Fic XXXV

 35. Un picnic muy especial.

Alicia junto a Kevin esta en el parque conversando y jugando con Marcos.

         - Me alegro mucho de que ahora formes parte de nuestra familia. Nunca había visto a Marcos tan feliz.

         - Seguro que esta tan feliz por que es la segunda vez que va a ver un partido desde el palco. – Bromea Alicia.

         - No lo digo enserio. – Hace una pausa y dice. - ¿Un momento la segunda vez?

         - Si, Sergio nos invito a ver Madrid, Milán.

         - Que morro tiene. – Observando a Marcos. – Mi madre me ha dicho que desde que te conoce no le ha dado ningún ataque.

         - Si el no hubiera querido ir al hospital ha visitarme no tendríamos esta amistad, además, es un niño la que rápidamente se le coge cariño.

Son interrumpidos por el móvil de Alicia.

         - Que tarde acabáis, pensaba que el Mister os había castigado y os habíais ido ya al hotel.

         - Me he quedado un rato en el gym.

         - ¿Y ya estas cambiado o aun tienes que ducharte?

         - No ya estoy yendo hacia el coche, en 20 minutos más o menos llegare a casa de Marta.

         - No corras.

         - ¿Era Sergio?

         - Si. – Guardando el móvil en el bolso. – Viene a buscarme y quedar para mañana.

         - Que suerte tenerlo como amigo.

         - No te creas, el otro día salimos Sami, Mesut, su hermano, Sergio y yo y no paraban de pedirles fotos. Fue estresante.

         - Eso es lo malo, pero puedes ir a todos los partidos que quieras y en la champions te sientas con ellos.

         - Pero prefiero verlos en casa con Marcos y en la champions me senté en el banquillo por que fui como intérprete.- Levantándose. - ¡Vamos Marcos!

         - ¿Y como te hiciste su amiga? – Levantándose.

         - Fue un poco raro.

De camino a casa, mientras juegan con Marcos, Alicia le cuenta a Kevin como se hizo amiga de Sergio. Cuando están llegando al portal Alicia escucha que la llaman.

         - ¡Ali!

         - Se gira al reconocer la voz de Sergio. – Corre ves. – Le dice a Marcos.

         - ¡Renacuajo! – Dice Sergio haciendo volar a Marcos.

         - Me han quitado la camiseta. – Le pide Marcos.

         - ¿Quién te la ha quitado? – Dice Sergio acercándose a Kevin y Alicia.

         - No te la he quitado, te la estoy guardando. – Dice Alicia.

         - Hola. – Pasándole a Alicia el brazo izquierdo por la cintura. - ¿Qué tal? – Saluda Sergio a Kevin con la mano derecha.

         - Que hay – Le dice Kevin aceptándole la mano.

         - Todo bien ¿y por aquí?

         - También todo bien.

         - Dile a Ali que me de la camiseta. – Le dice Marcos a Sergio tirándole de la camiseta.

         - Pues si la tienes ahí puesta en el bolso. – Cogiéndola.

         - ¡Suelta! –Dándole un manotazo en la mano. – Se la estoy guardando por que desde ayer no se la había quitado. Se la daré mañana, además, se quejaba de que su hermana se la quería quitar.

         - Pues le damos otra. – Dice Sergio. – ¿De quien la quiere?

         - Le gusta Cristiano. – Dice Marcos.

         - Pues lo llamo y se la ido.

         - Todo lo arregla llamando. – Dice Alicia entrando al portal.

Mientras esperan el ascensor Sergio llama a Cristiano.

         - ¿Qué quieres? – Dice Cristiano - ¿Le ha pasado algo a Ali?

         - No.

         - ¿Entonces que quieres?

         - Que Alicia me ha pedido una camiseta tuya para la hermana de Marcos.

         - ¿Estas con ella?

         - Si, por que

         - Pásamela por favor.

         - Toma – Dice Sergio dándole el móvil a Alicia – quiere hablar contigo.

         - Dime Cris.

         - ¿Es verdad lo d el a hermana de Marcos?

         - Si, ¿por qué iba a ser mentira?

