miércoles, 28 de septiembre de 2011

Fic LXXX



80. Llamadas.


Sami esta que no cabe dentro de si mismo, Mesut termina de contarle como empezó a sentir cosas por Alicia pero él esta que no sabe que decir. Ya sabia que le gustaba pero no hasta ese punto.

    - ¿Y bueno? – espera alguna palabra.
    - Chicos a comer – tocan a  la puerta.
    - Que fuerte – dice Sami en español yendo hacia la puerta.
    - ¿Qué fuerte qué? – aparece Gonzalo por detrás.
    - Nada – contesta Sami sonriéndole.
    - ¿Solo vas ha decir eso? – dice en alemán.
    - Luego hablamos, porque tenemos que hablar – le contesta en alemán.
    - Como estamos…- dice Gonzalo.
    - Llamar a la puerta de Sergio y que salgan todos -  dice Aitor entrando al ascensor.

Cuando pasan por a lado de la habitación de Sergio Gonzalo toca la puerta sin pararse.

    - Qué – sale Sergio.
    - A comer – gira Sami la cabeza sin dejar de caminar.
    - ¿Dónde están los demás? – dice Gonzalo girando la cabeza.
    - No lo se – contesta yendo hacia ellos.
    - Si ha dicho Aitor que estaban en tu cuarto – dice Sami.
    - Se habían ido a otro cuarto a jugar a la play – abrazando por el cuello a Mesut.
    - ¿Dónde esta el resto? – Se acerca Mourinho a ellos.
    - Dale al botón - dice Gonzalo.
    - No sabemos en que habitación están. Estaban en la mía pero han salido todos hace un rato – dice Sergio.
    - Voy a ver donde están, vosotros cuatro bajar al comedor y hasta que no estén todos no empecéis a comer.

Los cuatro se meten al ascensor mientras Mourinho va llamando a todas las puertas. A la mayoría del equipo se los encuentra en la habitación de Pepe asomados a la ventana.

    - ¿Qué estáis haciendo?

Todos se giran y quietos miran al míster sin decir nada.

    - Todos a comer.

Cuando los jugadores pasan por delante del míster este añade.

    - ¿Dónde esta el resto?
    - Estaban abajo – responde Marcelo.

Todos bajan al restaurante y se encuentran a Iker, Granero, Arbeloa, Albiol, Lass y Adán sentados en la maesa junto a Mesut, Sergio Sami y Gonzalo.

    - ¿Vosotros seis donde estabais? – se acerca Mourinho a la mesa.
    - En la salita – contesta Álvaro.
    - Quiero que comáis tranquilos – les avisa.

Tranquilamente comen y hablan, como siempre cada uno con su tema. Mesut, en alemán, no deja de insistirle a Sami que es lo que piensa de lo que le ha contado minutos antes.

    - Que no insistas, que aquí no te voy a decir nada.
    - ¿Por qué no?
    - ¿Tú que crees? – lo mira muy serio-. ¿Tengo que explicártelo?
    - ¿Y sin dar nombres? – insiste.
    - No, después hablamos.

Mesut deja de insistir y en silencio se pone a comer. De un momento a otro se hace un silencio que nadie interrumpe, hasta que llegan los postres.

