menos algo motivado, se inició con otro jarro de agua fría: Carvalho cometió un penalti de los tontos y Gabi puso el 0-2. Mourinho se enfadó: fuera los jugones (Canales, Nacho y Granero), dentro los malos (Di María, Özil, Marcelo). Y jugando con los malos, el Madrid le cambió la cara al encuentro. Muy rápido llegó el 1-2, obra de Ramos, poco antes de que el espantoso Ayza Gámez se tragara un penalti clamoroso de Lanzaro a Kaká que encendió al Bernabéu, segundo robo en una semana.
El Madrid siguió apretando, pero pese a la insistencia de Di María, excesivamente individualista y de un Özil que se apagó en quince minutos, la lentitud de Higuaín frustraba los ataques madridistas mientras el Zaragoza, en una contra fulgurante, encontró el 1-3 por medio de Lafita. El Madrid siguió intentándolo, cada vez con menos fuerza, cada vez con menos ganas, cinco defendiendo y cinco mirando, y aunque Benzema encontró un premio, fue sólo uno, aderezado además con la expulsión de Carvalho y una patada en la cara a Kaká cuando iba a cabecear sobre la línea el 3-3 en el último suspiro. Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible.
La ficha del partido
2 - Real Madrid: Casillas; Ramos, Garay, Carvalho, Nacho (Marcelo 53'); Pepe, Canales (Di María 53'), Granero (Özil 60'); Kaká; Higuaín y Benzema
3 - Zaragoza: Doblas; Diogo, Jarosik, Da Silva, Lanzaro (Pinter 65'), Obradovic (Paredes 46'); Jorge López, Gabi, Ponzio, Lafita (N'Daw 89'); y Uche.
Goles
0-1 (42'): Tremendo error de Casillas, que se queda con el molde intentando despejar con los pies. Uche remata horrible y Lafita, de segundas, sí atina.
0-2 (54'): Penalti de Carvalho a Lafita. Gabi transforma el lanzamiento.
1-2 (62'): Córner que bota Özil y Ramos cabecea a la red libre de marca.
1-3 (77'): Contra del Zaragoza y Lafita, mano a mano con Casillas, le supera de disparo cruzado.
2-3 (84'): Benzema cruza ante Doblas.
Árbitro: Ayza Gámez, valenciano. Expulsó a Carvalho (86') por doble amarilla. Amonestó a Jarosik (47'), Jorge López (56'), Doblas (57'), Di María (58') y Diogo (88').
Incidencias: estadio Santiago Bernabéu, tres cuartos de entrada. Antes del partido, Casillas y Ramos ofrecieron la Copa del Rey, a la carrera, a la afición.
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