         - No por nada. Lo has perdonado, ¿verdad?

         - Ahora no es el momento.

         - ¿Te puedes pasar esta tarde por el hotel?

         - ¿Para que?

         - Pues para tres cosas, para darte la camiseta, para hablar y para que Pedro te de los resultaos.

         - Espera, espera ¿Cómo sabes eso?

         - Nos lo ha dicho él.

         - ¿A quien?

         - Tranquila que Sergio no lo sabe.

         - Eso espero. Habla con quien sea y me pasare con ella así te haces una foto.

         - Por mi todo bien, pero nosotros dos tenemos que hablar.

         - Esta bien y habla con quien tengas que hablar para que me dejen pasar.

         - No te preocupes yo me encargo. Un beso.

         - Adiós y muchas gracias.

         - Toma. – Dándole el móvil a Sergio.

         - ¿Dónde tienes que ir? – Pregunta Sergio cogiendo el móvil.

         - A por la camiseta para Sara.

Suben a casa y hablan de cómo quedar para entrar al palco, Sergio dice que yendo con Alicia no habrá ningún problema puesto a que la conocen. Antes de irse Alicia sube a la habitación de Sara para decirle lo de la camiseta.

         - ¿Se puede? – Tocando la puerta.

         - Pasa. –Dice Sara.

         - ¿Esta tarde tienes algo que hacer? – Sin entrar a la habitación.

         - No te importa. – Dice Sara sin dejar la pantalla del ordenador.

         - Bueno, vale, pues tú te lo pierdes. – Saliendo.

Una vez en el coche, de camino a casa, Alicia y Sergio conversan.

         - Hoy no me llevaras a un restaurante, ¿no?

         - No, hoy quiero pasar toda la tarde tranquilo en casa contigo.

         - Yo no cocino. – Dice Alicia riendo.

         - Tampoco te iba a dejar que lo hagas.

         - Que tendrás pensado hacer.

Llegan a casa y Sergio no deja que Alicia pase de la puerta.

         - ¿Qué pasa? – Dice Alicia sin entender nada.

         - Es una sorpresa. – Quitándole el bolso y la chaqueta.

         - Que miedo me das.

         - Vamos. – Tapándole los ojos con la mano. - ¿Ves algo?

         - Si, todo negro.

Sergio la empieza a guiar por la casa, hasta que se paran, le quita las manos de los ojos y Alicia se queda con la boca abierta y sin palabras. El jardín de la casa ha cambiado por completo, un poquito lejos de la piscina hay un mantel a cuadros rojos y blancos  convertido en una pequeña mesa y con un pequeño florero en medio, pero ahí no acaba todo, el jardín esta lleno de pétalos rojos.

         - ¿Te gusta? – Dice Sergio al ver que Alicia no reacciona.

         - Es precioso. – Mirándolo.

         - Te mereces esto y mucho más. – Abrazándola por la cintura. - ¿Comemos? – Enseñándole una cesta marrón que lleva en la mano izquierda.

         - Estas loco.  Sonriendo tímidamente.

         - Mi locura es sana, - agarrándole la mano y llevándola hacia el mantel, - por que mi locura es por ti.

         - ¿Cuándo has hecho esto? – Sentándose.

         - Después del entrenamiento. – Sentándose enfrente de ella.

         - Pero… - viendo como Sergio sonríe. - ¿Me has mentido?

         - Es una mentira piadosa. – Sirviendo la comida.

         - Si todas las mentiras son como esta puedes mentirme todas las veces que quieras.

         - Te quiero.

         - ¿Y la comida la has hecho tu?

         - No, eso ya no me daba tiempo, la he encargado.

Rodeados de pétalos y mucho amor disgusta la deliciosa comida. Terminan y hacen la digestión uno tumbado alado del otro.

         - Nunca había sido tan feliz en mi vida. – Dice Sergio.

         - Seguro que eso es mentira, lo feliz que debiste de ser el mes que estuviste en Sudáfrica.

         - Siempre pones el mismo ejemplo.

         - Por que es el más reciente. – Riendo.