    - Iker – lo llama Cristiano desde el otro lado de la mesa – cuando lleguemos al estadio tendremos que esperar a Adri y Kimi.
    - Los esperas tú y cuando lleguen me avisas.
    - ¿No te puedes tomar el café mientras los esperas?
    - ¿No puedes venir a la sala cuando lleguen?
    - ¿Por qué no dejáis de pelear? – Dice Arbeloa imitándoles.
    - Eso – se queja Marcelo – ya cansáis con no poneos nunca de acuerdo.
    - Siempre os lo tenemos que solucionar todo nosotros – añade Pepe.
    - Que hagan lo que les de la gana, ya son mayores para ponerse de acuerdo – dice Gonzalo.
    - Tranquilo, tranquilo – le dice Cristiano – no te pongas así.
    - ¿Qué te pasa? – Le pregunta Granero-. ¿Problemas con Male?
    - No – dice serio.
    - ¿Entonces que te pasa? – pregunta Di María.
    - Nada – contesta él.
    - Mesut – lo llama Sergio desde enfrente – ¿que te pasa que estas ido? – pasando la mano por delante de su mirada.
    - Nada, estoy bien. Solo pienso en el partido.
    - En que estará pensando que ha dicho él solito sin que le preguntemos que esta pensando en el partido – dice Di María.
    - Mesut, anoche hable con Ali y me ha pedido que te diga que siente haberte dejado tirado con las clases que cuando vuelva de Barcelona podéis retomarlas si quieres.
    - Gracias pero no, las voy a dar con la misma empresa que Sami – mirando a Sami.
    - Luego en el campo la llamo y lo habláis vosotros. Yo en cosas de trabajo no me meto.
    - No, díselo tú.
    - Hoy estamos todos con los cables cruzados – dice Xabi.

Terminan de comer y el míster los manda a sus habitaciones para descansar antes del partido.  Hoy la tarde en el hotel es mas larga, el partido se juega a las 10 de la noche y hasta las 8 de la tarde no pondrán rumbo al estadio, cada uno amortigua el tiempo como puede.

Después de la siesta y la merienda todos vuelven a sus habitaciones para seguir tranquilo y llegar al estadio relajados.

Mesut quiere saber lo que piensa Sami e intenta hablar con él, en persona no lo consigue así que, a pesar de estar en la habitación de a lado, lo llama.

    - Mesut eres un pesado.
    - Quiero saber que piensas, que me ayudes.
    - No podemos hablar aquí, ni en el bus, ni en el estadio.
    - ¿Entonces cuando vamos ha hablar?
    - Por si lo has olvidado aun vivimos juntos. Y ahora déjame descansar.

Mesut, extrañado, se queda mirando el teléfono después de que Sami le cuelgue, con la mirada puesta en el teléfono y sin él quererlo le viene a la cabeza todo lo que el día anterior le dijo a Soledad, así que busca su número en la agenda del teléfono y lo marca.

    - Mesut déjame en paz de una vez. Si te aburres llama a otras amiguitas tuyas que no tengan que hacer nada pero a mi me dejas trabajar.
    - Solo quiero arreglar las cosas.
    - ¿Qué cosas? No hay nada que arreglar porque no somos nada.
    - ¿Y lo de ayer?
    - Tú me dijiste lo que piensas, yo te dije lo que pienso y punto, no hay más que hablar.
    - ¿Podemos salir esta noche después del partido?
    - ¿Estas loco? El partido termina a las 12.
    - ¿Y qué?, es sábado y podemos salir a tomar algo después de los partidos, nadie nos lo prohíbe y no creo que tú mañana domingo trabajes.
    - No, no trabajo pero si descanso.

Soledad cuelga y Mesut, se vuelve a quedar con la misma cara de póker.

    - ¿Qué les ha dado hoy a todos conmigo para que me cuelguen el teléfono? – dice en alemán.

Para no quedarse con ese mal sabor de boca llama a su familia para saber como están,  pero Mesut no es el único que espera las horas muertas llamando por teléfono.

Gonzalo se encuentra en su habitación hablando con su querida Male.

    - ¿Cómo llevas la espalda?
    - Ahora no me duele.
    - ¿Cómo que ahora no te duele? ¿Te has despertado con dolores?
    - No, me he despertado bien. Sin molestias.
    - Cariño deberías decírselo a tú entrenador, así no puedes jugar.
    - Que estoy bien, seguro que es de alguna mala postura al dormir y se me pasará.
    - Prométeme que si te duele durante el partido pedirás el cambio.
    - Estoy bien, pero de todas formas, este bien o mal, el míster me cambiará. Como siempre.
    - Cariño no estés mal por favor. Y aunque no se como te has levantado hoy se como te levantaste ayer y antes de ayer. No juegues con tu salud por favor.
    - Cariño estoy bien, si me duele te prometo que pediré el cambio y se lo diré al míster.
    - Por favor, con el mínimo dolor que te entre lo pides.
    - Te lo prometo. ¿Al final vas a venir al partido o no?
    - No, lo veré en mi casa.
    - A la porfa ven.
    - Siempre hay cámaras enfocando al palco y no me gusta.
    - ¿Dónde estas ahora?
    - Yendo hacia la escuela de arte.
    - ¿Ya sabes lo que quieren?
    - Para eso voy, para saber que quieren – se ríe.
    - Cuando acabe el partido voy para tú casa.

Mientras continúan hablando, unas habitaciones a lado otras dos personas conversan por teléfono.

    -  ¡Aleluya! Por fin te dejan libre.
    - No es mi culpa que cuanto tú estés ocupado yo este libre y viceversa.
    - ¿Cómo estas pequeña? ¿Cómo te encuentras?
    - Bien, hoy ha sido un día tranquilo.
    - Sigue así, ¿vale pequeña?
    - Lo haré.
    - ¿Has llamado a Ander?
    - Si antes de comer, a él y al resto.
    - Así me gusta que arregles las cosas tontas.
    - ¿A vosotros cuanto os queda para la charla?
    - No creo que tarden mucho en llamarnos. ¿Tú donde vas a verlo?
    - Estamos en una cafetería pero no sabemos si lo van a poner, si lo ponen nos quedaremos y sino pues lo tendremos que ver en la habitación en la tele pequeña que hay.
    - Cuando marque que sepas que va para ti.
    - ¡Venga va! Cuéntame otro chiste – se ríe.
    - No, no te rías que no seria la primera vez que marco.
    - Lo sé, pero desde que se fue Beck te cuesta más. Pero se que volverás ha hacerlo.
    - Empezaré hoy.
    - Si es así sabes que me alegrare mucho y seré igual o más feliz que tú pero hoy tienes que frenar al pequeñajo de Muniain.
    - Lo haré, y también marcaré.
    - Pequeño no te obsesiones con el gol, ¿vale? Cuando menos te lo esperes llegara ese gol que tanto buscas.
    - Me dices las cosas negativas tan positivamente.
    - Te echo mucho de menos.
    - Yo también, cuento las horas que faltan para que llegue el miércoles y poder abrazarte.
    - Te quiero.
    - Te amo.

Una vez Alicia ha dejado de hablar con Sergio vuelve a la mesa con sus compañeros y amigos.

    - Ali, tenemos una buena noticia – le dice Santiago.
    - Nos ha tocado la lotería – se sienta riéndose.
    - Ojala – dice Macarena.
    - No tenemos que buscar otra cafetería porque van a poner el partido.
    - Mira eso es mejor que nos toque la lotería.
    - Pues yo prefiero que me toque la lotería – dice Iván.
    - Yo con tener a mi lado gente que me quiera me conformo – dice sonriendo.
    - Claro como tú tienes… ¡ah! – Se queja Macarena - ¿Por qué me pegas? – mira a Nicole.
    - Nicole lo de ella con él ya lo sabemos – le dice Santiago sonriendo y mirándola dulcemente.
    - ¿Se lo has dicho a ellos y no nos has dicho nada? – mira a Alicia con la boca abierta.
   - Que no somos tontos – sigue hablando Santiago – cuando llegó a la cafetería y vimos sus miradas nos dimos cuenta de que había algo entre ellos.
    - Bueno vale, pero que no se entere la cafetería.
    - Gracias por no decir nada – les sonríe a todos.

Refresco tras refresco y llamadas telefónicas conversan a la espera de que llegue la hora de cenar y del partido.


Los jugadores terminan la charla táctica y ponen rumbo al estadio en el autobús las bromas no cesan.

    - ¿Al final en que habéis quedado? – pregunta Carvalho a Cristiano y a Iker.
    - Cuando lleguen me avisaran – dice Cristiano – así que te puedes tomar tu café tranquilo.
    - Menos mal que esta vez no tenemos que solucionarlo nosotros – dice Arbeloa.