         - Pues te equivocas, desde que te conocí mis días son muchos más felices por que te tengo junto a mí.

         - Te va a sonar raro, pero desde que mi padre murió mis días felices solo los tenía cuando jugaba el Madrid y creía que nunca más iba a poder ser feliz pero tú – mirándolo – has vuelto a llenar mi vida de alegría.

         - No se como he podido vivir todos estos años sin ti. – Abrazándola.

Alicia se quita los brazos de Sergio de encima, se tapa la boca y sale corriendo.

         - ¡Alicia! – Grita Sergio levantándose. – ¡Cariño! – Siguiéndola.

Sergio sigue a Alicia hasta el servicio, entra y la ve agachada frente al váter vomitando, se agacha junto a ella y le sujeta el pelo.

         - Toma. – Dándole una toalla.

         - Gracias. – Limpiándose la cara.

             - Tienes que ir al médico.

         - No hace falta, solo me ha sentado mal la comida.

         - Llevas unos días con mala cara y no comes bien y claro en cuanto comes sano te sienta mal.

         - Que no me pasa nada, descanso este finde y como nueva. – Saliendo del baño.

         - ¿A dónde vas? – Saliendo tras ella.

         - A cepillarme los dientes.

Alicia sube al baño de la habitación para cepillarse los dientes, mientras, Sergio, sale al jardín ha recoger el mantel. Alicia termina de cepillarse los dientes y antes de salir al jardín hace una parada en la entrada para coger su bolso, no encuentra lo que busca así que sale al jardín gritando.

         - ¿¡Sergio has tocado mi bolso!?

Nada mas salir por la puerta del jardín se ve envuelta en una lluvia de  pétalos.

         - Se te va la olla.

         - Por ti. – Abrazándola por detrás. - ¿Buscabas esto? – Sacándose un chupa chups de la boca.

         - Si. – Quitándoselo. - ¿Nos tumbamos en el sofá tranquilo? – Entrando al salón.

         - Si. – Sin dejar de abrazarla. - ¿Cómo te encuentras?

         - Bien.

         - Deberías descansar o ir al médico. – Tumbándose en el sofá.

         - Que no me pasa nada. – Tumbándose encima de él. – No le des más vueltas que solo me ha sentado mal la comida.

         - ¡Hey! – Se queja Sergio. - ¿Qué es eso que vibra?

         - Pues que va a ser, - sacándose el móvil del bolsillo de atrás, - el móvil. – Enseñándoselo. - ¿Quién? – Contesta.

         - ¡Hermanita! Adivina quien va a ir a verte.

         - ¿No iras a venir?

         - ¡Bingo!

         - ¿Y para que? – Volviéndose a tumbar encima de Sergio.

         - Para lo mismo que fuiste tú para estudiar y sacar mi carrera adelante.

         - ¿Qué carrera? – riéndose.

         - Muy graciosas. ¿Vas a ir a buscarme a la estación?

         - No puedo, estoy ocupada.

         - Pero no llego ahora llegare en un rato.

         - Y que, yo tengo planes, si me lo hubieras dicho ayer.

         - ¿Y donde me quedo?

         - Cuando yo vine me tuve que buscar la vida.

         - Anda va enróllate, ¿Qué te cuesta?

         - Te puedes quedar en mi casa por que no duermo allí.

         - ¿Y quien me abre?

         - Alguno de los chicos estará en casa si no hay nadie me llamas.

         - ¿Pero como voy a dormir en tu casa sin que estés tú?

         - Eso hay, lo tomas o lo dejas.

         - Lo tomo, lo tomo.

         - Pues ale, mañana me paso a verte. Adiós.

         - ¿Quién era? – Le pregunta Sergio.

         - Mi hermana. – Dejando el móvil en la mesa.

         - ¿Qué pasa? ¿Viene?

         - Si.

         - Que bien voy a conocer a mi cuñada.

         - Huí si mira como festejo, voy a tirar cohetes.

         - Que mala que eres.

         - Si no fuera por que te tengo junto a mi me tocaría las narices que venga.

         - No digas eso que es tú hermana.

         - Es la verdad.