Una vez han dejado sus cosas personales en sus respectivas taquillas Iker se va a la sala a tomarse su café mientras que el resto sale al césped.

    - ¿De que conoces a la Adriana esa? – Le pregunta Arbeloa a Cristiano.
    - De Inglaterra, ha trabajado en todas mis casas. Es una buena amiga.
    - ¿No esta celosa Irina? – bromea Pepe.
    - Son amigas y a Adri la conozco antes que a Iri.
    - ¿Sabéis donde esta Mesut? – Se acerca Sergio al banquillo donde están ellos.
    - Esta en la escalera del túnel hablando por teléfono – pasa por a lado de ellos Esteban.
    - Gracias – sentándose en el banquillo.
    - ¿Para que preguntas por él si no lo buscas? – le pregunta Albiol.
    - Si lo busco pero esta hablando por teléfono, ¿o es que no has escuchado al Pirata?
    - Sergio, ¿tienes mas chupa chups? – le pregunta Sami.
    - Si, en mi maleta – levantándose.
    - Cuidado no os traguéis el palo – dice Álvaro haciéndole la zancadilla a Sergio.
    - Cristiano ve a la sala que se dirigen hacia allí tus visitas – dice Oscar.
    - ¿En la sala donde esta Iker? – levantándose del banquillo.
    - Si.

Cristiano llega a la sala y se encuentra a Iker sentado en el sofá tomándose su café.

    - ¿Se esta bien? – sonríe Cristiano
    - Muy bien – le devuelve la sonrisa.
    - Ya vienen hacia aquí.
    - Gracias tío – le choca la mano.
    - Para eso estamos – correspondiéndole la mano y sentándose a su lado.

A los cinco minutos dos personas entran en la sala.

    - ¿Qué hay?– se levanta Cristiano nada mas ver aparecer a Kimi y a Adriana por la puerta.
    - Gracias por invitarnos – dice Adriana.
    - A vosotros por venir – sonríe dándole dos besos.
    - ¿Qué tal con los coches? – Le pregunta a Kimi en inglés.
    - Hacemos lo que podemos – sonríe.
    - Te ira bien.
    - ¿Dónde esta el afortunado que quiere trabajar con Adri? - Pregunta Kimi.
    - Os presento – acercándose a Iker.
    - Hola – se levanta y los saluda educadamente. A ella con dos besos y a él dándole la mano-. Un placer.
    - Igualmente – contesta ella.
    - Os dejo hablar, yo me retiro. Luego nos vemos, que disfrutéis del partido.

Cristiano se despide de ellos dos y deja a Iker, Adriana y Kimi conversando en la sala.

    - Pues usted dirá – sonríe Adriana mirando a Iker.
    - Tutéeme por favor.
    - Por favor, lo mismo digo, me haces más vieja – se ríe.

Kimi esta sentado en el sofá sin dejar de mirar como su novia Adriana trabaja.

    - Dime que es lo que quieres hacer en la casa.
    - En realidad no soy yo quien quiere modificarla, es mi pareja.
    - Este no es mi estilo de trabajar, pero bueno lo intentaré.
    - ¿Este estilo? ¿Cuál?
    - Así a la torera, sin ver la casa.
    - Eso no es problema, cuando quieras o puedas te pasas por casa, si no estoy yo estará mi pareja.
    - Pues esta semana puedo, mientras él – señalando a Kimi – esta haciendo pruebas yo puedo quedarme aquí en Madrid.
    - Perfecto – sonríe-. Pero lo que me gustaría es que no se haga todo de golpe.
    - Por eso no hay problema, siempre lo hago todo para que el dueño de la casa este cómodo. Si me dices que tengo un mes la casa vacía para mi perfecto y si va a estar ocupada y tengo que hacerlo habitación por habitación también perfecto.
    - Gracias. Mi teléfono lo tienes, cuando tengas un hueco me llamas, te doy la dirección y te digo si hay alguien en la casa.

Mientras ellos ultiman los detalles, en el campo, después de repartir chupa chups Sergio los deja, camina hasta el túnel de vestuarios y se encuentra a Mesut sentado en la escalera mirando fijamente el móvil. Sin decir nada se sienta a su lado. Tras unos minutos en silencio.

    - ¿Todo bien?
    - Si – contesta sin dejar de mirar el móvil.
    - ¿Qué llamada esperas que no te separas del móvil?
    - De nadie.
    - Voy a llamar a Ali, ¿quieres hablar con ella de lo de las clases?
    - Ya no es mi profesora, no tenemos nada de que hablar.
    - Esta llamando – levantándose - ¿Seguro?
    - Seguro – levantando la cabeza para mirarle.
    - Pequeña – caminando hacia dentro del túnel.
    - ¿Ya estáis allí?
    - Si, en un rato nos cambiaremos y empezaremos a calentar en el vestuario – subiendo muy despacio las escaleras.
    - El tiempo, el campo ¿todo bien?
    - Si, todo bien. ¿Y vosotros? ¿Dónde vais a ver el partido?
    - En la cafetería en la que estábamos.
    - ¿No habéis salido de allí?
    - No, ¿a donde vamos a ir? Si esta a lado del hostal.
    - Tener cuidado ¿vale? – Parándose y sentándose en el último escalón – sobre todo tú.
    - Lo tendremos. ¿Has hablado con Mesut?
    - No quiere seguir dando clases contigo, las dará con la misma empresa que Sami – mirando a Mesut sentado escaleras mas abajo
    - Esta bien.
    - ¿Solo dices eso?
    - ¿Qué voy ha decir? El sabrá con quien quiere darlas y con quien aprenderá mejor – con un tono normal.
    - ¿Qué os ha pasado? Si os llevabais tan bien.
    - Yo no tengo ningún problema con él, pero te lo cuento porque no me gusta ocultarte cosas.
    - Me ocultaste una cosa muy importante.
    - Sabes que no fue mi intención. Me moría de ganas de decírtelo.
    - Lo sé, y sabes que me arrepentiré de por vida por eso.
    - Dejemos de hablar de eso, eso ya es pasado.
    - Cuéntame que os ha pasado.
    - ¿Te acuerdas que salí a cenar con él?
    - Si, fue todo bien, ¿no?
    - En la cena si. Lo invite a subir a casa a cenar y se fue.
    - ¿Y por eso no quiere que le des clase? No lo entiendo, menuda tontería.
    - Déjame terminar.
    - Te dejo.
    - No entendí por que se fue pero a los 5 minutos volvió. Estuvo un buen rato dando vueltas por el salón. Me volvió a decir de todo sin entender el por qué me las decía.
    - Espera frena, frena. ¿Cómo que te volvió a decir de todo? ¿Qué te dijo? ¿Qué te has dejado por decirme?
    - Cosas de ti pero no te las voy a decir, no quiero que esto afecte a tu amistad con él.
    - Alicia, dime que te dijo y cuando te lo dijo.
    - Cuando volví de Las Rozas me dijo que tú seguías engañándome, pero no le creí.
    - ¿Por qué te dijo eso? No hay ningún motivo para que te diga eso.
    - En ese momento no lo sabía pero el día siguiente me di cuenta.
    - ¿Cuándo lo invitaste a casa?
    -  Si, se fue, volvió y después de estar dando vueltas por el salón me besó.
    - ¿Te besó?
    - Si, él creía que no íbamos a volver pero le dije que aunque en ese momento no estuviera contigo no significaba que no hubiera dejado de amarte y que no vayamos a intentarlo.
    - ¿Habéis vuelto ha hablar?
    - No, bueno ayer me llamó para pedirme un número de teléfono, pero nada más. No quiero que por mi culpa vosotros no os habléis.
    - No te preocupes que no se lo reprocharé.
    - Sergio al vestuario – pasan Xabi y Esteban molestándole.
    - Te llamo después del partido.
    - Te amo peque.
    - Y yo a ti pequeña.

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